Fernando Camino Peñalver 27 de mayo de 2018
@fernandocaminop
Hace
unos años evaluando el comportamiento del régimen, se aseguraba que el proceso
chavista iba en la misma dirección del régimen cubano. Sin embargo, no se pensó
en ese momento que el madurismo superaría la capacidad destructiva del
castrismo, sobre todo en el sector de la distribución de alimentos a la
población más vulnerable.
Hemos
venido denunciando como el régimen ha intervenido sistemáticamente en cada uno
de los componentes de los circuitos de los sectores agroalimentarios. En el
caso de la cadena de distribución de alimentos, el impacto ha sido devastador
para la población de menores ingresos, pasamos del manejo del gobierno de una
parte de la infraestructura de la distribución de alimentos, a la cartilla de
racionamiento electrónica sistematizada en el carnet de la patria.
En
1962 el régimen cubano implementó lo que oficialmente denominó la libreta de
abastecimiento y que la población bautizo como la cartilla de racionamiento. La
libreta fue la respuesta desesperada de la dictadura ante la destrucción de su
producción nacional y la negativa de la Unión Soviética a financiar el cien por
ciento del noventa por ciento, de su requerimiento de importación de alimentos.
En
abril de 2016 el régimen anunció el “arranque” de los Clap, según ellos “para enfrentar
los embates de la guerra económica, el acaparamiento y la especulación en los
precios”. Lo cierto es que este mecanismo de distribución surge como
alternativa desesperada del gobierno, ante el desplome de toda la
infraestructura de distribución de alimentos montada para intentar sustituir a
la red privada de abastecimiento. Al igual que en Cuba, esta cartilla de
racionamiento electrónica, fundamentalmente le ha servido como el más efectivo
mecanismo represivo y totalitario para mantener como rehenes del hambre a buena
parte de nuestra población.
La
diferencia entre la cartilla de racionamiento y el carnet de la patria, es que
los alimentos racionados por la cartilla, los puede obtener toda la población
en abastos y bodegas y están disponibles oportunamente cuando lo requiera el
consumidor. Las cajas del Clap son suministradas sin periodicidad por
comisariatos políticos del Psuv, disfrazados de concejos comunales y no
garantizan una alimentación balanceada. En este caso el alumno superó al
maestro utilizando la tecnología con fines perversos, como aquel villano,
personaje del comic Superman llamado Lex Luthor.
Si
comparamos las cifras negativas de ambos regímenes, tomando en consideración
sus periodos más graves: En Cuba el llamado “periodo especial” que duró desde
1989 hasta 1999, cuando el régimen chavista los auxilió y sacó a flote su
maltrecha economía. Y en nuestro país, a partir de 2012 hasta el día de hoy, no
es únicamente en la distribución de alimentos donde el alumno ha superado al
maestro.
Cuba
en los diez años del “periodo especial” tuvo una caída de su producción interna
de un 50% y nuestro país en los tres años comprendidos entre 2014 y 2017 la
economía se contrajo en más de un 40% de su PIB. En nuestro país el poder de
compra del ingreso mínimo integral cayó 90%, solamente durante diciembre de
2017 tuvo una disminución de 50%. En Cuba llegó a caer un 80% durante todo el
periodo especial.
La
tasa de cambio en Cuba se devaluó en el mercado informal de cinco pesos a 150
pesos por dólar. En nuestro país el desmesurado crecimiento del dólar paralelo
se cotiza en torno a un millón de bolívares, cuando en 2013 a inicios de año,
el cambio era de 18,7 bolívares por dólar. En Cuba la mayor tasa anual de
inflación fue de 200% y aquí la inflación cerró 2017 en 2.736% y según la firma
Ecoanalítica hasta el 11 de mayo de este año la inflación acumulada fue 1.661%,
se estima que de continuar el régimen este año supere el diez mil por ciento.
Ya lo
hemos dicho en este medio, la crisis humanitaria que padecemos, que padece Cuba
y que afortunadamente se pudo evitar en Chile, no es la consecuencia de un
desastre natural ni mucho menos producida por una confrontación bélica, es el
resultado de la aplicación de un modelo político instalado para perpetuarse en
el poder, donde no exista la separación de poderes y donde la producción
privada es un estorbo, porque no permite el control de la población mediante la
manipulación del consumo de bienes y servicios. Pero los venezolanos saldremos
de esta tragedia a fuerza de talento, trabajo y fortaleza cuando, en un futuro
muy cercano, restablezcamos nuestra democracia.
Fernando
Camino Peñalver
@fernandocaminop
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