Por Roberto Patiño
En esta semana se
cumplirán dos años de la puesta en marcha de nuestro programa Alimenta la
Solidaridad. Surgido desde nuestro trabajo en el Municipio Libertador, el
programa comenzó como reacción a la terrible crisis alimentaria que azota al
país buscando una vía vinculante, de valores convivenciales y empoderamiento,
para brindar un alivio real a esta tragedia. Una vía opuesta al sometimiento,
dependencia y exclusión del actual modelo dictatorial.
Son dos años que significan
más de un millar de niños que acceden a un almuerzo diario con altos estándares
nutricionales en 15 comedores en el Municipio Libertador llevados por madres y
líderes de las comunidades en las que funciona. La experiencia está
inspirando a otras ciudades a actuar desde los mismos principiosy se ha
reproducido a nivel nacional en Anzoátegui, Aragua, Carabobo, Distrito Capital,
Lara, Mérida, Miranda, Portuguesa y Aragua alcanzando 40 comedores en los que
se alimentan 4000 niños.
Dos años en los que 5000
venezolanos, dentro y fuera del país, han contribuido con donaciones al
programa y se ha articulado una red de diversos grupos sociales, representantes
de gremios y benefactores que han contribuido a su funcionamiento. Se han
conformado medios de sostenibilidad al proyecto como el Hallacazo en navidades,
así como talleres de capacitación y aprendizaje y la puesta en marcha de
Sustento, una empresa social integrada por madres de Alimenta, que sirve
más de 400 almuerzos diarios en Caracas, y cuyas ganancias generan una fuente
de ingreso a sus integrantes y a los comedores de Alimenta.
Estos logros no se
circunscriben únicamente al proyecto, sino que hablan de un esfuerzo y
compromiso de venezolanos que buscan materializar las exigencias de cambio y
transformación del país. Ante la situación actual de colapso, en la que las
condiciones de vida están siendo deterioradas de manera brutal por el régimen
de Nicolás Maduro para mantenerse en el poder, se producen respuestas desde la
gente que cuestionan la narrativa oficial de violencia y fragmentación.
Respuestas como las de Alimenta, que señalan otras vías de acción social,
económica y política, de articulación inclusiva, de encuentro y organización,
para producir un impacto positivo en nuestras vidas y las de quienes nos
rodean.
La experiencia de Alimenta muestra
con claridad el poder para convertirnos en agentes de cambio presente en todos
nosotros. Al vincularnos ya sea como voluntarios en una organización, aportando
materialmente, visibilizando una causa o solidarizándonos con un grupo, operamos
un cambio inmediato en nuestra realidad. Generamos condiciones que incidirán
tanto en el beneficio del otro como en el propio nuestro.
Asumir esto es de enorme
importancia no sólo ante la crisis, sino también en la lucha por lograr
condiciones de vidas normales y democráticas en el contexto de caos y dictadura
que estamos padeciendo. Podemos verlo en las protestas que actualmente se están
realizando en todo el país, en el que gremios vitales para el bienestar de la
sociedad como los de enfermeras, profesores universitarios y transportistas se
mantienen manifestando a pesar de la represión y coacción autoritaria, buscando
articularse entre sí para continuar, buscando el apoyo del resto de los
sectores sociales en una lucha que nos concierne a todos.
Estos dos años de Alimenta nos
muestran con sus resultados, las posibilidades de las herramientas de la
articulación y la solidaridad. Del logro de transformaciones a partir de
nuestra toma de conciencia como actores fundamentales y vinculados entre sí
para que estas sean posibles. Esta es la condición necesaria para salir de la
Venezuela colapsada y rota, condenada por un régimen autoritario y destructivo.
Y la base primordial para construir una nueva Venezuela, de nuevas
oportunidades, de verdadero desarrollo y de bienestar sostenible
Coordinador de Movimiento Mi
convive
robertopatino.com
18-07-18
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