Por Fernando Facchin Barreto, 20/03/2015
A propósito del caso “El Carabobeño”; todo gobierno totalitario
necesita que se piense y se diga un solo pensamiento sobre política,
sociedad y economía; sólo admite una única visión para el país y sus ciudadanos
y así procura, por todos los medios, apropiarse de la prensa, de allí la
negativa a la distribución de papel periódico a los diarios no sumisos.
La nefasta Ley Habilitante recién aprobada por el vergonzosamente
sumiso parlamento, se ocupará de acabar con la libertad de expresión, pero
sucede que el país no soporta la proliferación de adefesios jurídicos mal
llamados leyes, dictados para complacer los caprichos presidenciales, leyes
dictadas unas y modificadas otras, sin consenso, sin discusión, sin fundamento
filosófico, sólo para satisfacer requerimientos inmediatos o para justificar
hechos delictivos cumplidos o, peor aún, para mayor represión de la sociedad lo
que nos lleva por el barranco de la censura y la opresión. La sociedad civil
ejerce un rol de servicio público ineludible, porque la libertad de expresión,
en todas sus modalidades, no es sólo un tema o una función del periodismo, es
un derecho de toda la sociedad y ésta tiene la obligación de defender sus
principios básicos frente a la vulneración sistemática de sus derechos
fundamentales.
Ese cuerpo “legal” que se nos pretende imponer dentro de la
intolerancia política es tremendamente preocupante para la lucha por la
democracia y el estado de derecho que libra la sociedad disidente, se
criminalizará la opinión, se satanizará el arte, se enervaran los derechos
constitucionales a la participación política, el porqué del terrorismo
legislativo lo encontramos en la pérdida de legitimidad del presidente para
gobernar, su ejercicio está deslegitimado por cuanto el pueblo en ejercicio de
su soberanía así lo ha decidido en razón de la reiterada oposición, el odio
social, el desprecio a los derechos individuales, la exaltación de la
violencia, rechazo a toda posibilidad de convivencia con la oposición y
aniquilamiento de la disidencia, creencia de poseer la verdad absoluta y
dictarla en cada ocasión, adoctrinamiento de la niñez y juventud “sobre ideas
nocivas y filosofías gastadas”, por ello nos tratan de llevar al barranco de la
censura periodística.
El oficialismo hace uso de la censura, oculta o descarada, en
nuestro país, hasta ahora, se nos presenta una censura oculta por no tener
sustrato legal, se arenga a la violencia contra los medios en forma
desconsiderada y abusiva y se le niega papel a los diarios o no se otorgan las
concesiones audiovisuales. Por otra parte, la noticia falsa ha sido utilizada
por todas las perversas mentes fascistas como medio de persuasión, en algunos
casos, y en otros, como medio de provocación, así actúa el gobierno; mientras
más grosera es la falsedad y la descalificación mayor es su efecto,
destructivo. La mentira descalificatoria y la voz de mando ante los medios, el
predominio de la imagen frente a la explicación, de lo sensiblemente brutal a
lo irracional, la exaltación de las zonas más oscuras del inconsciente
colectivo y la invasión mediática a los hogares, es terrorismo mediático. El
gobierno es un prisionero de sus propios mitos y mentiras, por ello es una
larga pesadilla. Carabobo democrática está al lado de “El
Carabobeño”. “No temo a la represión del gobierno sino al silencio de los
ciudadanos.”
Publicado en el Diario El Carabobeño el 20/03/2015
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