NICHOLAS CASEY 25 de julio de 2018
La
predicción fue sorprendente incluso con el colapso de la economía venezolana:
una inflación de un millón por ciento para finales del año, de acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional.
El FMI
publicó el lunes sus estimaciones
para crecimiento económico e inflación en América Latina. En Chile, se
espera que la inflación ronde el 3 por ciento; en Perú, un 3,7 por ciento.
Pero
Venezuela continúa despegándose de sus vecinos a un paso cada vez más rápido
hacia la desintegración económica.
Su
producto interno bruto (PIB) real, el valor de los bienes y servicios
producidos en la economía ya que se ajustan por la inflación, podría caer en
hasta 18 por ciento para este año, el tercero consecutivo en desplomarse en dos
dígitos, según el FMI.
Y
luego está la tasa inflacionaria.
“Proyectamos
que la inflación se disparará a un millón para fines de 2018, lo que indicaría
que la situación de Venezuela es similar a la de Alemania en 1923 o Zimbabue a fines de
la década de 2000“, indica el fondo, en referencia a las dos peores crisis
hiperinflacionarias de la historia.
Dado
que el gobierno venezolano no da a conocer cifras oficiales, la proyección del
fondo es la que otorga un monto concreto para explicar la situación en la que
ha caído el país suramericano, particularmente este año.
En las
calles de Caracas, los precios se han disparado a niveles tan altos que muchos
vendedores ahora se rehúsan a aceptar los billetes de bolívares porque su valor
se deprecia demasiado rápido. Algunos venezolanos acaudalados han adoptado
alternativas como el Bitcoin. Comerciantes adivinan qué precio deberían cobrar
por ciertos productos, los restaurantes cambian sus menús cada semana y el
precio del dólar en el mercado negro ha alcanzado los 3,5 millones de
bolívares.
La
crisis inflacionaria se suma a la fuerte represión política encabezada por el
presidente Nicolás Maduro, quien fue declarado ganador de una votación este año
con lo que extiende su mandato hasta 2025. La falta de alimentos básicos y de
medicina ha forzado a cientos de miles de personas a huir de sus hogares. Las
autoridades en la vecina Colombia dijeron la semana pasada que hay unos 870.000
venezolanos en ese país.
En su
reporte, el FMI atribuyó los problemas financieros del país al desplome en la
producción petrolera y a “grandes desequilibrios macroeconómicos”. También
previó un panorama desesperanzador para los meses venideros al indicar que los
funcionarios profundizarán los déficits fiscales al imprimir más dinero sin que
necesariamente haya el valor necesario detrás de los billetes, “lo cual seguirá
alimentando la aceleración de la inflación”.
Por su
parte, el gobierno venezolano acusa que los males en el país son causados por
una “guerra económica” librada por Estados Unidos y por empresarios que
supuestamente acaparan los bienes para aumentar sus precios.
Aunque
la cifra de inflación de un millón por ciento es simbólica, la proyección del
fondo de que el país pronto empatará los peores episodios inflacionarios de la historia
despertó alarmas.
“A
estas alturas, el curso del Titanic va a un ángulo 270 grados alejado de donde
debería estar”, dijo Daniel Lansberg Rodríguez, economista de la Facultad de
Administración Kellogg de la Universidad Northwestern.
El
periodo posterior a la Primera Guerra Mundial desplomó la economía de la
República de Weimar en Alemania. Antes del conflicto, el dólar valía 4,2
marcos; para 1923 el tipo de cambio era de 4,2 billones de marcos por dólar.
Con el tiempo Alemania remplazó su moneda y la logró estabilizar, pero millones
de personas quedaron en la ruina.
Zimbabue
vivió una suerte similar después de expropiaciones de tierras y la mano dura
del expresidente Robert Mugabe precipitaron un colapso financiero. En
determinado momento el país imprimió un billete de 100.000.000.000.000 dólares.
El país después se deshizo también de esa moneda.
Pero
Lansberg Rodríguez advirtió que Venezuela quizá sea menos exitoso al intentar
reparar sus problemas monetarios debido a una historia de fracasos para
remplazar el bolívar. Añadió que Zimbabue había estado en una mejor posición
porque su economía estaba más diversificada que la venezolana.
“El
nivel del caos en Venezuela vuelve mucho más difícil restaurar la confianza
para poder salir de este ciclo”, dijo el analista.
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