PEDRO PABLO FERNÁNDEZ 10 de febrero de 2019
@PedropabloFR
La
estrategia para combatir el mal la definió San Pablo hace 2000 años: “hay que
ahogar el mal con abundancia de bien”.
El 18
de Junio de 1983, para horror de mucha gente, el Papa Juan Pablo II se reunió
con el general Wokciech Jaruzelski, jefe del gobierno comunista de Polonia, de
los más abominables del Bloque Soviético, cruel y violador de derechos humanos.
Jaruzelski había aprobado dos años antes “La Ley Marcial”, con la cual habían
asesinado cientos de dirigentes políticos y sociales.
Inmediatamente
Juan Pablo II fue acusado de ser procomunista.
Tadeusz
Mazowiecki, hombre muy católico y principal asesor del líder de la oposición
Lech Walesa, fue uno de los mayores críticos del Papa: “El Papa no dejaba de
citar en sus discursos frases sobre la necesidad del diálogo y el consenso,
pero, ante un público que deseaba escuchar acusaciones contra el régimen”.
El
último día de la visita papal, Mazowiecki finalmente entendió lo que fue a
hacer el Papa: “La derrota moral de la sociedad polaca ha quedado superada con
la visita del Papa".
El
Papa fue a Polonia a iniciar una revolución sin odio, tanques, ni aviones, pero
si de valores incompatibles con el régimen. No fue a combatir al régimen con
sus propias armas. Fue a ahogar el mal con abundancia de bien y lo ahogó. Unos
meses después se abolió la Ley Marcial y el régimen comunista polaco se acabó.
Y detrás de Polonia, cayeron el resto de los satélites y de la propia Unión
Soviética sin derramar una gota de sangre.
El
propio Jaruzelski años después en una entrevista dijo: “Que Polonia pudiera
dejar atrás la ley marcial de forma tranquila fue en parte gracias al Papa y a
su llamamiento a la moderación... Era un adversario, pero, paradójicamente,
también un aliado porque llamaba a Solidaridad (Partido Opositor) a no escoger
la vía radical. Ha sido, no obstante, con el paso del tiempo cuando he podido
apreciar la gran figura que representó”.
A la
muerte de Juan Pablo II le preguntaron a Jaruzelski que iba a hacer durante el
día y contestó: “Pasaré el día delante del televisor: es la única forma que
tengo de acompañarle. No tengo capacidad física para ir a la ceremonia, pero
viviré la jornada junto al resto de mis compatriotas”.
Juan
Pablo II fue en el primer Papa en visitar la Cuba de los Castro y para horror
de los cubanos residenciados en Miami dijo: “que Cuba se abra al mundo y el
mundo a Cuba”. ¿San Juan Pablo II pidiendo el fin del bloqueo a Cuba?
El
Papa Francisco también visitó la isla. Su frase emblemática fue: “El servicio
nunca es ideológico ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las
personas”. Con esa corta frase dijo todo lo que había que decir en Cuba.
La
frase de Juan Pablo II estuvo muy bien, la de Francisco fenomenal.
Ni
Francisco, ni Juan Pablo II pueden ser comunistas porque esa ideología es la
antítesis de los valores y principios cristianos porque atropellan la dignidad
de las personas, le coartan la libertad y los condenan a la miseria. Ambos
actúan con la sabiduría de quienes están al frente de una institución que tiene
2.000 años de historia.
Ni
Francisco, ni ningún Papa, va tomar partido en un conflicto político, ni en
Venezuela, ni en ninguna parte. Tendría que hacerlo también en Siria, en
Ruanda, en Irak, Afganistán, tendría que hacerlo en Arabia Saudita donde hay
una dictadura pro USA. Las posiciones que tendría que asumir terminarían
enredándolo hasta convertirlo en un actor político mas. Perdería completamente
su condición de pastor de una iglesia universal y se desnaturalizaría su labor
en el mundo como guía espiritual.
Las
fuerzas del mal se fortalecen con la violencia, el odio y el resentimiento. Se
puede verificar claramente en nuestra experiencia venezolana. El 11 de abril,
el Paro Petrolero, La salidaYA en el 2014, la calle sin retorno del 2016 y
2017, en cada uno de estos eventos las fuerzas del mal se fortalecieron.
Nosotros
vamos a salir de este gobierno. Si queremos que el país evolucione hacia ese
futuro que soñamos tenemos que ahogar el mal con abundancia de bien. El Papa
Francisco nos trata de ayudar en esa dirección.
Lo que
planteo es idealista, si quieren romántico, pero sobre todo es pragmático.
Ahogando el mal con abundancia de bien fue como Nelson Mandela derrotó al
gobierno racista de Suráfrica, como Gandhi derrotó al Imperio Británico que
asesinaba a mansalva a los hindúes en las manifestaciones pacíficas de la
India, como San Juan Pablo II acabó con el horror del comunismo en la Europa
del Este.
Pedro
Pablo Fernández
@PedropabloFR
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