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sábado, 21 de marzo de 2015

La metamorfosis de la revolución, Vladimiro Mujica


Por Vladimiro Mujica, 19/03/2015

Una pregunta que surge una y otra vez tanto en círculos académicos como en reuniones políticas es acerca de como caracterizar el experimento chavista en Venezuela. La respuesta que prefiere el chavismo, por la sonoridad y un cierto abolengo dentro de la izquierda, es que se trata de una revolución. Es innegable que hay algo de cierto en esta aseveración en el sentido de que la revolución inventa sus propias reglas y destruye la institucionalidad democrática en la cual nació. Chávez fue elegido en democracia y eso le dio al chavismo la credencial frente al mundo de ser un régimen democrático de origen, aunque no de ejercicio. En su práctica, el chavismo ha atropellado una y otra vez la constitución que en su momento fue saludada como la mejor constitución del mundo. La razón es muy simple: en la medida en que el chavismo devenía simplemente proyecto de poder, en esa misma medida la constitución se convertía en una camisa de fuerza. En rigor, nunca hubo ninguna intención de respetarla, todo el discurso de santificar la constitución terminó por ser una elaborada maniobra, un engaño a la gente que los eligió. Esta fue la primera mutación, de movimiento nacido en democracia a proyecto revolucionario que inventa su propia legalidad y desconoce la institucionalidad del país.

La segunda metamorfosis está relacionada con el comportamiento del chavismo frente a la economía. Como ha quedado claramente establecido en el acucioso estudio que hiciera Ricardo Hausmann, el cual le ganó la ira del gobierno de Maduro, y en otros análisis, el gobierno revolucionario se ha portado como un niño muy obediente frente a los grandes centros de poder financieros del mundo. Paga puntualmente, contrata deuda a altos intereses, negocia petróleo a futuro en condiciones desventajosas para Venezuela y muy ventajosas para sus acreedores, regala crudo, vende crudo con descuento para comprar apoyo político, y hace donaciones en todo el planeta. En fin se comporta como un gobierno manirroto y dispendioso. Excepto con su propio pueblo que vive cada vez peor, con colas y desabastecimiento y sujeto a una increíble recesión económica en medio de una bonanza petrolera inusitada. Es decir que la revolución pasó de cuestionar el capitalismo salvaje y el neo-liberalismo a actuar con todos los vicios del capitalismo salvaje, sin controles públicos, con ineficiencia, y ninguna de sus virtudes. De un país rentista, con una cultura de dádivas del Estado se paso a una país hiper-rentista con un sistema institucionalizado de dádivas del Estado, un aparato económico arruinado y una economía de puertos.

La tercera metamorfosis se refiere al comportamiento frente a la corrupción. Cuando Chávez llegó al poder lo hizo cabalgando en una ola de popularidad que se explicaba en buena medida por el desencanto de la ciudadanía por el colapso del sistema de partidos políticos, la corrupción y el crecimiento de la pobreza y la exclusión social. Intentando combatir estos males de una democracia ineficiente, los venezolanos le entregamos nuestro país a un hombre carismático que abrió la compuerta de nuestros peores demonios. Chávez, el hijo más legítimo de la frustración nacional se convirtió en el líder de un proyecto que ha traído ruina y destrucción a la nación. Nunca fue más cierto que el remedio fue peor que la enfermedad. Todo lo que estaba mal en 1999, al inicio de la era chavista, de la V República, o como se escoja llamarla, está hoy peor. En particular, de una Venezuela con un grado limitado de corrupción, no completamente incompatible con el funcionamiento de la sociedad, hemos pasado a una condición de corrupción inmanejable y desbordada cuyas evidencias internacionales están apenas comenzando a emerger, como por ejemplo en las cuentas del Banco de Andorra.

La cuarta y más nefasta de todas las metamorfosis del chavismo es su transformación de populismo autoritario en un régimen abiertamente represivo, capaz de utilizar la tortura y la violación de los derechos humanos como un medio de castigar a la disidencia política. Las evidencias sobre esta materia son apabullantes y odiosas y constituyen una afrenta tanto a los venezolanos como a la conciencia civilizada del mundo y el obstáculo más grande a cualquier salida pacífica y constitucional a la gravísima crisis del país. La única razón por la cual las condenas al gobierno de Venezuela por sus prácticas de violación a los derechos humanos no son más extendidas es porque todavía muchos gobiernos latinoamericanos y del resto del mundo no encuentran como escapar al chantaje de que no deben criticar muy fuertemente a un gobierno de pseudo-izquierda que tiene legitimidad democrática de origen, aunque no de ejercicio. Eso y el comportamiento de Venezuela como una potencia petrolera imperialista que pretende atemorizar a todo el planeta por el recurso que posee.

En un cierto sentido, y en respuesta a la pregunta que planteé al comienzo de mi artículo, probablemente la mejor manera de denominar al chavismo sea precisamente como un ejemplo de populismo autoritario. El llamarlo una dictadura, como alguna gente ha propuesto, genera el conflicto de que las dictaduras gorilas tradiciones en Latinoamérica y África no tenían apoyo popular. En eso el chavismo ha sido creativo y astuto y se ha nutrido del descontento y el resentimiento de una parte de nuestra población. El fracaso del populismo autoritario en materia económica y social ha terminado por conducir de manera inevitable a la represión como forma última de mantenerse en el poder. Un proceso de caída al vacío que en definitiva constituye una inmensa traición al pueblo venezolano para favorecer a la nueva oligarquía chavista.

Las múltiples metamorfosis del chavismo hacen pensar en una entidad biológica, un virus, capaz de adaptarse con inteligencia política evolutiva a las múltiples y cambiantes exigencias del entorno. Lástima que esa inmensa capacidad de adaptación no la haya utilizado para mejorar la vida de los venezolanos.


1 comentario:

  1. Gracias por el articulo. Me parece acertado. Sí, este REGIMEN es un VIRUS y debe ser erradicado!

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