Por Piero Trepiccione
Parece un contrasentido,
pero no lo es. En Venezuela lo hemos evidenciado en los últimos
tiempos en diversas oportunidades. Son los mismos errores cometidos con una
recurrencia bestial, tal como lo señalaba aquel serial de televisión española
de los setenta con aquella frase lapidaria: “el hombre, es el único animal que
tropieza dos veces con la misma piedra”. Y valga que nuestros líderes de la plataforma
opositora no se cansan de “tropezar” con la misma piedra sin que por ello,
medie un escarmiento para cambiar conductas y estrategias.
Ahora el tema central de
debate en la agenda opositora (que cada vez la aleja más del sentir real de la
gente) es si votaste o no. Unos disparan contra los que participaron y
luego denunciaron fraude. Es increíble las cosas que se ven a diario
en redes sociales profiriendo insultos. Y, por otro lado, están
quienes votaron y aseguran que la culpa es de los abstencionistas. Los epítetos
más reduccionistas y agresivos van dirigidos a ese importante número de
venezolanos que decidió no participar en la jornada del 20 de mayo. Y sobre
esto, tristemente, se ha centrado el debate de los últimos días. Inclusive, el
volumen de ruido es tal, que ya ni siquiera figura la debilidad en la cual ha
quedado el gobierno de Maduro luego de recibir menos de un tercio de
apoyo total del país.
Pero, es una ecuación simple
y, a la vez, inexplicable. Cuando el gobierno se debilita frente a la comunidad
internacional y a la opinión pública venezolana, la oposición
estalla en mil pedazos. Ya lo vivimos en 2015 con la más estruendosa derrota
electoral sufrida por el gobierno. Cada sector de la oposición se imaginó que
el mandado estaba hecho y se engolosinó con su propia hoja de ruta particular
ignorando la necesidad de colectivizar la estrategia política. Las
consecuencias las hemos visto en vivo y directo. Una Asamblea
Nacional “ninguneada” y humillada por los Poderes Ejecutivo y
Judicial y una oposición absolutamente desarticulada y desconectada del
setenta y cinco por ciento de la población descontenta con el gobierno
nacional.
Hoy la historia se repite
tanto que me hace recordar una frase estelar de la política italiana
contemporánea pronunciada por el ex premier Romano Prodi en 2006
dirigida a sus ministros recién configurado el gabinete “meno parole piú
fatti”. Los ministros recién nombrados a través de una nueva coalición de
gobierno se desbocaron en declaraciones a los medios de comunicación “luciéndose”
y mostrando incontinencia verbal a raudales. Por eso un Prodi enfurecido les
dijo: “menos palabras, más hechos”. Fue tanta la verborrea desplegada por los
ministros que ese gobierno duró poco por la insatisfacción generalizada que
generó en la sociedad italiana de entonces.
Hoy vemos un gobierno más
débil y acorralado que nunca y lamentablemente, a unos líderes discutir sobre
temas que a nadie interesan. Creo que una semana de silencio y reflexión,
alejados de cámaras y micrófonos les hace mucha falta a
nuestros líderes para que mediten, analicen, estudien un horizonte
común y se reconecten con el sentimiento generalizado de la población. El
momento-cumbre del país se lo está pidiendo a gritos…
26-05-18
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