Elisabetta Piqué 10 de febrero de 2019
Venezuela
se ha vuelto la crisis más incómoda para el Papa . Muchos fieles de su
continente están descolocados. No entienden cómo, a diferencia de los obispos
venezolanos y de muchos gobiernos americanos y europeos, no respaldó al
opositor Juan Guaidó , presidente encargado del país, para una transición que
lleve a elecciones libres. Pero aunque no lo admitirá públicamente, la
diplomacia vaticana trabaja silenciosamente, con mucha prudencia, para una
salida "elegante" de Nicolás Maduro .
Salvando
distancias y diferencias, es una situación similar a la salida del último líder
comunista de Polonia, el general y dictador Wojciech Jaruzelski, que dejó el
poder tras los Acuerdos de la Mesa Redonda de 1989, que condujeron a Polonia a
la democracia. Otro ejemplo podría ser la caída del dictador filipino Ferdinand
Marcos, que se vio obligado a abandonar la presidencia y a exiliarse en 1986
después de masivas protestas, también impulsadas por la Iglesia local.
El
Papa explicó que respaldar un bando u otro en Venezuela "sería una
imprudencia pastoral" de su parte, que podría hacer más daño y que temía
un derramamiento de sangre. Muchos en América Latina interpretaron esta postura
como un virtual respaldo del "papa comunista" al régimen de Maduro.
"El
Vaticano quiere que Maduro haga lo mejor para su pueblo, que haya
entendimiento, que las dos partes lleguen a un acuerdo y que no haya
derramamiento de sangre", dijo a LA NACION una fuente de la Santa Sede,
que pidió mantener el anonimato.
Es una
regla de oro de la diplomacia vaticana no romper relaciones con ningún país y
mantenerse en equilibrio con respecto a las partes en conflicto, para poder ser
un canal y poder intervenir, si es necesario. En esta línea, la Santa Sede
nunca rompió ni con los Castro en Cuba ni con Augusto Pinochet en Chile.
La
posición del Vaticano le permitió justamente a Maduro enviarle una carta al
Papa, en la que le pidió ayuda para entablar un diálogo con Guaidó. Francisco
se manifestó dispuesto a mediar, pero solo si las dos partes lo piden, algo que
hasta ahora no ha sucedido.
En una
entrevista televisiva, Guaidó hace unos días llamó al Papa y a la diplomacia
internacional a "ayudar para el fin de la usurpación". Pero no hubo
ningún pedido formal de intervención, sino que Guaidó reiteró su tajante
rechazo a cualquier posibilidad de diálogo con Maduro, que con eso pretende
solo ganar tiempo.
Francisco,
que a fines de 2016 se arriesgó para ser facilitador de un diálogo entre el
gobierno de Maduro y la oposición que terminó en fracaso, también ha sido
criticado por su postura en apariencia soft. ¿Por qué no levantó la voz, como
hizo la combativa Conferencia Episcopal Venezolana?
En el
Vaticano explican que si los obispos venezolanos pudieron decir lo que dijeron
fue porque tenían y tienen luz verde para hacerlo.
Por
eso, si bien hubo quien habló de distanciamiento entre el Papa y los obispos,
nunca hubo tal división. "El Vaticano nos ha confiado a nosotros, los
obispos, las riendas; hacemos lo que es justo y sabemos que el Papa nos
apoya", confirmó el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y administrador
apostólico de Caracas, desde siempre opositor del chavismo y de Maduro, en una
entrevista al diario italiano Il Fatto Quotidiano.
"El
Papa está interesado desde siempre en Venezuela y recibe constantes informes de
mi parte, de los obispos y del cardenal Pietro Parolin [secretario de Estado
vaticano]. El Papa pide que se cree un mecanismo diplomático con el Vaticano
protagonista, a través de la Iglesia local, para una solución pacífica, sin
sangre, sin guerra", agregó Porras.
Para
Rodrigo Diamanti, miembro de la delegación que Guaidó envió a Roma para
entrevistarse mañana con el gobierno italiano -uno de los pocos de Europa que
aún no lo reconoció-, "la posición de la Iglesia es una sola y es la de la
Conferencia Episcopal Venezolana".
"Esperamos
que junto al Vaticano, la Iglesia venezolana pueda ayudar a que cuanto antes
haya elecciones libres y transparentes para que Venezuela pueda superar la
crisis que está viviendo", dijo a LA NACION Diamanti. "No puede
seguir adelante una dictadura que no acepta elecciones y no permite la entrada
de ayuda humanitaria", agregó.
Marinellys
Tremamunno, periodista ítalo-venezolana y autora del libro Venezuela, el
derrumbe de una revolución, no oculta su decepción con el Papa y refleja por
qué Venezuela es la crisis más incómoda para él. "Obviamente la posición
neutral del Papa ha generado mucha molestia en Venezuela. El venezolano común,
los que fueron víctimas de torturas, los que son víctimas de este drama que se
vive, los exiliados, piensan que no es posible no fijar posición ante la
violación de los derechos humanos", opinó, en diálogo con LA NACION.
"Los
que sufrimos el tema Venezuela sabemos que la solución no está en manos del
Papa. Pero nos duele que siga hablando de la necesidad de diálogo con un
dictador señalado por crímenes terribles, con quien está claro que no se puede
hablar", agregó Tremamunno.
Probablemente
consciente de estos sentimientos en un país que conoce muy bien, el cardenal
Parolin, que fue nuncio en Caracas antes de ser llamado por Francisco para
convertirse en su número dos, intentó explicar la postura de la Santa Sede con
un calificativo: "neutralidad positiva".
"El
enfoque de la Santa Sede es de neutralidad positiva, no del que se asoma a la
ventana para ver qué sucede casi indiferente. Es el enfoque del que busca estar
por encima de las partes para superar la conflictividad", dijo a la
televisión del episcopado italiano. Parolin también afirmó que el compromiso de
la Santa Sede, tal como dijo el Papa, "es siempre la búsqueda de
soluciones pacíficas e institucionales de la crisis en curso".
Los
vaivenes en la puja por el apoyo del Vaticano
Maduro
le envió una carta al Papa, mientras que Guaidó pidió ayuda para "el fin
de la usurpación" del poder
·
A fines de 2016, Francisco se arriesgó para ser
facilitador de un diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición, que
terminó en fracaso
·
La semana pasada, el Papa se mostró dispuesto a
mediar en la crisis de Venezuela, pero dijo que necesitaba un acuerdo de las
dos partes. Días antes, Maduro le había enviado una carta a Francisco en la que
le pedía su ayuda para abrir un canal de diálogo
·
Luego de los dichos del Papa, Guaidó lo llamó a
él y a la diplomacia internacional a "ayudar para el fin de la usurpación"
del poder, pero no hubo ningún pedido formal de intervención; el líder opositor
reiteró su tajante rechazo a cualquier posibilidad de diálogo con Maduro
·
El jueves pasado, el Vaticano insistió en que
mantiene una "neutralidad positiva" respecto de la disputa política
entre Maduro y Guaidó. "No es la actitud de quienes se sientan delante de
la ventana y observan de manera casi indiferente. Es la actitud de estar sobre
las partes para superar el conflicto", señaló el secretario de Estado vaticano,
Pietro Parolin
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