Por Arnaldo Esté
En las condiciones de esta
crisis general, la derrota no es una simple cuestión de números. El proceso
habido tiene una particular profundidad y especificidad, con niveles éticos y
grandes repercusiones históricas. Un paso muy importante hacia la construcción.
Más allá de las dolorosas manifestaciones económicas de la crisis, el hambre y
la mengua, la incertidumbre permeó con una densidad que podría cortarse.
Se ha producido una
convergencia con muy breve convocatoria y muy austeros recursos. Una
convergencia que ya se había manifestado el 16 de julio y que revela gran
vocación para una democracia profunda.
Es apenas un comienzo que
tendrá inmediatamente una grave agresión consiguiente al fraude ya cantado y a
las pérdidas de poder y dineros. Una convergencia muy aleccionadora para los
políticos soberbios.
Se vive en un grave desorden
que forma parte de esa crisis, lo que muchos llaman gobernabilidad. Nada
pareciera estar en su puesto. Una condición de destrucción que pareciera ser
cuidadosamente planificada. Una cínica eficiencia destructiva.
Esa construcción comenzará con
la conciencia social de la propia capacidad. No es una consecuencia de un líder
milagroso ni de unas organizaciones establecidas y resueltas, con proposiciones
elaboradas. Nos daremos cuenta del poder de una democracia que habrá de
profundizarse en su ejercicio y que comenzará a realizarse con un gobierno de
transición que tendrá que recoger el destrozo. Difícil, muy difícil tarea con
aún poderosos adversarios ya conocidos por sus pocos escrúpulos.
Se cometerán muchos errores y
se tendrá que aprender a corregir sobre la marcha y pronto se sabrá que no es
solo cosa de conseguir préstamos y apoyos, que seguramente vendrán. La misma
derrota será un gran atractor para inversiones y aventuras y será muy necesaria
la discusión y el trabajo para lograr esa recuperación ética que abone la
búsqueda y elaboración progresiva de un gran proyecto, que habrá de entenderlo,
también como un proceso, mucho más que un paquete de papeles y medidas.
Esto lo escribo el jueves en
la noche, atravesado por noticias inciertas que ya auguraba en escritos
anteriores en los que llamaba a votar, y saldrá el sábado cuando ya no resulte
tan madrugador y anterior al domingo en la noche cuando se deshojarán las
margaritas del fraude ya pensado. Grave peligro que podría traer violencia y
dolor.
19-05-18
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