Carolina Jaimes Branger 16 de octubre de 2020
@cjaimesb
Desde el martes 13 de octubre, cuando me designó el
presidente Guaidó como miembro del Comité Organizador de la Consulta Popular,
he tenido infinidad de llamadas y mensajes. Apartando los insultos, que no
fueron muchos, tres denominadores comunes: felicitarme, agradecerme y la
inevitable pregunta: “¿no te da miedo?”…
Sí, claro que me da miedo. Estamos enfrentando a un
régimen que quiere mantenerse como sea en el poder y hace lo que sea para
lograrlo. Cualquier manifestación o acción de crítica es respondida con
“tuntunes”, como dice el hombre del mazo. Y todos sabemos qué y cómo son esos
“tuntunes”. También se meten con las familias, el punto más débil que tenemos.
Su maldad es ilimitada y lo hacen saber por todos los medios. Y encima, tienen
un TSJ y unos jueces que liberan a asesinos, como vimos recientemente en los
casos de Fernando Albán y el capitán Acosta Arévalo.
Yo fui coordinadora de El Firmazo en Aragua. El rumor
era que los Círculos Bolivarianos iban a entrar en la Cámara de Comercio, donde
teníamos nuestro “cuartel general” y destrozarían las planillas. La primera
noche me avisaron que estaban reuniéndose en la IV División Blindada del
Ejército, para salir hacia donde estábamos nosotros. Ahí también sentí miedo.
Entonces llamé al general Baduel y le pregunté si eso era verdad. Argüí que no
tenían derecho a impedirnos un acto democrático que estipulaba la Constitución que
había sido redactada, en aquel momento, a imagen y semejanza del movimiento
chavista. Baduel me dijo con su voz grave: “Señora, no se preocupe. Haga su
consulta, que nadie se lo va a impedir. Tiene mi palabra”. Y nadie nos boicoteó
la recolección de firmas. Lo que sí pasó es que, en ruta hacia Caracas,
“desaparecieron” 20.000 de las 120.000 firmas que habíamos recogido. Uno de
nosotros, como Judas, había sido el traidor. Pero esa es otra historia.
El hecho es que hoy enfrentamos un nuevo desafío de
llevar a cabo una consulta popular en tiempos de anarquía y represión. Pero tal
vez esta sea la última carta que los demócratas venezolanos podamos jugarnos.
Por eso es importante participar. Si usted es de los que creen que ya tuvimos
una consulta y “que no pasó nada”, le respondo que las condiciones de 2020 son
distintas a las de 2017: ahora tenemos un gobierno legítimo, reconocido por las
democracias más sólidas e importantes del mundo. Este es un llamado de auxilio
del pueblo venezolano. La peor diligencia es la que no se hace. No se pierde
nada participando y se puede ganar mucho. Lo de 2017 no fue en vano: aquello
trajo que hoy tengamos un presidente encargado y muchos países aplicando
sanciones y persecuciones a los jerarcas del régimen. Aquello nadie se lo
imaginó. Sopesando la experiencia anterior… ¿acaso no será altísimamente
probable que sus efectos sean motores para por fin alcanzar la ansiada libertad
en Venezuela?
¿Miedo? Sí, claro que hay miedo. Pero peor que el
miedo es la desesperanza, porque la desesperanza paraliza. Eso es lo que quiere
Maduro.
¿Miedo?… ¡Por supuesto! He pasado mi vida adulta
predicando que no podemos esperar que otro haga la diligencia por nosotros.
Ahora, una vez más, me tocó. Y les tocó a los valientes que me acompañan en
esta consulta. Porque valiente no es quien no siente miedo. Valiente es quien,
a pesar de sentir miedo, sigue adelante. Gracias Blanca Rosa Mármol de León,
Enrique Colmenares Finol, Isabel Pereira Pizani, Horacio Medina, Estefanía
Cervó y Rafael Punceles. Un honor estar con ustedes en este evento histórico y
necesario.
Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb
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