Por Fernando Pereira
El Día del Niño coincidió
con la final del Mundial de Fútbol. Como era de esperarse, la fiebre
mundialista arropó la celebración de los más pequeños de la casa.
“Con gran alegría y amor felicito a todos los niños y niñas de la Patria, son ustedes el motivo y la razón de mi lucha diaria. Seguiré consolidando el sistema de protección y seguridad para garantizarles un futuro bueno, bonito y próspero. ¡Feliz Día del Niño!”, se pudo leer en el tuit del presidente Nicolás Maduro.
¿Pero cuál es la realidad del sistema de protección del niño, niña y adolescente?
La realidad es que se
encuentra en el momento de mayor debilidad desde su creación en el año 2000.
La hiperinflación se tragó el presupuesto y como consecuencia: el
personal especializado, los programas para atención a los niños que
requieren la protección. La reforma de la Ley Orgánica de protección del
Niños, Niñas y del Adolescentes (2007) le quitó competencias a los órganos
municipales y estadales reforzando un centralismo que aumentó la inoperancia y
la desprotección. Contar con Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes (Lopna) y otras legislaciones para la prevención de
la explotación y violencia por si solas no bastan.
El Comité de Derechos del Niño
de la Organización de las Naciones Unidasaclara que para garantizar los
derechos de la niñez se debe contar con: las políticas públicas, programas y
servicios; los mecanismos institucionales de articulación para la
planificación, diseño, aprobación, aplicación, monitoreo y evaluación de las
políticas públicas, considerando los diversos niveles territoriales
(institucionalidad). También, con sistemas de acopio de datos y análisis de la
información; mecanismos independientes de vigilancia; sistemas de difusión y
sensibilización respecto de los derechos de la niñez, así como recursos humanos
especializados y en número adecuado; recursos económicos suficientes para
financiar las políticas, programas y servicios; y, protocolos y estándares de
actuación y prestación de los servicios, así como la gestión y tratamiento de
casos y remisión de los mismos.
Niños de la calle.
Tomemos un ejemplo para verlo más claro. El último informe que el Estado venezolano presentó ante el Comité de los Derechos del Niño (2014), este órgano de la ONU encargado de velar por el respeto a los derechos humanos de los niños le recomendó al Estado:
a) Realice un estudio sobre la
amplitud y las causas del fenómeno de los niños, niñas y adolescentes de la
calle, con datos desglosados, y actualice la información periódicamente.
b) Evalúe la coherencia y la repercusión de las iniciativas adoptadas hasta la fecha y, sobre la base de las enseñanzas extraídas, formule una política integral y asigne suficientes recursos humanos, técnicos y financieros para prevenir y reducir el fenómeno de los niños, niñas y adolescentes de la calle. La política debe tomar en consideración las diferentes necesidades de los niños y las niñas de la calle.
c) Intensifique sus esfuerzos por garantizar que los niños, niñas y adolescentes de la calle reciban adecuadamente nutrición, vivienda, atención de la salud, oportunidades educativas y protección contra todas las formas de violencia”.
Lo que sí podemos afirmar
categóricamente es que la situación actual es más crítica que en el 2014. La situación
se ha ido agravando progresivamente sin que se hayan tomado las medidas
necesarias o por lo menos programas para la mitigación del impacto
negativo en esta población.
No se han tomado medidas para
la atención, menos para la prevención.
Cuando los niños de nuestro país generen la misma pasión que la final de un mundial de fútbol no tendremos que verlos comiendo basura o durmiendo en la calle
19-07-18
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