Ariadna García 12 de diciembre de 2018
Este
lunes 10 de diciembre salió publicada una entrevista en la BBC al exministro de
Educación venezolano Elías Jaua. En ella se refleja lo que significa el
chavismo en verbo y acción. Una fuerza política retrógrada, que cercena las
libertades, que desprecia las ideas y que evade con cinismo cuando se les
pregunta por: corrupción, DDHH y, fracturas internas.
Nota:
las respuestas en negritas a las preguntas de la BBC son las interpretaciones
de mi autoría.
Al
preguntarle por qué el gobierno de Hugo Chávez no atacó la corrupción desde el
principio responde:
— Le
hablaré con toda sinceridad de aquellos momentos en el año 1999. El comandante
Chávez llegaba con toda una matriz de opinión que aseguraba que iba a ser un
dictador. Hubo hasta fake news, como las llaman ahora, sobre eso. En el
interior del proyecto bolivariano debatimos entonces si había que iniciar una
especie de operación manos limpias, pero se consideró que eso afectaría a la
estabilidad política del nuevo gobierno y que nuestra prioridad en esa primera
etapa era atender la emergencia de pobreza que había en el país.
El
exministro de Educación explica con esto que en la génesis del chavismo había
un plan, una estrategia donde lo mejor para el Estado no era prioridad. Algo
así como vamos a atacar la fiebre, pero con la infección nos metemos después.
El
experto alemán en derecho penal y política criminal, Jan Michael Simon,
considera que “la corrupción tiene que ver con sangre y con muerte. La
corrupción mata. Cuando es masiva nos priva de nuestros derechos. Crea miseria
y puede incluso llegar a causar crímenes de lesa humanidad”
En
1999 el chavismo no sabía nada de esto, parece incluso que 20 años después
tampoco lo sabe, amén de las palabras del exvicepresidente, quien afirma a la
BBC que en ese año el hambre era el tema de interés para el gobierno, mas no la
corrupción que después causaría esa misma hambre.
Hoy
cuando Pdvsa enfrenta desfalcos por el orden de los 1.200 millones de dólares,
solo en una red de corrupción liderada por Matthias Krull, Francisco Convit,
entre otros actores y la producción de la industria ha descendido a 1,13
millones de barriles diarios, un 40% menos a la de 2017. El gobierno finalmente
habla de corrupción.
—¿O
sea, que prefirieron no meterse en eso?
—
Chávez dijo que dejáramos actuar a las instituciones pero que no nos pusiéramos
nosotros al frente de algo que iba a parecer en el mundo una cacería de brujas
contra los dirigentes del pasado…
“Dejar
actuar”, dejar actuar en el chavismo pareciera ser tener amnistía para lavar
dinero, asociarse para delinquir y malversar fondos públicos. Los últimos casos
de corrupción destapados en EEUU, España y Andorra son una prueba de ello. Para
Elías Jaua haber enjuiciado a aquellos que incurrieran en estos delitos no
significaba respetar la ley, para él eso es “una cacería de brujas”.
—¿Pero
Alejandro Andrade, tesorero de la República recién condenado en Estados Unidos
por admitir sobornos, era uno de los suyos. Parece que ustedes pusieron al
frente de las instituciones a gente que no era del todo fiable?
—Hablo
de 1999, cuando las instituciones estaban todavía en manos de la élite del
pacto de Punto Fijo (el sistema anterior al chavismo). Fue una decisión
política y yo creo que fue un error. Porque dejamos intacta la estructura de
corrupción, especialmente el sector privado, que es el gran corruptor en Venezuela.
No
sabe, no responde.
—¿Los
casos de corrupción millonarios en Pdvsa, la petrolera estatal, también son
culpa del sector privado?
—Todo
es a partir de sectores privados. Toda la estructura de corrupción del sector
privado quedó intacta y sus contactos dentro del Estado rápidamente
corrompieron a funcionarios débiles. Ahora estamos pagando las consecuencias de
esas desviaciones.
El
chavismo puso en cargos importantes a “funcionarios débiles”, quiere decir
personas con poca integridad, que fácilmente podían prestarse para hacerse con
dinero público. “Débiles” para respetar la Constitución, “débiles” para
respetar el patrimonio del Estado.
—¿Hace
seis años Chávez designó a Maduro como su sucesor. ¿Estaría hoy satisfecho con
su gestión?
—Eso
solo lo puede responder el comandante y él ya no está con nosotros. Yo solo le
puedo responder por mí, no por el comandante. Yo sí valoro a Nicolás Maduro.
No
sabe, no responde.
—¿Cree
en Maduro como creía en Chávez?
—Es mi
compañero de lucha desde hace 25 años.
Me gusta
la empanada con carne mechada.
—¿Usted
lo propuso (un nuevo líder) sin éxito en el último congreso del PSUV. ¿Por qué
no le hicieron caso?
—Lo
propuse, no para el presidente Maduro, sino para el resto de la dirección. Se
dijo que no era el momento y no se permitió la discusión. Yo lo acato, pero
siempre ha sido una aspiración de la mayoría de las bases.
“No se
permitió la discusión”, “yo lo acato”. Que un ministro de Educación diga que en
un congreso político se frena un debate, se impone un veto que además es
acatado con sumisión por los asistentes es tremendamente vergonzoso. Aterra que
el chavismo le tema tanto a las ideas. Esta entrevista revela que son una secta
retrógrada que se rehúsa a permitir cualquier diversidad, incluso dentro de su
fuero.
—¿Pero
su propuesta ni siquiera se debatió?
—Se
dijo que no podíamos ir a unas elecciones de las bases porque enfrentamos una
agresión superior y la mayoría de la dirección nacional compartía ese
argumento. Yo estoy en el PSUV y acato su disciplina.
Una
vez más el chavismo tiene otro asunto “superior” que atender como el hambre en
1999. En esta ocasión no tiene tiempo para la democracia.
—¿Hoy
día incluso algunos chavistas afirman que el gobierno de Maduro está cercenando
libertades. ¿Fue esa la razón por la que lanzó esa propuesta?
—No
mezclemos las cosas. En Venezuela hay elecciones, hay libertad de prensa y de
manifestación.
Las
peras son peras y las manzanas son manzanas.
—¿No
tenemos una sentencia sobre quién la colocó, pero Fernando Albán, concejal de
la oposición, murió en extrañas circunstancias mientras estaba detenido por su
supuesta implicación?
—Al
presidente de la República le estalló una carga de explosivos al frente. No sé
qué es más grave. Son dos vidas humanas y tienen el mismo valor. Lo de Albán
fue un hecho grave, triste, porque si en algo nos hemos empeñado desde la
revolución ha sido en voltear toda la historia de violaciones de derechos
humanos en Venezuela. Se activaron los mecanismos de averiguación y el chavismo
honesto…
Es
necesario que la BBC haga una segunda entrega de esta entrevista para que Jaua
nombre a los protagonistas del chavismo honesto y del chavismo deshonesto. Nos
morimos por saber ministro.
Si
desea leer la entrevista de la BBC ingrese aquí.
Ariadna
García
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