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martes, 19 de junio de 2018

Mapeando la oposición (Y 2), por @Ismael_Perez




Ismael Pérez Vigil 18 de junio de 2018
@Ismael_Perez

La semana pasada iniciamos este “mapa” con los planteamientos de la MUD y el Frente Amplio. Para nuestro análisis hemos prescindido de filosofías e ideologías y nos hemos concentrado en estrategias electorales, que parece ser la amalgama que mantiene unidos a algunos sectores, después del turbulento 20M, de cuyos resultados parece que aún no nos hemos repuesto. Veamos ahora la posición de los que participaron y la de los ─que además de la MUD─ se abstuvieron.

Los llamados Participacionistas del 20M, se nuclearon en torno a la candidatura de Henry Falcón y ahora pretenden construir una “nueva oposición”. Están conformados por unas diez pequeñas agrupaciones, donde destacan el partido del propio Falcón: Avanzada Progresista, el MAS, un sector de Copei y Bandera Roja. Este grupo obtuvo ─siempre según el CNE─ casi dos millones de votos, lo que da a su candidato un piso suficiente para mantener una posición negociadora en la oposición, con el denominado Frente Amplio.

Esa opción, aunque no quiera ser reconocido por parte de algunos analistas, se vio algo fortalecida por la posición de su candidato de desconocer los resultados electorales y el proceso electoral, e intentar una demanda de nulidad del mismo ante el TSJ; jugada inteligente, aunque se sabía que el TSJ ni siquiera la admitiría, como en efecto ocurrió, a pesar de que el caso y los argumentos son idénticos al recurso en contra de los diputados de Amazonas, excepto que la demanda Falcon no solicitó medidas cautelares que suspendieran el efecto del proceso, por lo que resulto más fácil desechar el recurso introducido. Por el momento este grupo no presenta ninguna otra estrategia política, como no sea una difusa declaración sobre reconstruir la oposición en torno a su opción.

Nos queda por analizar a los “abstencionistas”, a quienes no podemos obviar en esta clasificación de sectores opositores y entre los cuales se pueden identificar tres grandes grupos:

Los “indiferentes”, que siempre han representado entre un 20% y un 30% del llamado padrón electoral. Simplemente no participan, no votan, no obedecen a un determinado liderazgo u objetivo específico, pero en momentos, cuando se deciden a votar, han decidido los resultados electorales. Irónicamente, siempre son estratégicamente importantes.

Los que "no pueden votar", por haberse ido al exterior y en buena parte verse impedidos por el CNE de registrarse o cambiar de residencia para ejercer su derecho constitucional de votar. Pueden representar entre un 10% y un 15% de electores de oposición, un número de importancia, que puede decidir una elección.

Los “radicales” o “abstencionarios” ─como a ellos les gusta llamarse─ que son varios, en diferentes agrupaciones o partidos, más o menos radicales en sus planteamientos, siendo los más conocidos e influyentes los que se agrupan en Soy Venezuela, conformada por algunos partidos, como Vente Venezuela y Alianza Bravo Pueblo, que tienen además una posición estratégica centrada en solicitar la dimisión incondicional de Nicolás Maduro ─a diferencia de la renuncia negociada que plantea el Padre Luis Ugalde─ y en otros puntos que se pueden resumir de la siguiente manera:

Presión ciudadana, exigiendo las condiciones mínimas para unos comicios verdaderamente transparentes, comicios donde los ciudadanos elijan de verdad.

Convocar un proceso de desobediencia cívica, pacífico, en el cual los ciudadanos desconozcan las órdenes ilegítimas de un régimen que ha violentado una y otra vez los principios democráticos.

Impulsar el cambio, generando acciones que permitan la instauración, junto a la ciudadanía, de un gobierno de transición.

Algunos sectores, los más radicales de este “abstencionismo”, no descartan, incluso alienta una intervención militar interna o internacional, para resolver la crisis.

Estamos en un punto en que las ideologías no tienen ninguna importancia en comparación con la importancia que tiene la forma en que se va salir de la dictadura; por eso —al menos políticamente hablando— las posiciones, los partidos, las alianzas, no se agrupan en torno a conceptos como socialismo, social democracia, democracia cristiana, liberalismo, etc.  sino en torno a la vía práctica para rescatar la democracia y restituir el estado de derecho, y por eso conceptos como vía electoral, vía pacífica, institucional, renuncia, violencia, revuelta popular, golpe militar, intervención extranjera o cualquier otra vía, adquieren mucha más importancia y relevancia y son el centro de la discusión.

En síntesis, el tema electoral parece ser el único tema sobre el cual se definen posiciones, y frente a él nos encontramos con dos planteamientos: quienes creen en la vía electoral y quienes la descartan o la relegan a un lejano último plano y apelan a la renuncia del presidente, la insurrección popular o una intervención militar interna o internacional. Entre quienes creen en la vía electoral los hay dispuestos a participar en ella bajo cualquier circunstancia y quienes creen en la vía electoral, pero rechazan acudir a elecciones sin las pre condiciones sine qua non y garantías suficientes.

De los dos, el sector más numeroso pareciera ser los que creen en la vía electoral, tanto los que no exigen mayores condiciones o los que exigen condiciones y garantías para participar. Cabría, para este segundo grupo, formular algunas preguntas: ¿Quién garantiza esas condiciones? ¿Presionando al mismo CNE o uno parecido en el cual no se confía? ¿La Comunidad Internacional? ¿Cómo? ¿O será el mismo pueblo quien participando masivamente se garantiza esas condiciones? Pero igualmente, ¿Cómo?

Además, para algunas de las “condiciones” que se solicitan es evidentemente necesario un cambio previo de régimen, ¿Cómo se logra eso? Volvemos a la vieja pregunta del huevo y la gallina. No hay una respuesta fácil, pero para recuperar la confianza perdida en el voto y deshacer el hartazgo en el cual está sumido el país y que claramente se viene expresando con falta de participación desde las elecciones de gobernadores, es imprescindible dar respuesta a estas preguntas.

En fin, como ya señaláramos, este es el variopinto panorama en el cual se debe buscar una unidad que nos permita salir de esta oprobiosa dictadura. Reitero una vez más, ¡No es una tarea fácil y vamos en caída libre!

Ismael Pérez Vigil
@Ismael_Perez

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