Julio César Arreaza B 27 de mayo de 2018
El
veredicto del que manda por antonomasia a una nación, por encima de los poderes
públicos ilegítimos e inclusive sobre los legítimos, hablamos del poder
originario: el propio pueblo venezolano, se pronunció contra la farsa haciendo
gala de su conciencia democrática histórica, con una rotunda y masiva
abstención el domingo pasado, en que las mesas electorales desplegadas por el
fraudulento CNE, quedaron vacías y desoladas a la vista de todo el mundo. La
gente repudió la farsa electoral ordenada por la fraudulenta ANC cubana, que a
su vez fuera desconocida en la consulta plebiscitaria singular del 16-7.
El
cerco internacional tiene asfixiado al régimen y lo tiene loco, porque saben
los capitostes que el mundo no los recibe para que vayan a disfrutar los
dineros públicos robados a costa del hambre y la salud de las mayorías y por
eso se aferran en permanecer en el poder como una vulgar satrapía.
En este
caso la abstención masiva del electorado se traduce, entiende y significa un
acto de desconocimiento, de desobediencia cívica.
El
veredicto fue claro y rotundo: el régimen tiene que terminar cuanto antes.
Todos
los elementos del régimen forajido que devino en Estado fallido están
putrefactos, el TSJ express del moreno Maikel, quedó anulado por la legítima AN
y por rompimiento del orden constitucional señalado por la Fiscal General
titular. Qué decir de un ente electoral desacreditado por tramposo consuetudinario,
secuestrado por el chavismo. Estos poderes públicos delincuentes se han formado
en total desapego con las prístinas normas procedimentales que establece la
Constitución.
Hemos
dicho que Maduro perdió la legitimidad de origen alcanzada en las elecciones
cuestionadas de 2013, con la consumación del fraude del 20-5. Ya dejó de ser
presidente, no hay que esperar hasta el vencimiento del período en enero del
2019; concluimos que a partir de este nuevo rompimiento del orden
constitucional dejó de ser presidente y los países democráticos no lo
reconocen. La persona con mas rechazo, que no puede caminar por ningún rincón
de Venezuela, no se le ocurrió otra cosa que montar manu militari el parapeto
de la ANC y luego montar unas elecciones sin garantías, a destiempo y corriendo
solo. Eso agrava su condición anterior de procesado penal por la la comisión de
delitos de corrupción.
Lo que
debe tener claro la oposición es que el régimen no ha cesado de violar
sistemáticamente el orden constitucional como hemos narrado. Necesitamos con
urgencia una dirección política coherente y con imaginación.
Distinguimos
entre ser radical y ser un ciudadano apegado a la Constitución , a los
principios y valores. Tenemos que deslastrarnos de los políticos corchos que
flotan en cualquier pantano. Queremos ver fuera a Falcón y a sus corifeos de la
ignominia.
¡Libertad
para los presos políticos y regreso a los exiliados!
Julio
César Arreaza B.
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