Por Emma Sánchez Álvarez
La joven dirigente de VP
plantea que "es necesaria la articulación de todas las organizaciones"
para resistir la "hecatombe social" que padece el país y los
venezolanos
El liderazgo joven de la
oposición ha sido fundamental en las luchas contra el Gobierno chavista, ahora
madurista, durante estos últimos 18 años. En ese sentido, Voluntad Popular (VP)
tiene en sus filas a Manuela Bolívar, joven madre dirigente, graduada en
Psicología en la Universidad Católica Andrés Bello y diputada por el estado
Miranda en la Asamblea Nacional.
Contrapunto quiso pulsar
la opinión de esta destacada dirigente de VP sobre la situación del liderazgo
joven de la oposición, su visión de país y su misión como venezolana activa en
la política.
—¿Qué está haciendo el
liderazgo joven en Venezuela?
—Yo creo que resistir a la
hecatombe social que vivimos es resistencia para mantenernos libres ante el
modelo totalitario. Para nadie es un secreto que el liderazgo joven es una
amenaza para el Gobierno, tanto es así que todos los días vemos como los
líderes políticos están en el exilio o están presos. Luego, por otro lado,
tratando de irrumpir, y en el caso de Voluntad Popular, sobre nosotros ha
estado la conducción del partido, y en ese sentido Leopoldo y todos los
miembros fundadores lo hacemos sin diferencias generacionales porque más bien
hemos tenido mucha participación en la toma de decisiones en nuestro partido.
No es así en las otras organizaciones políticas en las que tienen un gran reto.
—Pero aún ese liderazgo joven
de políticos se percibe que le falta muchísimo, porque después de 18 años
estamos peor que cuando comenzamos.
—Sí, pero es que aquí había
una élite. Si el final de esta etapa dependía de los jóvenes que hemos crecido
con esto, es complicado porque ese final no es el único factor. Aquí hubo una
élite académica e incluso política que en una etapa se planteó esto como una
crisis de la democracia, donde las elecciones eran una tesis de salida, pero
ahora no es suficiente. Llegamos a un punto en donde ya no importa manipular
los resultados para mantenerse en el poder. Esta es la etapa oscura en la que
estamos. Por eso no solo depende de los jóvenes, la sociedad democrática toda
tiene que plantearse cómo superar esta etapa, porque hoy en día nos necesitamos
todos, esa es la verdad.
—Pero, entonces, ¿el liderazgo
joven se dejó llevar por lo que llama élite de los partidos políticos?
—No, al contrario, lo que pasa
es que no tenemos aún la conducción política. Hoy ¿quiénes, salvo Freddy
Guevara de Voluntad Popular, participan en la toma de decisiones políticas? Yo
creo que no solo es cuestión de los jóvenes, que somos importantes. Creo que el
cuestionamiento pasa a toda la sociedad porque en efecto ya hoy en Venezuela no
se discrepa si es una dictadura o no. En 2014 eso no era la verdad, se creía
que era solo una crisis de la democracia y poco a poco hemos visto los rasgos
totalitarios de lo que vivimos. Entonces todos tenemos un gran reto, porque
nuestro futuro depende de lo que ocurra en los próximos tiempos.
En la sociedad venezolana
tenemos que digerir que estamos confrontando un sistema totalitario que tiene
como objeto aniquilar los elementos democráticos del sistema social, y ese
aniquilamiento es total, sicológico y espiritual. Vemos todo lo que ha ocurrido
con encarcelamientos políticos, exilados y asesinatos.
—Esa sociedad a la que
apela se ha dejado llevar durante 19 años por un liderazgo dividido y que,
según muchos analistas, ha dejado de tener un hilo conductor y matriz única.
Ahora cada quien anda por su lado, tienen sus proyectos personales, y en estos
momentos es cuesta arriba la salida electoral por la diáspora de venezolanos
opositores.
—No toda la oposición se ha
ido, yo estoy aquí. Ahora, ¿cuál ha sido para mí un error? Primero se planteó
una coalición con una estrategia electoral, y ahora no teniendo el escenario
electoral, la pregunta es qué hacemos. Yo creo que allí hay un tema de
discusión de fondo para definición del sistema. Aquí es donde radican las
diferencias. Es necesario el debate político para saber qué coaliciones se
requieren. Por ejemplo, la estrategia electoral no va. Ya no nos vamos a contar
porque el sistema electoral no permite que la gente elija.
—¿Cuáles son los nuevos
caminos?
—Hoy existe una nueva
realidad: estamos viviendo un colapso económico, la gente demanda que se les
respete su derecho a la vida, la alimentación y la salud, y es totalmente
constitucional. Los partidos debemos acompañarlos y estar allí apoyando. Ahora
no solo los partidos, el espacio del Frente Amplio es importantísimo
porque permite la incorporación de la sociedad civil, la iglesia, los gremios,
las universidades. Sin lugar a dudas el mundo político no ha logrado establecer
una tesis poselectoral. Algunos hemos tenido posturas, ahora estamos en
discusiones. En nuestro caso la estrategia desde 2014, es la salida desde una
organización social, una protesta totalmente válida que es constitucional y no
violenta. Ahora, no es suficiente que Voluntad Popular se lance sola,
necesitamos el tejido de todos, hoy nos necesitamos todos, no podemos solos.
—¿Entonces la tesis de ustedes
es la salida a través de la protesta?
—No, primero antes de empezar
con mi tesis, lo importante es que haya una coalición. No podemos ir solos,
para ello es indispensable la coalición para anunciar la ruta. Hoy, sin lugar a
dudas, la conflictividad social nos muestra un descontento, una manifestación
de la gente que quiere vivir distinto, tenemos un apoyo internacional. Es
necesaria la articulación de todas las organizaciones.
—Dices que en este momento hay
unos diálogos entre los partidos políticos para recuperar la llamada unidad. Se
ha visto una reunión entre Henri Falcón, Henry Ramos Allup, Henrique Capriles,
Manuel Rosales y Vicente Díaz. ¿Qué significa esto para Voluntad Popular?
¿Ustedes van a sentarse con estos liderazgos para lograr algo que nos lleve al
éxito, en algún momento?
—Hubo una reunión con el
Frente. Yo creo que hoy es esencial debatir para fijar posiciones. La Asamblea
no lo es todo, y más allá de las discusiones que hay de agenda, hay discusiones
políticas entre pasillo porque hay una angustia. Además como ciudadanos hay que
entender que no podemos ir solos. Ojo, cierto que hay posiciones que parecen
irreconciliables, entonces hay que ver cómo podemos reconciliarlas porque no
podemos ir para adelante y para atrás. Tenemos que dar solo pasos hacia adelante
porque hoy la sociedad venezolana exige, ante una crisis humanitaria, social y
económica como la que tenemos, que haya coherencia.
Te reitero que hay discusiones
y protestas como la del sector salud. Ahora que hayan discusiones no significa
que haya una ruta. No, tiene que haber una ruta con coaliciones de fondo, esas
discusiones están tratando de apuntar hacia cuáles son esos puntos que nos
unen, cuáles son los factores estratégicos con los que se puede configurar esa
unidad.
—¿Y eso pasa por retomar el diálogo
con el Gobierno para ir a una transición?
—Aquí se habló de apertura del
canal humanitario, elecciones democráticas, respeto a la Asamblea Nacional,
nada de esto ocurrió. Tampoco es que tengamos muchas expectativas de que se
cumplan esas condiciones, que siguen hasta el día de hoy.
—¿Cuál es la vía si no es la
negociación, el diálogo y las elecciones?
—Según mi posición, la vía
tiene que ser el conjunto de una sociedad. Hay una conflictividad en
crecimiento, un régimen que se rehúsa y gente hablando de renuncia, de
dimisión. Yo creo que hoy toda solicitud es válida, porque existe un
desconocimiento a un régimen que es ilegítimo producto de unas elecciones
fraudulentas. Hoy es más que nunca válida la necesidad de unas elecciones
transparentes que permitan a los ciudadanos elegir. Esa postura es válida, así
como también es válida la conflictividad, la protesta acompañada de actores
internacionales que piden ante el mundo que haya en Venezuela elecciones
transparentes y democráticas apegadas a la ley que les permitan a los
venezolanos elegir que tesis política quieren seguir, si quieren vivir en
comunismo o quieren vivir en democracia.
—La oposición ha expresado que
si participa en unas elecciones deben cambiarse los actores que dirigen el CNE.
—Sí, para eso está la
protesta, hay numerosas protestas todos los días.
—Sí, pero solo se han visto a
los gremio ahogados por la hiperinflación y a ciudadanos que solicitan los
servicios básicos…
—¿Cuál es el problema? Son
actores, no son solo los partidos, es toda la sociedad democrática. Hoy todo el
país tiene que demandar sus derechos, porque al final no sabemos por dónde va a
reventar, no sabemos hasta que reviente el sistema. ¿Quiénes son el sistema?
Personas que hoy están afectadas por la situación. Al final la crisis es
avasallante para todos, en algún punto quebrará el sistema. Ahora, si no
presionamos, si no empujamos hacia adelante, el sistema seguirá igual.
—¿Usted dices que nadie sabe
cómo y cuándo va a explotar esta bomba de tiempo?
—Nadie sabe, al final esto es
una dictadura y nadie lo sabe hasta que se acaba.
—¿Y las estrategias y la
táctica dónde están?, ¿en política eso existe?
—Sí existen, pero en
dictadura.
—En política debe haber
estrategias, no basta con dejar esas protestas solas, eso es igual a esperar
que el Gobierno salga solo, que salga cuando considere que las protestas lo
están acorralando. Eso no es estrategia, eso es esperar.
—Tienes una presión
internacional, tienes una implosión interna, un malestar, esto hay que
coordinarlo. Hoy tenemos unas demandas. Al país hay que anunciarle cómo sería
una transición y tenemos mucho que decir. Desde Voluntad Popular estamos
trabajando en una propuesta agroalimentaria, una propuesta con el tema de la
emergencia humanitaria compleja, una propuesta a nivel de petróleo y
energética. No es solo lo de hoy, tienes que empezar a proyectar el futuro del
país, pero es todo a la vez. Lo complicado de esto es que es un momento
angustiante.
En democracia hay tiempos y
hay proyectos y en dictaduras no. Tienes que intentarlo todo, pero no es
suficiente que sea yo sola porque a mí me neutralizan y ya. No, tienen que ser
todos los actores. Por eso es que ni los partidos políticos solos son
suficientes. Tenemos que ser todos: iglesia, universidades, gremios, todos,
hasta las juntas de condominio. Ahora, esa articulación pasa por establecer
mesas de debate y crear estrategias, y en eso andamos.
—Algunos analistas políticos
consideran que los jóvenes son quienes tienen que comandar todo esto, y
ustedes han salido, pero al final siempre son los grandes partidos y los
liderazgos anteriores los que toman las decisiones.
—Yo creo que a nosotros nos
tocó un momento difícil, y ojo, yo ya no soy tan joven. Hay una gran diferencia
con la Manuela de 2007. Hoy los retos son distintos. Hay que tratar de mantener
el espíritu porque hay un régimen que nos quiere quebrar, su permanencia está
en quebrar nuestro espíritu y nuestra mente. Este capítulo se va a borrar como
un lunar feo, lo vamos a superar. Ahora, la pregunta importante es cómo lo
superaremos. Mantener nuestro espíritu y resistir, porque hasta sonreír es un
acto de resistencia, seguir y tener planes, seguir soñando, seguir avanzando,
generando capital social, estableciendo redes. Yo creo que eso es un reto para
la juventud.
Pienso que todos los procesos
llegan a su fin, y estamos viviendo un proceso realmente doloroso que nos tocó
como sociedad y juntos vamos a seguir adelante. Sin lugar a dudas, los
jóvenes tenemos mucho que decir y mucho que aportar. Por eso les digo a
quienes decidan estar aquí que mantengan el espíritu y la energía.
—¿Usted cree que el liderazgo
político debe darles cabida a nuevas personas para que puedan resolver de aquí
en adelante lo que será este país?
—Esta etapa requiere que el
liderazgo lo formen líderes y seguidores, no es de una sola persona. Tenemos
grandes líderes, como Leopoldo en nuestro caso, pero necesitamos múltiples
líderes, necesitamos renovación, necesitamos mujeres, tener representatividad,
porque por ejemplo aquí ya no hay medios, el único medio es la gente.
Necesitamos redes de líderes que estén articulados en distintas zonas.
—¿Para usted la salida de este
país es esperar que la sociedad civil proteste y presione al Gobierno para su
salida?
—No, nadie tiene que esperar,
todos somos agentes de cambio desde los partidos hasta los individuos.
—¿Y los agentes de cambio
tienen que estar cohesionados?
—Sí, pero hay que empezar la
cohesión, porque no se hace sola. Hay que iniciarla, se debate, se discute.
—Hubo una unidad muy importante
a través de la MUD, inclusión muy grande que luego se dividió en mil pedazos.
Pero ¿de qué forma?, ¿cada uno con sus errores y omisiones?
—Todo el mundo tendrá su mea
culpa, pero el país está viviendo su peor etapa y tenemos que actuar.
28-07-18
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