Por Gioconda San-Blas
Con esperanza en un nuevo
amanecer, con rabia ante tantos abusos, asesinatos, torturas, con el pesar por tanta
hambre y miseria, con la decisión de enmendar un destino funesto, fuimos el 16J
a estampar nuestra manifestación de voluntad por un cambio, triplicando con
alegría el sí de la dignidad, de la desobediencia civil, de la rebeldía
ciudadana ante los atropellos del régimen militar-civil (más lo primero que lo
segundo) que mal gobierna.
Fue sobre todo una gesta
profundamente civil al calor de los votos, esos mismos que nos han negado en
años recientes, una fiesta sin militares, sin plan república, sin CNE. En vez
de fusiles y tonos verde militar, bolígrafo y civilidad multicolor; a cambio de
gritos de mando, banderas de la educación y la bonhomía; en lugar de un CNE
servil a la dictadura, la dignidad y garantía de varios rectores universitarios
como símbolo del discernimiento que deberemos aplicar en las tareas de
reconstrucción nacional, cuando la pesadilla acabe.
El 16J fue el día del país de
José María Vargas, Cecilio Acosta o Teresa de la Parra, y también de la patria
civil y civilista de hoy, esa misma que se hizo presente el 11J en ocasión del
centenario de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales o
días antes, el 5 de julio, en la tradicional sesión solemne de la Asamblea Nacional que
marca el día de la Independencia, sesión que este año vivió el claroscuro entre
civilidad y militarismo, al ser asediada por vándalos a sueldo del
régimen.
No es poco el contraste en
nuestra historia republicana reciente. Por un lado y bajo el mando de militares
de dudosas credenciales en las materias bajo su responsabilidad, resaltan la
barbarie destructora, las instituciones desmanteladas, la infraestructura
nacional ruinosa, tras casi 20 años de deterioro sistemático… y el derroche del
maná de dólares petroleros que cayó sobre esta tierra como nunca antes, con el
único resultado de un retroceso de 50 años en los parámetros de crecimiento
como nación.
Por el contrario, en aquella
Venezuela civil de la segunda mitad del siglo XX se construyeron grandes obras
públicas de ingeniería civil y sanitaria bajo la dirección de legendarios
personajes de amplias credenciales en los temas bajo su cuidado. Una época en
la que se creyó en el mérito como base de respaldo a instituciones
universitarias y a la fundación de un sistema científico tecnológico que nos
colocó por primera vez en el mapa de la ciencia mundial, se dio impulso al
montaje de industrias de alto vuelo, se llevaron a cabo políticas públicas en
salud y educación, hubo un desarrollo destacado de la vida cultural. Todo en
una Venezuela civil y de libertades, que sin ser perfecta, dio lo mejor de sí
en favor del progreso nacional. Todas ellas, obras venidas a menos por mano de
un régimen “militar-civil” que ha puesto en improvisadas manos castrenses el
manejo de los más delicados asuntos técnicos de la nación.
El tiempo ha llegado para la
restauración de la república civil. Y para eso fue el acto de rebelión ejercido
el pasado domingo 16J. Más que votos, fueron 7,5 millones de expresiones de
desobediencia civil, de rebeldía a cara descubierta, al amparo de la
constitución vigente, entusiastas, llenas de convencimiento ciudadano,
democrático, libre. Una jornada que ha llenado de admiración al mundo y a
nosotros mismos, una proeza cuya enorme significación política fue rápidamente
captada por invitados extranjeros y por muchísimos gobiernos y organizaciones
alrededor del mundo. Que los personeros del régimen sean ciegos al impacto
político de esta iniciativa de la Asamblea Nacional, da
una medida de su incapacidad gobernante.
Sigamos, entonces, en la ruta
trazada. Nada de hacer dibujo libre. Todos a una. Un nuevo amanecer nos espera.
TUITEANDO
Los artículos 34-2 y 83-6 de
La ley Estatuto de Función Pública (GO. 37.482; 11/7/2002) prohíben y sancionan
a los funcionarios públicos que hagan propaganda política, u ostenten
distintivos de partidos políticos, en ejercicio de sus funciones. Esas normas
están siendo violadas ostensiblemente en el Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC) desde hace algún tiempo y ahora más, con
propaganda a favor de la iniciativa anticonstitucional constituyente, y
con amenazas a trabajadores para forzar su participación en la votación del
30J. La Asociación de Investigadores del IVIC ha protestado públicamente esas
acciones que vulneran el carácter académico de la institución y violan la ley.
20-07-17
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