Por Fernando Pereira
Se iniciaron
las vacaciones escolares y las familias deben ingeniárselas. Los
costos de los planes y campamentos vacacionales no son amigables con los
bolsillos de la inmensa mayoría de las familias que lucha para subsistir.
Comenzando porque muchos se cotizan en dólares elevándose a la estratosfera con
la hiperinflación.
A pesar de ello la mayoría de
las conversaciones familiares siguen girando en torno al inicio del nuevo
año escolar y el costo que significarán los útiles y uniformes. Sin quitar
la envergadura de tal operación, no podemos pasar por alto el significado de
estos meses de recreación para los niños y adolescentes.
Vivimos en una cultura en la
que jugar, recrearse, divertirse son actividades consideradas como pérdida de
tiempo. “Ese niño se la pasa jugando en vez de estar aprendiendo algo útil”.
El derecho a
jugar es un derecho humano. Está consagrado en la Ley Orgánica para la
Protección del Niño, Niña y Adolescente con la misma importancia de los
derechos a la educación, salud, alimentación. Jugando el niño aprende a conocer
su cuerpo, el mundo que le rodea, a relacionarse y convivir. Jugando dramatiza
situaciones, se convierte en mamá, papá, maestra. Aprende a comprender y
respetar las reglas. A jugar y relacionarse en equipo. A ganar y perder. No
solo sirven para expresar y vivir momentos felices. En sus juegos los niños
también evidencian vivencias dolorosas, brindando oportunidades para aceptar y
reconocer emociones, procesar pérdidas y duelos.
¿La escuela en casa?
Una concepción de que lo único productivo en la vida sea estudiar, hacer tareas y no perder el tiempo origina que la rutina vacacional se convierta en una prolongación de la escolar. Pasar las vacaciones estudiando, haciendo tareas, repasando, desconoce la necesidad que tiene todo ser humano de tomar pausas y reponer energías.
Hay que estar atentos a formar
seres incapaces de calmarse, hacer un uso creativo del tiempo libre por la
necesidad compulsiva de hacer que puede conducirlos directo a cualquier tipo de
evasor como puede ser el alcohol y las drogas.
Ahora más que nunca
En momentos de crisis y adversidad como el que vivimos gestionar la educación, salud, alimentación son una prioridad; sin embargo, el juego es fundamental para que los niños puedan desarrollarse, protegerse, socializar, mantener la salud mental y poder seguir adelante. No podemos quitarle una fuente de protección y resiliencia.
Sabemos que no es fácil; pero
es vital hacer todo lo que esté a nuestro alcance para preservar
el derecho a jugar y recrearse en casa, en el edificio o comunidad.
Ver películas que se puedan comentar, fomentar la lectura, la música, danza y
actividades artísticas pueden ser buenos aliados. Las actividades físicas,
deporte, visita a plazas, museos y parques cuando sea posible.
Pasar unos días con familiares
permite cambiar de ambiente y reforzar vínculos. Los juegos electrónicos y la
computadora son de los más apetecibles para la mayoría.
Es importante establecer
horarios y acordar qué el tipo de juegos esté clasificado apto para su edad.
Hay que estar atentos a las
actividades vacacionales gratuitas o subsidiadas que ofrecen alcaldías,
iglesias, instituciones…
Por ser un período especial,
con más tiempo libre, a veces con poca supervisión se presentan mayor
cantidad de accidentes en el hogar o en sus alrededores. Hay que tomar las
medidas básicas de protección en la cocina, baños, quitar de su alcance
medicinas, químicos…
Igualmente los índices de
maltrato infantil se elevan pues es mayor el tiempo de interacción y la
paciencia se pone a prueba. Es clave que se pueda elaborar con ellos un acuerdo
de convivencia en el que se establezca horario de juego, comidas, aseo, dejar
el espacio como se encontró, ordenar los juguetes… Las vacaciones debe ser un
período para compartir y no para agredirnos.
Como decía el amigo y
poeta Jesús Rosas Marcano en un magnífico texto que creó para los
niños de Venezuela en una publicación de Cecodap: “Jugar para mi es la dicha,
yo juego en cualquier lugar. Si no tengo mis juguetes, hago igual recreación.
Yo tengo una ludoteca aquí en mi imaginación”.
26-07-18
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