Luis Manuel Esculpí
marzo de 2015
Coincido
con quienes han afirmado que la orden presidencial de Obama que declara a
Venezuela como "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y
política exterior de los Estados Unidos" es toda una exageración. Es lo
mínimo que se puede decir de tamaña aseveración. Las explicaciones señalando
que tal procedimiento es "legal, normal" para justificar la actuación
contra siete funcionarios venezolanos no han resultado convincentes. Es posible
pensar que los "gringos se traen algo más entre manos", sin acompañar
el mito de su infalibilidad, desterrado de la historia por la recurrencia de
los gravísimos errores en su política exterior.
La
reacción del gobierno venezolano no pudo ser más estrambótica, la moderación y
la mesura no son inherentes a su verbo y acciones. Por el contrario, consideran
que "se la pusieron bombita" y creen batearla de jonrón apelando al
viejo truco -muy recurrido por los regímenes autoritarios- de enfrentar sus
debilidades internas tocando la sensible tecla del nacionalismo y exacerbarlo
frente a la amenaza externa.
No
siempre tal estratagema ha producido los resultados esperados. Cuando Maduro
denuncia que la orden Obama constituye el preludio de una supuesta invasión -en
la cual ni ellos mismos creen- lo hacen precisamente aplicando la vieja receta.
Las largas peroratas antiimperialistas, las maniobras cívico-militares no han
surtido los efectos ansiados. No existen, hasta ahora, estudios de opinión
donde se ausculte en las reacciones de la sociedad frente a la prédica más
reciente, sin embargo se puede percibir en algunos sectores sin tradición
opositora la ausencia de credibilidad del discurso oficialista. Sus
convocatorias no han contado con el respaldo de otros tiempos.
Pareciera
verdad que lo extraordinario se ha vuelto cotidiano, no porque estemos en
presencia de una revolución como afirmaba el Che, sino porque nos estamos
acostumbrando a que día a día ocurran fenómenos extraños, actos fuera de lo
común, no justamente para la mejora de las condiciones de vida de los
venezolanos, razón de ser de las fuerzas de la transformación; todo lo
contrario, las colas para adquirir productos de primera necesidad forman parte
del paisaje, la delincuencia anda "con el moño suelto" (especie de
antiguo slogan de Últimas Noticias) arrojando cifras de criminalidad cada vez
más alarmante, el costo de la canasta básica supera tres salarios mínimos; para
mencionar apenas algunos aspectos de las calamidades que hoy afrontamos.
Nos
hemos habituado a hechos que ocurren diariamente alejados de la normalidad, la
extravagancia es lo que se ha vuelto cotidiano. Ya no es motivo de sorpresa. El
infame comentario del Embajador Roy Chaderton que, según dijo en una disculpa
que no fue tal, lo hizo con "humor negro", pareciera que resulta
extremadamente difícil exceptuar por su talante a quienes hoy ocupan altas
posiciones gubernamentales, el que un Embajador de carrera, con formación
académica y proveniente del socialcristianismo se exprese con el lenguaje
propio del nazismo es una proyección para nada humorística distintiva a los
jerarcas del régimen.
Estando
aun fresco el escándalo de las colocaciones por un monto cercano a 12 mil
millones de dólares en un banco suizo a nombre de Alejandro Andrade (ex escolta
de Chávez, ex funcionario del FUS, ex presidente del BANDES y ex tesorero de la
nación) y de Rodolfo Marco Torres, actual Ministro de Finanzas, cuando estalla
el del Banco privado de Andorra donde, presuntamente, dos mil millones de
dólares provenientes de PDVSA y se movilizaron 4 mil millones de dólares
provenientes de capitales venezolanos.
En
el primer caso, después del hermetismo se anunció una investigación de la cual
se desconocen resultados. En cuanto el BPA el gobierno y la empresa petrolera
hasta ahora siguen silentes. La denuncia estaría tan fundamentada que el Banco
de España intervino al banco propiedad de BPA y en Panamá también se intervino
la casa de Bolsa. De existir en nuestro país independencia de poderes ya se
habrían abierto las respectivas investigaciones en Contraloría, Fiscalía y en
la Asamblea Nacional. La carencia de la moneda norteamericana no solo se debe a
la disminución de los precios de petróleo, la corrupción y el robo descarado
también constituyen componentes importantes de la actual crisis.
La
semana concluyó con la noticia de la lamentable muerte del señor Rodolfo
González, prisionero político, en una celda del SEBIN, su hija Ivette declaró:
"Parece un suicidio inducido. La tortura psicológica que le hicieron a mi
padre fue muy grande. Le decían que estaba de tercero en la lista, que iba para
Yare y eso lamentablemente lo llevó a tomar esa decisión"... quien llevaba
casi un año preso por el presunto señalamiento de un sapo, ahora llamado con un
eufemismo "patriota cooperante", lo mencionó como "articulador
logístico" de las protestas estudiantiles del año pasado. Los voceros
principales del régimen le asignaron como apodo "el Aviador" por su
profesión y para intentar revestir de credibilidad la acusación.
Quienes
mantuvieron injustamente preso a Rodolfo González ignoraron el dramático
acontecimiento, demostrando su insensibilidad y una crueldad semejante a la
expresada por el Embajador ante la OEA. Con el mayor cinismo afirman que
respetan los derechos humanos y niegan la existencia de la tortura, tal como
hizo el Vicepresidente en el programa de José Vicente. En nombre de la lucha
por un ideal supuestamente revolucionario se cometen hórridos atropellos y
terribles injusticias. La historia parece repetirse, lamentablemente.
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