Ramón Flores 10 de febrero de 2019
@liderhumano
Va
cuesta abajo en la rodada y su rostro de ojeras ambulantes lo delata. Ya no
habla, solo balbucea, parece un remedo de lo que alguna vez fue. Tan
desencajado, anda que en estos días “aclaró” en cadena nacional que es
“presidente”, ignorando el refrán que dice “dime de qué te alabas y te diré de
qué careces”.
En
verdad, durante estos últimos días lo que se ha visto es a un Nicolás Maduro
delirando, “calichoso” como se dice en términos periodísticos cuando una
noticia no es importante, sin el más mínimo sentido del decoro ni del ridículo,
lejos de la más elemental bohonmía para apartarse con algo de dignidad y
aprovechar el “puente de plata” que le han tendido distintos factores para que
tenga una retirada lo menos traumática posible, tanto para él como para el
país.
Y ese
es en realidad el verdadero peligro de estas horas que vivimos: que un Maduro
que cada vez que habla inspira derrota, despreciado por el pueblo de a pie y
por la comunidad internacional, está entrampado por un círculo delictivo que lo
mantiene obligado en Miraflores porque si él cae, todos van presos dada la
“variedad” de criminales que los rodean, como narcotraficantes, terroristas,
además de corruptos y asesinos. Puras “joyas” de la revolución que con
voluminosos prontuarios saben que una vez caído Maduro, no solo es que les
serán confiscadas sus multimillonarias cuentas bancarias y propiedades mal
habidas, sino que hasta una cárcel en Estados Unidos podrían tener en su futuro
inmediato ante tanta maldad cometida. Aunque Maduro dé pena ajena casa vez que
habla, hay que tomar en cuenta que estos “próceres” son capaces de tomar
cualquier decisión con tal de mantenerse en el poder, sin importarles el
destino de millones de vidas de venezolanos que hoy están en riesgo. Los
“pranes” que lo rodean apelan a cualquier cosa para obligarlo a mantenerse
allí, como esa última sentencia del Tribunal Supremo de Justicia del régimen
chavista que declaró “ilegal” el estatuto de la transición sancionado por la
Asamblea Nacional, ente que ellos mismos condenaron al “desacato” desde el año
2017 y el mes pasado “ratificaron” esa decisión que jurídicamente no aplica
para instituciones pero que en el mundillo chavista les sirvió para aplicar su
propia normativa “legal” para desconocer al Parlamento y montar una espuria
“asamblea nacional constituyente” –valgan las minúsculas y las comillas-, y
saltarse los controles que el Poder Legislativo debe ejercer sobre el Poder
Ejecutivo.
Por
eso es bueno recordar que precisamente son esas leyes de plastilina de Maduro y
su combo, así como su mezcla de ignorancia con arrogancia y sus malandrerías,
las que llevaron a la mayoría de la comunidad internacional a desconocer su
mandato, caso contrario a lo que ocurre con Juan Guaidó, reconocido por más de
50 países como Presidente Encargado de Venezuela, con la primera potencia del
mundo como es Estados Unidos a la cabeza, cuando en su discurso del Estado de
la Unión, Donald Trump ratificó que nuestro colega diputado es considerado por
su administración como el legítimo mandatario del país, lo que denota los
niveles de preocupación que genera en el mundo la destrucción que la desgracia
chavista perpetra en nuestra patria.
Maduro,
que le mete a la brujería, sabe que “tiene el santo de espaldas”, porque hasta
ese “Grupo de Contacto” que lideró el gobierno de su “camarada” Andrés Manuel
López Obrador para intentar darle oxígeno con el ardid de un nuevo “diálogo”,
salió con las tablas en la cabeza en Uruguay, luego que casi todos los países
que participaron en ese cónclave se inclinaron por exigir elecciones
presidenciales, lo que no estaba en el cálculo de Miraflores, donde horas daban
su “pleno respaldo” a la “iniciativa por la paz”, que terminó como el cuento de
Chacumbele: “él mismito se mató”.
Insistimos
en que solo unos pocos corruptos y unos militares que aún siguen violando la
constitución son los que mantienen boqueando a un régimen que el pueblo
aborrece por sumergirlo en la miseria más atroz. En medio de lo entrampado que
está, Maduro saldría “más barato” dejando entrar la ayuda humanitaria para una
gente que en verdad la necesita, en vez de volverse loco y mandar a caerle a
tiros a los que solo buscan ayudar a nuestros compatriotas enfermos y
hambrientos. No vaya a ser que le pase como el viernes, cuando en plena rueda
de prensa con periodistas extranjeros transmitida en vivo por los canales de
televisión, volvió a hacer el ridículo al registrarse un apagón. Se quedó
#sinluz, en la oscuridad, rodeado de guardaespaldas con cara de pánico.
Ojalá
Dios lo ilumine, deje la soberbia y tome la mejor decisión: Maduro, rectifica,
y vete ya.
Ramón
Flores
Diputado
a la Asamblea Nacional
Presidente
del Parlamento Amazónico
@liderhumano
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