Emilio Nouel 01 de febrero de 2019
@ENouelV
El
enfoque que algunos medios y agencias
importantes del mundo han tenido sobre lo ocurrido en Venezuela con la
asunción de Juan Guaidó como Encargado de la Presidencia de la República de
Venezuela de conformidad con nuestro ordenamiento constitucional, vale la pena
comentarlo por lo desacertado e insistente.
Se ha
reiterado en aquellos de que se ha tratado de una ´autoproclamación´ o
´autojuramentación´, o en el mejor de los casos, de que estaríamos ante una
situación de ´doble legalidad´ en nuestro país.
No
estamos seguros si tal enfoque equivocado se hace ex profeso, respondiendo a
intereses políticos/ideológicos, o si
más bien es producto de la ignorancia de las circunstancias que envuelven el
caso y de nuestras leyes o de la ligereza de ciertos profesionales de la
prensa, pero lo cierto es que con ello se desorienta a la opinión pública
nacional e internacional, afectando negativamente un acto político, sin duda,
legítimo, incuestionable.
No. No
estamos ante un acto espurio, que no tenga fundamento político y jurídico.
De más
está ya decir que al no haber un presidente elegido según nuestro orden legal,
porque la supuesta elección del 20 de Mayo de 2018 no fue tal, se ha
configurado una situación de vacío al frente de la Presidencia de la República,
razón por la cual corresponde al parlamento, órgano legítimo de la
representación popular, asumir la conducción del ejecutivo mientras no tengan
lugar nuevas elecciones.
Y
Guaidó, como cabeza de esa instancia democrática, tomó la responsabilidad con la aprobación de
ese cuerpo representativo de la nación.
Por
tanto, no se puede hablar como ligera o intencionadamente lo han hecho
periodistas del mundo, de una autodesignación o de una doble legalidad.
En
contraste, quien sí se ha autoelegido y autoproclamado presidente es Nicolás
Maduro. Su “elección” fue una farsa electoral que no solo los venezolanos
conocemos sino que la mayoría de las democracias del planeta están conscientes
de ello, por lo que no reconocen al gobierno chavista usurpador.
Ir a
juramentarse ante el Tribunal Supremo también fue una bufonada sin sustento
constitucional.
Mal se
puede hablar entonces de una ´doble legalidad´, porque una sola, la que aún se
mantiene en vigor, indica que hoy Maduro ha tomado ilegítimamente el poder
sentado en las bayonetas oxidadas de una oligarquía militar que ha pisoteado
sus principios y las leyes de la República.
Y la
legalidad vigente de nuestro país avala el curso que ha seguido la Asamblea
Nacional y su Presidente.
Harían
bien los medios y agencias de noticias del mundo en informarse adecuadamente
sobre las circunstancias reales que rodean la toma de posesión del Encargado de
la Presidencia de Venezuela, Juan Guaidó. De esa manera cumplirían mejor con su
importante labor de informar verazmente al público que los lee, ve y oye.
EMILIO
NOUEL V.
@ENouelV
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