Por Froilán Barrios
Maduro, al inicio de su
mandato en 2013, prometió que la clase obrera iría al paraíso; al cabo de cinco
años los trabajadores venezolanos podrán sacar sus conclusiones, si es
infierno, purgatorio o el mentado paraíso lo que están sufriendo hoy, cuando ya
imaginamos lo que se viene luego de autorregalarse seis años más hasta 2025,
luego del gigantesco fraude electoral promovido desde el CNE el domingo
20/05/2018.
El último dato significativo
de exterminio de empresas y puestos de trabajo lo destacan los medios
nacionales e internacionales al informar que una nueva corporación cierra sus
puertas en Venezuela después de más de 50 años en el país: la estadounidense
Kellogg’s anunció el cese de sus operaciones debido al deterioro económico y
social que enfrenta la nación suramericana.
La empresa, con sus marcas
emblemáticas: Corn Flakes, Zucaritas y Special K, se despide del país y deja a
los venezolanos cada vez con menos opciones para adquirir cereales. La decisión
empresarial determinó la suspensión de la distribución y comercialización de
todos sus productos en territorio nacional.
Los 500 trabajadores de la
planta, objeto de especial preocupación para el “presidente obrero”, han
quedado desempleados en un país con la inflación más alta del mundo, los
salarios más bajos de la región y una escasez de alimentos y medicamentos única
en su historia. La respuesta que han tenido ha sido la estafa laboral
gubernamental con el anuncio de que la empresa Alimentos Kellogg’s fue
entregada a los trabajadores luego de que producto de la “guerra de las
transnacionales” los dueños cerraran sus puertas, anunciaran el cese de
operaciones en Venezuela y depositaran las prestaciones, ya que la empresa
seguirá produciendo en manos de la clase obrera.
Este criminal modus operandi
gubernamental ha sido el epílogo de miles de empresas expropiadas, se anuncia
en boom publicitario la expropiación, luego se nombra una junta directiva a la
que incorporan una representación de los trabajadores, a la que asignan
millardos en créditos del Ministerio de Industrias, por cierto sin retorno, al
extraviarse en el camino, y al final en poco tiempo la empresa quebrada y los
trabajadores estafados y sin prestaciones.
Para muestra hay un rosario,
la textilera Invetex en Tinaquillo, Agropatria antigua Agroisleña hoy en la
ruina, Inveval, Rualca en Valencia, 70 empresas petroleras de servicios en la
Costa Oriental del Lago, decenas de fundos agrícolas a escala nacional, la
mayoría expropiadas sin indemnización, siendo Sidor el caso emblemático al ser
expropiada e indemnizada y hoy produce 15% de los 4 millones de toneladas de
acero que lograba en 2007.
En fin, estos son solo
algunos ejemplos de la política de expropiaciones que ha determinado que solo
queden 140.000 empresas de las 650.000 que tenía el país hace 20 años; lo que
significa que con la llegada de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, cerraron unas
510.000 compañías y la pérdida de 3.500.000 empleos, determinando que hoy la
Kellogg’s se une al cuadro dantesco observable en las otrora 70 zonas industriales
del país, hoy reducidas a cementerios irrecuperables.
30-05-18
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