Por Edward Rodríguez
Cuando el mundo va camino a
frenar una guerra nuclear, por las reiteradas y pintorescas amenazas del
líder norcoreano Kim Jong un, y que posiblemente, lleguen a su final este
de 12 junio cuando se reúna con el presidente de la otra potencia
mundial, Donald Trump; en Venezuela estamos nadando contra
corriente.
Antes, no hace mucho tiempo
tampoco, cuando vivía Hugo Chávez era promotor de
cuanta cumbre se le ocurría, y en un abrir y cerrar de ojos contaba:
“un, dos, tres, pollito inglés”, y se hacía la cumbre; pero ahora parece que la
orden es distinta. Que Nicolás Maduro haya decidido sacar a Venezuela
de la Organización de Estados Americanos (OEA), es un hecho; así lo
reiteró este lunes 4 de junio el canciller de la República, Jorge
Arreaza, que por cierto, sus declaraciones y pataletas fueron bastante
reseñadas.
En un tono light y sereno,
lanzó esa bombita del preaviso y luego su jefe Nicolás anunció que decretaría
“día festivo” cuando Venezuela ya no esté en la OEA; pero para eso, va a
tener que seguir esperando por lo menos un año más, porque esos trámites se
tardan dos años. Capaz y se queda con las ganas.
Lo que ocurrió este 4 de
junio en la asamblea general de la OEA quedará en el recuerdo por el triste
papel de un aprendiz de canciller (Arreaza), y por la diplomática e impecable
confrontación que le hizo el canciller chileno Roberto Ampuero, quien comparó
al ex yerno de Chávez, con “una pared con la que no se puede dialogar”, además,
lo señaló como parte de los responsables de llevar a Venezuela a un “callejón
sin salida”, y remató dejando al aire la reflexión: “¿Si así nos trata a
nosotros, cómo tratará a su pueblo?”
Sin duda, Jorge Arreaza llevó lo suyo en la sesión 48 de la Asamblea General de la OEA.
Recuerdo a Arreaza en el
programa de entrevistas que conducía por VTV, en el que solo llevaban invitados
afectos al régimen por la línea editorial de ese medio y de pronto del mismo
entrevistador, parecía muy ponderado, o sea, se mostraba como pez en el agua.
Al dejar la TV, asumió cargos en el ministerio de Ciencia y Tecnología, se casó con una hija de Chávez, y hasta fue Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela durante tres años y bajo el primer mandato de Nicolás, hasta que en el 2017 lo nombraron canciller.
Este triste célebre
canciller venezolano pasará a la historia por el preaviso de la salida de
Venezuela de la OEA, si es que antes no la suspenden los países miembros tal
como se discute en estos momentos en el que escribo este artículo; y por las
pataletas dadas en la 48 Asamblea General del organismo.
Hoy más aislados que nunca,
hoy más desprotegidos y navegando más solos en las aguas internacionales, cada
nación con sus propios conflictos y problemas.
Quizá Arreaza piense que si
a Cuba no le hizo falta estar en la OEA ¿por qué a nosotros nos va hacer falta?
A veces las bombas no suenan ni se sienten hasta que caen, por eso es mejor un
mundo desnuclearizado en ideología también.
Hay que desnuclearizar a Arreaza.
05-06-18
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