José Luis Farías 20 de julio de 2017
@fariasjoseluis
Corto
y Picante:
La
realización de una encuesta por Twitter con la pregunta: “Está ud de acuerdo
con estos autotrancazos no ordenados por la MUD de los que Maduro ni se
entera?” y las respuestas “Sí, No, No sabe”, me hizo acreedor de una andanada
de insultos: traidor, vendido, colaboracionista, enviado de Rosales, amigo de
Falcón, cobarde, político de mierda, sinverguenza, maldito payaso, hijo de p.,
MMG, chavista, jalabola, ignorante, etc. Se dieron banquete.
La
agresiva fauna fue variopinta, desde los que se sintieron ofendidos por sentir
que insultaba su inteligencia por el sesgo, pasando por quienes se sentían con
derecho a hacerlo por ser arrechos hasta quienes perrunamente lo hicieron
cumpliendo órdenes de sus amos. Casi sin excepción, todos con el rasgo
distintivo de la intolerancia muy semejante al madurismo que dicen combatir. Y
claro está, seguros no sólo de ser dueños de la razón si no de que con su
irracional acción estaban jodiendo a Maduro y su pandilla y beneficiando a los
vecinos y pequeños comerciantes del este de Caracas.
Pero
no todo fue insultos. También hubo más de seis mil votos, de los cuales 3 de
cada 4 manifestaron estar de acuerdo con ese terrible ejercicio de auto
flagelación que son los autotrancazos, “dizque espontáneos”, y solo 1 en
contra. Resultado que fue tomado por los defensores de los autotrancazos como
la gran fuente de legitimidad de su disociada acción y a los que habría que
meterle bien la lupa para determinar cuántos de esos votos respondían a la
voluntad de la gente o a la de los “laboratorios” de redes.
Por
supuesto, no faltó quien me dijo: las “masas” han rebasado a la dirigencia y ha
llegado la hora de seguir al pueblo, o que la opinión de esa turba ofensiva
sería su expresión más esclarecida. Y estarían dispuestas a joder a quien se
atravesara en su camino, tanto al gobierno como a la MUD si ésta no se ajustaba
a su voluntad.
Un
resultado nada sorprendente y que confirma como la anarquía viene tomando
cuerpo en el seno de los depauperados sectores medios de la población, cuya
muestra constituye la casi la totalidad de quienes votaron y opinaron en y
sobre la encuesta, estimulados por pseudodirigentes aún más desesperados.
Aunque
también confirma esa manía de desperdiciar el capital político y desaprovechar
las oportunidades tampoco para nada curada en un amplio sector de esa
población. Si bien es cierto, que los trancazos son un recurso en la lucha de
calle no es menos cierto que su uso, como el de cualquier otro instrumento de
lucha, no puede ser irracional ni sujeto al plan o capricho de cualquier rambo
piloto de helicóptero, o de su insatisfecho mandante (s) más preocupado de su
futuro político personal que del futuro de la nación.
De
modo que volver a privilegiar la calle anarquizada sin objetivo político claro
en desmedro de la calle organizada que puso el domingo 16 de julio más 7,6
millones de ciudadanos y nos confirió un enorme triunfo político resonante en
todo el mundo no parece ser lo racional. En vez de amanecer esta semana
cacareando el éxito cívico alcanzado, hemos cedido a la tentación de
autotrancazos que no aportan nada, absolutamente nada, para extraer el mayor
provecho político de la memorable y maravillosa gesta cívica de ese histórico
día.
@fariasjoseluis
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