Por René Núñez, 09/03/2015
Pensaba que la entrada del nuevo siglo y milenio, nos iba a deparar a
los venezolanos mayores expectativas de progreso y desarrollo democrático y
humano como sociedad. Pero la realidad ha resultado todo lo contrario.
En el centenario anterior se logró una conquista política muy
importante como fue la instauración del sistema democrático para dejar de lado
toda una historia de despotismo que dejó mucho dolor y atraso social.
Con los tres primeros períodos de gobierno democrático, aunque usted no
lo crea, nuestro país sobresalió en América Latina con sus indicadores macro
económicos y sociales, por encima de los de Argentina y de Brasil. Curva
económica que tocó techo muy rápido y comenzó su declive con la llegada de la
primera bonanza petrolera en la década de los setenta; a pesar de la inmensa y
variada riqueza natural que siempre hemos tenido pero que no hemos podido
utilizarla en favor de las transformaciones de la ciencia y la tecnología.
Desde entonces, lo público ha estado en un proceso progresivo de relajamiento y
de distorsiones a todo nivel, cuyos resultados de gestión pública hoy en dia
son los peores de toda la historia republicana. Da vergüenza e impotencia,
haber iniciado este 2015 ocupando los primeros lugares del Orbe en
improductividad, inseguridad y poca transparencia.
El populismo, la politiquería, los malos manejos del erario nacional,
los abusos, el personalismo son, entre otras, las características presentes en
la conducta política criolla, agravada con la llegada del chavismo al poder.
Para comprender esas desviaciones, me parece útil y oportuno recurrir
al significado, a la razón de ser de la política y del poder. Decía Aristóteles “el
hombre es un animal político”. Lo cierto es que la política es una herramienta
natural estratégica para conocer, identificar, inventariar los problemas y
temas que afectan a toda una sociedad así como las distintas opciones
para resolverlos. Un buen político opositor es aquel preocupado y ocupado en
dar orientaciones decentes y correctas, el canalizador de las soluciones ante
los que tienen el poder o mandato de turno.
Los gobiernos elegidos en democracia representan a los pueblos,
quienes por la voluntad del voto les delegan su poder soberano por un
período determinado haciéndolos constitucionalmente responsables de administrar
los recursos de la nación con eficiencia y transparencia. Dando respuestas
oportunas a sus reclamos y exigencias sin distingo de naturaleza alguna.
Garantizando su participación, anticipando e interpretando sus necesidades y soluciones
a través de las políticas públicas.
No me cabe duda, con la democracia la política adquirió una nueva
dimensión social. La alternancia en el poder se convirtió para los ciudadanos
en una de sus mejores fortalezas humanas para escoger mejores opciones y
visiones de gobiernos desde la más conservadora hasta la más liberal,
incluyendo la socialista. Los ciudadanos agrupados en partidos cuentan con sus
propias estructuras para ponerse de acuerdo en el proyecto de país más viable y
sustentable. Protegiendo el medio ambiente.
En estos últimos 16 años si bien es cierto se han realizado más de una
docena de procesos de consulta popular no es menos cierto la democracia, en
cuanto al ejercicio del poder de conformidad con el precepto constitucional, no
ha funcionado cabalmente; prueba de ello, la no separación de los poderes
públicos para garantizar la transparencia y la justicia. Desde el poder
ejecutivo se ha venido estableciendo un dominio de mandato parcializado y
desvinculado de los principios fundamentales de la democracia como los son el
de la libertad, el de la igualdad en el trato ante las normas, el del respeto a
la diversidad de pensamientos y acciones, el de la participación real de todos
los sectores nacionales en la formulación de presupuestos y planes de la
nación.
Hay una inocultable tendencia totalitaria del régimen en la proclama
permanente de división social y política; ofreciendo preferencialmente
protección y garantías de los derechos y servicios públicos a sus seguidores y
no a todos como es el deber democrático y humano. Inaceptable bajo toda
consideración y circunstancia. Ningún régimen debe erigirse en único
poseedor de la verdad y monopolizador del sentido de la historia patria
como pretende el nuestro. Menos cuando trata de imponerla a la fuerza contra la
voluntad de las mayorías, menospreciando las que sean distintas a la
suya.
Los voceros oficiales cuando se comunican con la población lo hacen
convencidos de contar con el poder absoluto para hacer lo que le viene en gana,
cuando la misión general de todo gobierno que se precie democrático, serio y
responsable es la de convertirse más bien en el núcleo y el motor del progreso
y del desarrollo de las comunidades y de las instituciones humanas que abarcan.
Ningún gobierno por la vía de la corrupción, de los abusos, de las
violaciones de los derechos humanos puede abrogarse la iniquidad de disponer de
los pueblos para usarlos y explotarlos por antojo y conveniencia ideológica.
Cuando lo hacen atentan contra la constitución, contra el bien común nacional y
universal, convirtiendo a los pueblos en sus prisioneros mediante el
miedo y terror que producen sus decisiones. No obstante, a éstos siempre
le asistirá el derecho moral de rebelarse contra la usurpación de que han sido
objeto en un coyuntura determinada; la vía para hacerlo son las elecciones,
participando y votando, para restablecer el orden institucional perdido.
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51
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