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lunes, 30 de marzo de 2015

Circo sin pan, por Omar Barboza Gutiérrez

Omar Barboza Gutiérrez marzo de 2015

Mientras la crisis avanza en contra de la calidad de vida y la paz de los venezolanos, quienes ejercen el poder en Venezuela en vez de enfrentar con responsabilidad la necesidad de rectificar y buscar soluciones, se dedican a maniobras distraccionistas de la opinión nacional e internacional para evitar que la discusión sea sobre los verdaderos problemas del país, y para tratar de lograrlo han inventado supuestas guerras o golpes de Estado, o se aprovechan de errores de terceros para utilizarlos como justificación de su estrategia irresponsable que propicia el mantenimiento de la escasez, el alto costo de la vida, la inseguridad personal, al lado del crecimiento sin límites de la corrupción con impunidad, la cual es una de las causas principales de la crisis que el gobierno no se decide a enfrentar para no destapar la realidad de que en el alto gobierno civil y militar, al igual que en la dirigencia oficialista, se encuentran muchos cómplices por acción u omisión de la corrupción galopante.

Cuando fue evidente el fracaso de la política económica del gobierno, en vez de rectificar y reconocer las causas de ese fracaso, deciden echarle la culpa a otros de su incapacidad y falta de voluntad política para corregir sus entuertos. Entonces, se les ocurre engañar al pueblo diciéndole que la culpa de sus negativos resultados es una “guerra económica” dirigida por la oposición y por el imperialismo, cuando en verdad todo el país sabe que han gobernado en un tiempo en el cual al gobierno le ingresó una gran fortuna por los altos precios del petróleo, nunca vista en la historia nacional; y ahora, cuando los precios bajan, resulta que no sólo no ahorraron en la época de bonanza, sino que más bien endeudaron al país para tratar de satisfacer la voracidad para despilfarrar y permitir la corrupción con el dinero de todos los venezolanos. Todos saben que los únicos responsables de ese nefasto manejo de la economía son quienes desde Miraflores y el PSUV controlan todos los poderes públicos, que no le consultan a nadie que no sea incondicional a ellos sus decisiones económicas, que sólo han servido para enriquecer a muchos de sus dirigentes a través de sus testaferros o intermediarios, y para hacer cada día más pobres a los venezolanos que cobran sus sueldos recibiendo bolívares que no valen nada.

Cuando comprobaron que nadie les creía el cuento de la guerra económica, volvieron con el invento del golpe de Estado, en esta oportunidad con un doble propósito, buscar por otra vía para seguir distrayendo a la opinión pública y no discutir los verdaderos problemas, y además utilizar la simulación de un posible golpe como una excusa para atemorizar a sus opositores, metiendo presos sin pruebas a dirigentes como Antonio Ledezma. Todas estas campañas las realizan en paralelo a una presión cada vez más fuerte sobre los medios de comunicación para distorsionar la verdad. Este cuento repetido del golpe tampoco lo creyó el pueblo por ser un burdo montaje.

Pero resulta que cuando estaban pensando en otra forma de distraer la atención y disminuir el rechazo de un país lleno de colas y azotado por la escasez, aparece el Presidente Obama con una afirmación desproporcionada sobre el supuesto de que Venezuela representa una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos, agregando el retiro de la visa norteamericana a siete funcionarios venezolanos, civiles y militares, por violación de los derechos humanos.

Lo del retiro de la visa es un derecho que tiene los Estados Unidos o cualquier otro país de otorgar o no ese beneficio a un ciudadano de otro país, sin estar ni siquiera obligado a explicar las razones. Pero la calificación de amenaza sin pruebas, que justifiquen esa afirmación, en nuestro criterio, no tiene fundamento. Lo que sí es cierto es que la gestión del actual gobierno de Venezuela es una amenaza pero para el pueblo venezolano.

Ahora bien, para la estrategia del gobierno de distraer permanentemente la opinión pública nacional e internacional de los verdaderos problemas que afectan a los venezolanos, el Presidente Obama ha resultado ser de una gran ayuda para que el gobierno siga sin rectificar sus errores, y monte un gigantesco pote de humo explotando el histórico rechazo a la injerencia norteamericana en Latinoamérica, que viene de la época de la guerra fría donde las dictaduras en nuestros países tuvieron el soporte del gobierno norteamericano. Aún cuando los tiempos han cambiado, ese rechazo se mantiene en muchos sectores y el gobierno decidió aprovechar ese hecho como una excusa muy buena para distraer a la gente con un discurso de defensa a la patria y la soberanía, pero que no aplican en el caso del Esequibo. Circo sin pan mientras las colas siguen.

Omar Barboza Gutierrez


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