Por Ángel Oropeza
La lucha por la liberación
democrática del país tiene muchos adversarios. El primero es la represión del
gobierno contra quienes le enfrentan y su estrategia permanente de dividir
cualquier iniciativa opositora. Otros son factores internos, como la acción
obstaculizadora de las agendas particulares, y hay también elementos
estimulados artificialmente, como la reaparición de la antipolítica –tan
conveniente al régimen–, con su carga de lugares comunes y fantasías de
redención voluntarista. A todo lo anterior se ha sumado un factor reciente de
pernicioso efecto, y es el error de discutir solo la forma como se desea el
final del gobierno olvidando cómo hacerlo.
Hay sectores que proponen
luchar por elecciones para salir de Maduro. Otros propugnan salir de Maduro
para poder tener elecciones. Algunos insisten en la dimisión como única salida.
Hay quienes hablan de gobierno de transición en sus muchas modalidades. Pero,
mientras discutimos sobre la forma de salida, no nos ponemos de acuerdo en
trabajar urgentemente en lo que todos parecen advertir como innegable, y es que
sin presión social no hay salida posible.
Pongamos las cosas en claro.
Si no hay una presión social contundente, sostenida y sistemática (lo que es
afirmación común de todos, no importa la forma de salida que se defienda) no
habrá ninguno de los “finales” que hoy se discuten. Paralizarnos debatiendo
sobre la modalidad de salida sin hacer el ineludible trabajo de presión es como
estar discutiendo en qué iglesia me voy a casar sin haber buscado novia. Lo
grave es que, mientras nos paralizamos imaginando la salida y hacemos de ella
el tema central de discusión, el régimen sigue avanzando hacia su
consolidación.
Lo que más teme el gobierno es
la unidad de los sectores que se le oponen, y juega todo el tiempo a
dividirnos. Nuestra cohesión debilita y desmoraliza al gobierno y fortalece la
moral de los venezolanos, además de que la única política con posibilidad de
éxito frente a una dictadura es la política unitaria. Hay entonces que
convertir la unidad –no solo de los partidos políticos, sino de todo el país–
en una formidable y eficaz forma de presión. Pero no caigamos en la trampa de
pensar que primero tenemos todos, la heterogeneidad de los sectores políticos y
la todavía mayor complejidad de los sectores sociales, que alcanzar un acuerdo
absoluto en el discurso y una coherencia perfecta sobre el guion político común
antes de actuar. No. Lo que nos va a acercar, a disminuir la desconfianza mutua
y construir la verdadera y necesaria unidad es la acción.
Hay que unirse no para estar
juntos, sino para hacer algo juntos, como decía Donoso Cortés. Y la acción
urgente y necesaria hoy en Venezuela es concreta: fomentar la movilización
social cívica y la protesta pacífica permanente y creciente, articularlas y
darles contenido político, y generar con el resto de las formas de presión y
lucha cívica las condiciones que precipiten una salida negociada y
constitucional del gobierno. La clave es la organización popular, la
movilización social y la vinculación y articulación entre sí de las cada vez
más numerosas manifestaciones de descontento y protesta de la población.
Si, a pesar de nuestras diferencias
(y la dificultad de hacer política en dictadura, lo que algunos olvidan con
pasmosa facilidad), todos asumimos esta tarea común, y nos lanzamos a la única
acción urgente y necesaria que reclama este momento histórico, no solo
construiremos en la práctica la verdadera unidad que suplican los venezolanos,
sino que estaremos generando las condiciones políticas que obliguen al gobierno
a negociar su salida por cualquiera de las vías constitucionales, la cual solo
se definirá después, dependiendo de las circunstancias. Sin estas condiciones
derivadas de la presión social, el cambio del régimen y la superación de la
crisis seguirá siendo un irrealizable e insatisfecho anhelo.
El problema no es ponernos de
acuerdo en cómo es el final, sino hacer lo que se requiere para que haya un
final. Que no nos paralice ni nos divida lo primero. La clave es lo segundo.
23-07-18
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