Ismael Pérez Vigil 18 de junio de 2018
@Ismael_Perez
La
semana pasada iniciamos este “mapa” con los planteamientos de la MUD y el
Frente Amplio. Para nuestro análisis hemos prescindido de filosofías e
ideologías y nos hemos concentrado en estrategias electorales, que parece ser
la amalgama que mantiene unidos a algunos sectores, después del turbulento 20M,
de cuyos resultados parece que aún no nos hemos repuesto. Veamos ahora la
posición de los que participaron y la de los ─que además de la MUD─ se
abstuvieron.
Los
llamados Participacionistas del 20M, se nuclearon en torno a la candidatura de
Henry Falcón y ahora pretenden construir una “nueva oposición”. Están
conformados por unas diez pequeñas agrupaciones, donde destacan el partido del
propio Falcón: Avanzada Progresista, el MAS, un sector de Copei y Bandera Roja.
Este grupo obtuvo ─siempre según el CNE─ casi dos millones de votos, lo que da
a su candidato un piso suficiente para mantener una posición negociadora en la
oposición, con el denominado Frente Amplio.
Esa
opción, aunque no quiera ser reconocido por parte de algunos analistas, se vio
algo fortalecida por la posición de su candidato de desconocer los resultados
electorales y el proceso electoral, e intentar una demanda de nulidad del mismo
ante el TSJ; jugada inteligente, aunque se sabía que el TSJ ni siquiera la
admitiría, como en efecto ocurrió, a pesar de que el caso y los argumentos son
idénticos al recurso en contra de los diputados de Amazonas, excepto que la
demanda Falcon no solicitó medidas cautelares que suspendieran el efecto del
proceso, por lo que resulto más fácil desechar el recurso introducido. Por el
momento este grupo no presenta ninguna otra estrategia política, como no sea
una difusa declaración sobre reconstruir la oposición en torno a su opción.
Nos
queda por analizar a los “abstencionistas”, a quienes no podemos obviar en esta
clasificación de sectores opositores y entre los cuales se pueden identificar
tres grandes grupos:
Los
“indiferentes”, que siempre han representado entre un 20% y un 30% del llamado
padrón electoral. Simplemente no participan, no votan, no obedecen a un
determinado liderazgo u objetivo específico, pero en momentos, cuando se
deciden a votar, han decidido los resultados electorales. Irónicamente, siempre
son estratégicamente importantes.
Los
que "no pueden votar", por haberse ido al exterior y en buena parte
verse impedidos por el CNE de registrarse o cambiar de residencia para ejercer
su derecho constitucional de votar. Pueden representar entre un 10% y un 15% de
electores de oposición, un número de importancia, que puede decidir una
elección.
Los
“radicales” o “abstencionarios” ─como a ellos les gusta llamarse─ que son
varios, en diferentes agrupaciones o partidos, más o menos radicales en sus
planteamientos, siendo los más conocidos e influyentes los que se agrupan en
Soy Venezuela, conformada por algunos partidos, como Vente Venezuela y Alianza
Bravo Pueblo, que tienen además una posición estratégica centrada en solicitar
la dimisión incondicional de Nicolás Maduro ─a diferencia de la renuncia
negociada que plantea el Padre Luis Ugalde─ y en otros puntos que se pueden
resumir de la siguiente manera:
Presión
ciudadana, exigiendo las condiciones mínimas para unos comicios verdaderamente
transparentes, comicios donde los ciudadanos elijan de verdad.
Convocar
un proceso de desobediencia cívica, pacífico, en el cual los ciudadanos
desconozcan las órdenes ilegítimas de un régimen que ha violentado una y otra
vez los principios democráticos.
Impulsar
el cambio, generando acciones que permitan la instauración, junto a la
ciudadanía, de un gobierno de transición.
Algunos
sectores, los más radicales de este “abstencionismo”, no descartan, incluso
alienta una intervención militar interna o internacional, para resolver la crisis.
Estamos
en un punto en que las ideologías no tienen ninguna importancia en comparación
con la importancia que tiene la forma en que se va salir de la dictadura; por
eso —al menos políticamente hablando— las posiciones, los partidos, las
alianzas, no se agrupan en torno a conceptos como socialismo, social
democracia, democracia cristiana, liberalismo, etc. sino en torno a la vía práctica para rescatar
la democracia y restituir el estado de derecho, y por eso conceptos como vía
electoral, vía pacífica, institucional, renuncia, violencia, revuelta popular,
golpe militar, intervención extranjera o cualquier otra vía, adquieren mucha
más importancia y relevancia y son el centro de la discusión.
En
síntesis, el tema electoral parece ser el único tema sobre el cual se definen
posiciones, y frente a él nos encontramos con dos planteamientos: quienes creen
en la vía electoral y quienes la descartan o la relegan a un lejano último
plano y apelan a la renuncia del presidente, la insurrección popular o una intervención
militar interna o internacional. Entre quienes creen en la vía electoral los
hay dispuestos a participar en ella bajo cualquier circunstancia y quienes
creen en la vía electoral, pero rechazan acudir a elecciones sin las pre
condiciones sine qua non y garantías suficientes.
De los
dos, el sector más numeroso pareciera ser los que creen en la vía electoral,
tanto los que no exigen mayores condiciones o los que exigen condiciones y
garantías para participar. Cabría, para este segundo grupo, formular algunas
preguntas: ¿Quién garantiza esas condiciones? ¿Presionando al mismo CNE o uno
parecido en el cual no se confía? ¿La Comunidad Internacional? ¿Cómo? ¿O será
el mismo pueblo quien participando masivamente se garantiza esas condiciones?
Pero igualmente, ¿Cómo?
Además,
para algunas de las “condiciones” que se solicitan es evidentemente necesario
un cambio previo de régimen, ¿Cómo se logra eso? Volvemos a la vieja pregunta
del huevo y la gallina. No hay una respuesta fácil, pero para recuperar la
confianza perdida en el voto y deshacer el hartazgo en el cual está sumido el
país y que claramente se viene expresando con falta de participación desde las
elecciones de gobernadores, es imprescindible dar respuesta a estas preguntas.
En
fin, como ya señaláramos, este es el variopinto panorama en el cual se debe
buscar una unidad que nos permita salir de esta oprobiosa dictadura. Reitero
una vez más, ¡No es una tarea fácil y vamos en caída libre!
Ismael
Pérez Vigil
@Ismael_Perez
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