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sábado, 26 de mayo de 2018

¡Gracias, Francisco Rodríguez! (o cómo educar a los políticos) por @cgomezavila


Por Carolina Gómez-Ávila


El jueves pasado Francisco Rodríguez, autor de la propuesta económica de Henri Falcón en la campaña que concluyó el domingo pasado, hizo una declaración en tres tuits al hilo que celebré públicamente. Las traigo para promover algunas reflexiones desde mi aspiración ciudadana a tener mejores políticos.

“Aquellos que apoyamos la candidatura presidencial de Henri Falcón debemos asumir ante el país la responsabilidad por no haber logrado nuestro objetivo. No debemos buscar otros culpables de nuestra derrota, ni entre los que nos adversaron ni entre los que no nos acompañaron”.

Hastiada de politicastros que ante la derrota hilvanan un discurso para convertir su desacierto en el descrédito de otros, me entusiasmo cuando alguno invoca un valor y hace lo correcto a partir de él. Eso inspirará al resto.

Responsabilizarse, hacerse cargo o asumir las consecuencias de los propios actos es uno de los muchos valores que el chavismo borró de la esfera pública. Con frecuencia lamentamos esto porque sabemos que cuando se eleva el nivel del debate político se eleva la moral y la cohesión de la nación

Además, me resulta interesante la autoestima de Rodríguez. Ante el revés renuncia a culpar a otros. Me parece que este es un hombre que sabe que victimizarse es ceder el control. Por lo que ha dicho, presumo que continuará trabajando para conseguir sus metas sin esperar que otros le ayuden. Diría que confía en sí mismo, que no tiene miedo de revisar sus errores, corregirlos y perseverar. De esta clase de hombres sale el que termina por lograrlo.

El panegírico tiene otro objetivo: que sus colegas noten que el correcto proceder da rédito para que cedan en el ruin afán de no aceptar sus faltas y encuentren utilidad al honorable gesto de pedir perdón cuando corresponde.


“No logramos convencer a suficientes venezolanos de nuestro postulado básico: que una avalancha de votos podía vencer todas las trampas del gobierno. La reflexión y autocrítica son necesarias para entender por qué se nos hizo tan difícil transmitir convincentemente ese mensaje”.

Para ese debate habría que admitir que votar no basta. La avalancha no es suficiente si no se cuenta con maquinaria y si no se adelanta una campaña para educar en la defensa del propio voto. En esa discusión deberán ventilar las consecuencias de sonsacar cuadros a las otras toldas y de publicar que tenían los testigos que no tenían, para llegar al meollo: “Solo, nadie puede”.  

Especialmente si el candidato produce dudas y sospechas por no avalar con algún tipo de garantías sus ofertas, que requerían muestras de respeto a la institucionalidad.

Sugeriría que, tras un receso, inventariaran el uso del racismo y resentimiento social en su discurso. Discutan si será que ya no se deja colar como hace 20 años porque el pueblo hambriento y enfermo podría haber dejado el deseo de revancha para después de haber hecho la digestión. O quizás -este es mi deseo- ya estemos todos de acuerdo en execrar esa forma inaceptable de violencia.

Los desaciertos de su equipo de opinión no fueron pocos y, sobre las encuestas, quizás Rodríguez sea el hombre que se atreva a proponer que se cumplan los estándares internacionales que obligan a publicar quién contrató el sondeo. Un debate sobre el retiro de los encuestadores como formadores de opinión pública, no vendría mal. Conversen sobre si falso dilema entre votar y “la nada” les granjeó apoyos o más bien radicalizó el rechazo. Igual sobre pasar de adular a increpar a Capriles, para que se les sumara. Valdría la pena hablar sobre si la falta de reconocimiento al resto de los partidos, tuvo un costo.

Quizás la propuesta de dolarizar haya sido una combinación de desacierto y populismo. A la población más depauperada puedo parecerle un tema abstracto y complicado y puede que el resto no la haya aceptado porque entendió que ganar en dólares era el postre de un menú el que la sopa no les iba a gustar, el guiso estaba crudo, la guarnición era de yuca amarga y la ensalada estaba contaminada. En estas circunstancias es natural desconfiar de un economista que no hable de severas políticas fiscales y cifre su oferta en un solo aspecto macroeconómico.

Puede que convenga interiorizar que en tiempos de internet no se puede construir un discurso -y mucho menos, un liderazgo- desde afirmaciones superficiales y contando con la ayuda del olvido. En las redes sociales es importante saber enfrentar la perversión del anonimato y la ausencia de la democrática condición de “una persona, una cuenta”.  Un manual de buenas prácticas cerrará la puerta a la antipolítica que se solaza en sus metidas de pata.

“A los que promovieron la no participación el #20M: Ojalá terminen teniendo la razón. Ojalá la deslegitimación de este proceso genere el punto de quiebre necesario para una transición a la democracia. No quiero pensar en lo que puede ser de nuestro país si se han equivocado.”

Que se muestre comprometido con las consignas indica que se puede seguir haciendo política sin dejar de hacer lo correcto. Además, al no dar por muertas las emociones con que acompañaron la campaña, Rodríguez podrá afianzarse entre los suyos para liderar la revisión interna. Ojalá que la bancada le acompañe. Ojalá que el tono pasivo-agresivo se canalice en favor de un retorno a la coalición opositora. No quiero pensar en lo que pueda ser de esos dirigentes si persisten en sus miserias.

Con esta declaración creo que Francisco Rodríguez ha entrado, finalmente, a la lucha por un liderazgo político. Lo ha hecho mostrando más hidalguía que Eduardo Fernández, más visión que Claudio Fermín y más compromiso con las propuestas de campaña que Henri Falcón.

Aunque lo adverse puedo diferenciar entre una propuesta mala y una mala práctica. Y esta declaración ha sido una muy buena práctica que apoyo para educar a nuestros políticos. Se lo agradezco.

26-05-18

http://talcualdigital.com/index.php/2018/05/26/gracias-francisco-rodriguez-o-como-educar-a-los-politicos-por-carolina-gomez-avila/


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