Ramón Flores 30 de septiembre de 2018
@liderhumano
Mientras
Nicolás Maduro, acomodando el Rolex que lucía en su mano derecha, aseguraba que
era un “humilde obrero” cuando hablaba ante una escasa concurrencia en la
Organización de Naciones Unidas sobre el “sistema de protección social” que su
régimen supuestamente ha creado para los venezolanos, el cadáver de Ender
Bracho era enterrado en el patio de su propia casa, debido a que sus familiares
no tenían recursos para darle cristiana sepultura en un cementerio.
El
suceso, ocurrido en la ciudad de Maracaibo, es un fiel retrato del fracaso del
“socialismo del siglo XXI”, que aniquiló un estado petrolero como el Zulia y lo
sumergió en una crisis humanitaria que afecta a toda Venezuela: a sus 39 años,
Ender Bracho murió tras padecer una infección en el oído lo que se complicó
debido a la falta de medicinas así como por sufrir de desnutrición severa,
según el testimonio de sus parientes que ha sido difundido a través de
distintos medios de comunicación.
Y es
que de nada le valió a Maduro ese viaje desesperado, que días antes había
asegurado que no haría, para intentar retratarse con Donald Trump, y pronunciar
un pobre discurso en la OEA, pródigo en falsedades y que resultó hasta
vergonzoso con ese tono de súplica al presidente de Estados Unidos para que
aceptara una reunión y estrecharle la mano… ¡Qué pena con ese señor!
Nadie
se comió sus embustes y sus tretas comunistas, el mundo está claro en que su
régimen ha provocado la peor crisis migratoria en la historia de América, tal
como lo señaló el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien agregó que niños
venezolanos llegan a su país con difteria y otras enfermedades que ellos han
debido atender.
Asimismo,
ni los jefes de Estado de Colombia, Chile, Perú, Argentina, Panamá, y por
supuesto Estados Unidos, dejaron fuera de sus discursos en la ONU el desastre
en el que se ha convertido Venezuela tras dos décadas de Hugo Chávez y Maduro
en el poder.
De
paso, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una histórica resolución
en la que exhortó a “Maduro y su combo” a aceptar la ayuda humanitaria
internacional “para paliar la escasez de alimentos y medicinas” que afecta a
los venezolanos.
Pero
la guinda de la torta fue la demanda interpuesta por Colombia, Argentina,
Chile, Paraguay, Perú y Canadá ante la Corte Penal Internacional para que
investigue los crímenes de lesa humanidad cometidos en Venezuela desde el 12 de
febrero de 2014. En este punto, es preciso recordar que el Estatuto de Roma no
juzga a los Estados, como lo hace el sistema interamericano conformado por la
Comisión y la Corte Interamericana de los DDHH, sino que va contra los
funcionarios que cometen los delitos, que además son imprescriptibles, y acá
todos sabemos quienes son los que ejecutan esas atrocidades.
Ya no
creo que Maduro “duerma como un bebé”, la comunidad internacional ya sabé qué
su maligno régimen es el que ahuyenta a los venezolanos de su patria y coordina
acciones para “erradicar las causas” que provocan la diáspora –tal como dijo el
presidente panameño Juan Carlos Varela-, y de remate, Trump se burla de los
asustadizos militares “chavistas y socialistas” y reitera que “todas las
opciones” siguen sobre la mesa.
Ramón
Flores
Diputado
a la Asamblea Nacional
Presidente
del Parlamento Amazónico
@liderhumano
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