Por Luis Manuel Aguana, 22/03/2015
He pensado mucho para escribir esta nota porque cualquier cosa que uno
diga se la traga el hueco negro de la confusión que ahora existe en el país. Es
como si uno intentara aclarar el agua de un estanque enturbiado por el
movimiento del fondo, metiéndose en él. Obviamente se enturbiará aún
más…Trataré de moverme en el agua sin alborotar el fondo.
Muchas cosas mueven el fondo de las aguas de la política venezolana
actual: la nueva política de los Estados Unidos hacia Venezuela, la reacción de
los múltiples factores del país, especialmente los del régimen ante ese hecho;
las elecciones parlamentarias; el grave deterioro permanente de la situación
económica del país; los presos políticos y la muerte de personas inocentes,
como “El aviador” Rodolfo González, en las mazmorras del régimen; y la
lamentable pelea interna de la oposición oficial por unas primarias, cual
borrachos por una botella vacía…
No se había visto desde hacía tiempo un panorama tan difícil de
interpretar. Y en el medio surgen preguntas ¿qué hay detrás de todo este
escándalo internacional? ¿Por qué ahora y no antes los norteamericanos se ven
tan interesados en exponer a la luz pública las satrapías de un régimen que
conocen mejor que nosotros? ¿O es que nosotros no sabíamos que el régimen
estaba robándose los reales de Pdvsa y que había cuentas millonarias de
personeros del régimen en el exterior? Desde hace añales que sabemos eso. La
novedad es que ahora, por alguna razón, los norteamericanos están interesados
en que esos viejos ladrones y violadores de los DDHH sean sometidos al
escrutinio público.
Sin embargo a mi juicio, la gente está confundiendo las razones por las
cuales pasa eso. No creo que la Orden Ejecutiva norteamericana del Presidente
Obama sea por ayudarnos a salir de este problema que tenemos. Tal vez lo que
dice Marianella Salazar en su artículo (ver Un patio trasero con uranio) sea la razón de fondo, que
Obama se interesó por los informes de la inteligencia israelí en relación al
uranio venezolano hacia Irán, decretando así una Orden Ejecutiva colocando a
Venezuela como peligro para su Seguridad Nacional. Tal vez, pero hasta ahora no
son más que especulaciones, ya que los norteamericanos no han dicho nada más de
lo que dice esa Orden Ejecutiva, acerca del por qué somos un peligro para la
seguridad de los Estados Unidos más allá de lo que ya sabíamos. Sin embargo
podemos inferir que la protección a terroristas y/o guerrilla internacional del
régimen, incluyendo su apoyo en la documentación de esos delincuentes, de por
sí ya es motivo suficiente de Seguridad Nacional para los norteamericanos.
O bien puede ser que el FINCEN (Financial Crime Enforcement Network) y
la OFAC (Office of Foreign Assets Control) del Departamento del Tesoro
norteamericano, ya hayan reunido suficientes evidencias del latrocinio a
nuestras riquezas de parte de estos delincuentes que nos desgobiernan y están
tratando de “ayudarnos” a salir de nuestra pesadilla. Difícil de creer…
Pero, ¿no creen ustedes que en esta discusión nos hemos metido en un
mar de especulaciones? Lo digo porque no es de ahorita el latrocinio. Entonces,
¿por cuál razón iban a hacer eso ahora y no antes que no habían robado tanto? O
tal vez sea como indica mi estimado amigo Thaelman Urgelles en su artículo, que
los norteamericanos se aprestan a negociar con eso para forzar al régimen a
mejorar nuestras condiciones, incluyendo la electoral (ver Obama en su hora de la verdad con Venezuela). Conociendo la
historia contemporánea de nuestro continente, eso es lo más posible y serio que
he leído hasta ahora más allá de las fuertes reservas que algunos tenemos en
relación al tema electoral. No duden ni un segundo que eso lo puedan hacer los
norteamericanos sin que les agüe el ojo. ¿No se acostaron con los Castro y el
régimen de Maduro cual marido cornudo se enteró de último? Deberíamos haber
aprendido hace bastante rato la lección de la convivencia Norte-Sur.
Pero hay algo que ninguna discusión ha abordado todavía porque nos
encanta vivir de la ilusión de que nuestra solución va a venir de afuera. Y es
que los venezolanos tenemos que terminar de entender que este problema donde
nos metimos en 1998 solo lo podemos resolver nosotros, así tengamos media
docena de Órdenes Ejecutivas, todas firmadas por la Casa Blanca, dos docenas de
Marco Rubio y una docena de Ileana Ros-Lehtinen a nuestro favor en el Congreso
de los Estados Unidos. Eso, por más que luzca acorralar al régimen, no sirve
para nada si nosotros no hacemos nuestra parte. ¿Y cuál es nuestra parte?
Que si, por ejemplo, aquellos que piensan que las declaraciones de Russ
Dallen, ex Daily Journal y Diario de Caracas, en el Congreso
norteamericano respecto al fraude electoral en el CNE van a servir de algo, que
empiecen a exigir condiciones electorales para esas elecciones Parlamentarias y
luchen por ellas. Porque todavía no cabe en mi entendimiento como pretenden
ganar esas elecciones sin haber cambiado en absolutamente nada la manera en que
nos han robado las elecciones desde el año 2004. ¡Es que ni siquiera lo exigen!
La oposición oficial todavía cree que porque estos delincuentes nos han
llevado a la bancarrota de país ganaremos esa elección. ¿Y eso no pasó en el
2012 y el 2013? ¿Ganamos esas elecciones? ¡¿Hasta cuando esta ingenuidad
pendeja o pervertidamente colaboracionista?! Pero bueno, eso es como estar
enamorado por estar alegre, o sea que aunque la mujer te mande los mensajes de
las mil maneras posibles o te insinúe lo que sea, si no haces nunca nada, nunca
tendrás el chance… Permanecerás enamorado para siempre mientras otro se lleva a
la mujer. No seré yo quien les estropee la fiesta diciéndoles que las cosas, de
no cambiar, einstenianamente (si esa palabra existe) seguirán igual… o peor. Ya
los norteamericanos, cual mujer bonita, mandaron sus mensajes, queda ahora de
nosotros hacer nuestra parte.
Por eso es que hay que aprovechar que las cosas marchan exitosamente
hacia el desastre para los señalados por esa Orden Ejecutiva y cualquiera del
régimen a quienes los norteamericanos señalen. Y lo cierto es lo siguiente: si
una persona o empresa (por ejemplo Pdvsa y sus filiales) está en la lista OFAC
o FINCEN, no solo no podrá abrir una pequeña cuenta en ningún banco
internacional sino tampoco podrá realizar alguna operación si ya la tenía, ni
en el más remoto país del mundo, si este está conectado con los centros
financieros del mundo civilizado de hoy.
Ya los bancos dejaron de ser lo que solían después el 11S/2001 y la Ley
Patriota. El negocio bancario y de seguros ahora es un entramado altamente
regulado y controlado por los Oficiales de Cumplimiento (Compliance Officers)
quienes son los que en realidad le dan el visto bueno a cualquier operación
(para aquellos que quieran profundizar el tema lean este artículo). Si ellos dejan pasar alguna irregularidad,
también son responsables. Antes de abrir una cuenta a usted lo pasan por esa
suerte de Lista de Tascón que son las listas OFAC/FINCEN, pero de narcos,
terroristas y lavadores de dinero sucio, que tienen los bancos internacionales
conectadas con el Departamento del Tesoro norteamericano.
Si usted está en esa lista es un paria financiero internacional. Todos
los que estén allí puede que tengan dinero pero no podrán hacer nada con él.
¿Se dan cuenta del por qué andan estos delincuentes como las chiripas después
del Baygon? Vueltas locas y aturdidas porque ahora son-paradójicamente-
víctimas de otra lista pero de delincuentes reales, como ellos. No sin razón
andan como locos buscando firmas de niños en las escuelas públicas para que los
saquen de allí…
Si los venezolanos de cualquier condición no entendemos que se nos está
dando ahora la oportunidad de pararnos y decir basta a estos delincuentes
ampliamente descubiertos, nacional e internacionalmente, poco será lo que se
logre en cualquier terreno. Es la hora de organizarnos para eso, cada quien en
su propia tesis opositora, porque la ventana está abierta, no esperemos que se
cierre.
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