Por Luis Hidalgo Parisca, 23/03/2015
Perito Agropecuario
Boletín 223 AIPOP
La crisis actual que experimenta el país en materia de abastecimiento
alimentario, no es otra cosa que la cosecha del fracaso que se comenzó a
“sembrar” a partir del año 2000. En efecto, durante ese año se produjeron las
primeras “invasiones” de fincas en plena producción auspiciadas por
funcionarios del gobierno nacional con el apoyo y protección de la Guardia
Nacional. Luego, a finales del año 2001, se le concedió “carta roja” a toda
clase desmanes y abusos en el medio rural mediante la aprobación de la Ley de
Tierras y de la Ley de Pesca, fuentes originarias de la destrucción “apegada a
derecho” del sector productor nacional de alimentos.
Desde esa época y de manera ininterrumpida a lo largo de 16 años el
sector agroalimentario en general, y los productores agrícolas en especial,
grandes, medianos y pequeños, han sido objeto de todo tipo de agresiones:
desconocimiento de sus derechos de propiedad; discriminación en el otorgamiento
de financiamiento oficial por razones de carácter ideológico; ataques impunes
del hampa común y política que se expresa en asaltos, asesinatos, secuestros,
robo de cosechas y de maquinarias; abandono de la infraestructura física
(vialidad rural, sistemas de riego, electrificación, centros de acopio);
ocupaciones ilegales de empresas y decomiso arbitrario de mercancías; amenazas
y descalificaciones públicas permanentes; establecimiento de excesivas
regulaciones y controles, acompañadas de inspecciones y fiscalizaciones
constantes en búsqueda de supuestos ilícitos legales, administrativos o
sanitarios sin fundamento, en fin, creación y mantenimiento de un clima de
hostilidad hacia la iniciativa privada que se ha traducido en desestimulo,
abandono o reducción de las actividades agroproductivas.
Si a lo anterior agregamos la existencia de un régimen de control de
cambios no transparente, que ha impedido el acceso a las divisas necesarias
para la importación de maquinarias, repuestos, agroquímicos, medicinas
veterinarias, materias primas e insumos en general, más la vigencia irracional
de un control de precios que ha llevado a los productores a trabajar a
pérdidas, tenemos entonces la combinación perfecta para la creciente
generalización de escases y desabastecimiento de alimentos en todo el país.
Es necesario aclarar que esta dramática situación de carencia
alimentaria, no es consecuencia de la caída en el precio internacional del petróleo.
En todo caso esa reducción lo que ha hecho es agudizar la crisis, porque los
índices de escases de alimentos se vienen presentando en el país desde hace por
lo menos 7 años, cuando el barril petrolero estaba en niveles superiores a los
$ 100. Tampoco es producto de ninguna guerra económica, ni obra de la
especulación o el acaparamiento, como manipuladoramente nos intentan convencer
los voceros oficiales.
Lo cierto es que el gobierno está cosechando lo que sembró. Después de
16 años de aplicar políticas agrarias, agrícolas y alimentarias, absurdas,
fantasiosas, incoherentes, contrarias a la sana lógica de una acción económica
orientada a la generación de riqueza y al logro del bienestar de productores y
consumidores, no podían obtenerse resultados diferentes. Lo único que ha
crecido en este tiempo en el sector agroalimentario es la burocracia y la
corrupción.
la destruccion de la produccion agraria por el socialismo ' expropiaciones , invaciones , inseguridad , secuestros , vacunas y sin productos quimicos
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