Por Julio Materano
A diferencia de otros años,
esta Navidad los coros sonarán estrangulados. En la parroquia San Miguel
Arcángel, en El Cementerio, apenas sobrevive uno de los cinco ministerios de
música. En la iglesia la Transfiguración del Señor, en la urbanización El
Cafetal, solo quedan 5 de 18 miembros del coro. Además de la inseguridad,
un flagelo que ha ganado su propio espacio en la celebración de las misas de
aguinaldo, la iglesia se enfrenta a la incertidumbre que asalta a las familias
puertas adentro, donde ya no se sirven hallacas ni pan de jamón.
A pocos días del
Advenimiento, aquel misterio que sostiene la fe cristiana, escasea quien
encienda la parranda en los templos católicos. Los coros y grupos de aguinaldos
flaquean en plena Navidad. En la ciudad falta quien cante Niño Lindo y
evoque la Noche de Paz. Ni las parroquias más concurridas se salvan del zarpazo
de la diáspora. El éxodo de jóvenes le roba solemnidad a las celebraciones
litúrgicas, especialmente en la víspera del Niño Jesús, una fecha en la que la
Iglesia profesa la venida del Mesías, Dios hecho hombre, según la doctrina
católica.
A diferencia de otros años,
en esta ocasión los coros sonarán estrangulados. En la parroquia San Miguel
Arcángel, en El Cementerio, apenas sobrevive uno de los cinco ministerios de
música. Y solo queda una de las tres parrandas que tenían por oficio el contagio
de la Navidad. El presbítero Wilfredo Corniel, párroco del templo, asegura que
el grueso de los jóvenes se marchó a Colombia, Perú y Ecuador, en busca del
sueño extraviado: una vida apacible, arrimada a la comodidad, en un país
próspero, donde los ingresos de un empleo cualquiera permitan cubrir los gastos
básicos.
Además de la inseguridad, un
flagelo que ha ganado su propio espacio en la celebración, Corniel asegura que
se enfrentan al desánimo y a la incertidumbre que asalta a las familias puertas
adentro, donde ya no se sirven hallacas ni pan de jamón. Desde hace varios
años, las misas de aguinaldo han sido reprogramadas y en muchas comunidades se
celebran con la luz del día, en las naves desahogadas de feligreses.
“Ya no las podemos hacer de
madrugada. Hacerlas a las 5:00 de la mañana es imposible, cuesta arriba”,
agrega el sacerdote. En esa comunidad, el grupo de parrandas es minúsculo. Con
el repique de las tamboras, probablemente venido a menos, han tenido que
reconfigurarse para imprimir festividad a la liturgia de la palabra. “Hemos
tenido que formar nuevos músicos”, completa Corniel. De 10 guitarristas que
sumaba el santuario de San Miguel Arcángel, ahora solo quedan dos y no hay
generación de relevo que asuma el compromiso de cantarle a la Providencia.
No se trata de un hecho
aislado. En la Basílica de Santa Teresa la novena de las misas de aguinaldo
encarna un reto para los creyentes que asumen la organización. Armelim de
Sousa, párroco de Santa Teresa, señala que las celebraciones, previstas entre
el 16 y 24 de diciembre, se harán a las 7:00 de la mañana en el templo. Pero
también tienen previsto ir a las zonas residenciales de la parroquia, donde se
celebrarán misas a las 6:00 de la tarde.
Este año, cuenta de Sousa,
han escogido cuatro condominios y una Misión Vivienda, todos en el centro de la
ciudad, donde se llevarán a cabo misas a las 6:00 de la tarde. La programación
religiosa incluye una parada en el Edificio Santa Marta, de Piedra a Palmitas,
el lunes 17 de diciembre. El martes se celebrará la eucaristía en Don Germán,
una residencia ubicada de Reducto a Glorieta. Y el miércoles la celebración
será en el As de Oro, en la esquina de Glorieta, mientras el jueves la misa se
dará en un urbanismo de Misión Vivienda situado en Miracielos. El próximo
viernes 21 de diciembre la celebración será masiva y se hará en plaza La
Concordia. El itinerario previsto con las comunidades culminará el sábado en
Manfredir, un edificio invadido en 2007.
“A lo largo de los años uno
ha sentido cómo la realidad venezolana se ha debilitado por la situación
económica. Antes se miraban los balcones, fachadas y viviendas con ambientación
navideña. Hoy difícilmente se celebra la Navidad como antes y eso merma el
espíritu, pero en la comunidad hay gente que quiere rescatar las tradiciones”,
sostiene el padre Armelim.
Aun cuando en Santa Teresa
no se ha profundizado la diáspora, el coro no queda al margen del fenómeno. La
deserción y el drama de la huida es totalizante. La situación se repite con
mayor ahínco en parroquias del este de la ciudad, como ocurre en la
Transfiguración del Señor, en la urbanización El Cafetal, del municipio Baruta,
donde el coro está desmembrado. Armelim de Sousa, quien fue administrador de
ese templo hasta hace pocos meses, asegura que de 18 jóvenes que integraban el
coro solo quedan 5. “También ocurre con las parejas, muchos se casan a
contrarreloj para marcharse del país”, advierte.
Dos mil años después de
aquel misterio, la escena del nacimiento del Niño Jesús deja de ser un mero
relato bíblico, remoto y bucólico para algunos, y cobra vigencia en medio de
una ciudad afantasmada, sumida en el quebranto de la escasez de alimentos y el
malestar por las necesidades básicas. Los más optimistas evocan la profunda
fuerza espiritual de la Navidad para aliviar la pobreza y sus secuelas.
En esta época celebramos un
misterio que invita a la fraternidad, a compartir, a estar en familia, en el
calor de hogar. Por su puesto, que se hace muy difícil celebrarla como
estábamos acostumbrados. Es momento de compartir, de acercarse a los que están
solos, a los más necesitados. En medio de nuestra penuria y de nuestra
incapacidad de tener cosas, la gente se reinventa para tener lo básico“,
concluye el presbítero de Santa Teresa.
José Dionisio Gómez, párroco
de Nuestra Señora de la Encarnación en El Valle, agrega que han tenido que
flexibilizar los horarios para recibir a los feligreses. Hoy, dice el
sacerdote, parece que la esperanza radica en la recepción de las cajas Clap,
del pernil y de los bonos
asignados a través del carnet de la Patria. Asegura que la apatía reina en las
familias. En la parroquia San Pedro, donde ejerció funciones de párroco hasta
hace tres meses, solo quedan cuatro personas en el coro, de 20. La mayoría,
comenta Dionisio, se ha ido a Portugal, Europa, Angentina, Chile y otros países
de la región.
Horario de las misas
En la parroquia San Miguel
Arcàngel, en El Cementerio, las misas de aguinaldos se celebrarán a las 7:00 de
la mañana.
En la Basílica de Santa
Teresa, en la parróquia homónima, la liturgia de la palabra será a las 7:00 de
la mañana.
En la iglesia Nuestra Señora
de la Encarnación en El Valle los feligreses están convocados a las 6:30 de la
mañana.
13-12-18
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