Juan Marcos Colmenares*, 28/03/2015
El 1º de enero de 1804, Haití proclamó su
independencia logrando ser el primer país latinoamericano libre del coloniaje
europeo. Su lucha se había desarrollado en varias etapas: En 1791 se inició la
revolución con la revuelta de los esclavos, en 1792 los mulatos lograron la
igualdad racial y en 1793 los esclavos arrancaron de las autoridades coloniales
la abolición la esclavitud.
La independencia de Haití fue un
acontecimiento de gran importancia en el continente, tuvo mucha influencia en
el resto de América y sobre todo en Venezuela, porque contribuyó a sus
levantamientos y revueltas. En 1794, José Leonardo Chirinos visita Santo
Domingo acompañando a su patrón Don José de Tellerías. Allí conoció de cerca la
experiencia de la rebelión de los esclavos y los mulatos, vio como habían
logrado la igualdad y la emancipación y regresó a Venezuela con esos ideales.
El 10 de mayo de 1795, en la serranía de Coro,
José Leonardo Chirinos organiza una insurrección y proclama la “Ley de
los Franceses” que implicaba la libertad y la igualdad para todos los hombres,
sin límites de origen, raza o clase. Fue uno de los primeros movimientos
libertarios en la Capitanía General de Venezuela e impactó política, social y
económicamente a la sociedad colonial venezolana.
Haití fue la colonia más rica de Francia, la
joya de la corona, un país productor y exportador de azúcar, café, cacao y con
importantes recursos minerales. Pero las guerras internas entre facciones
fratricidas, el odio entre razas, el resentimiento, la lucha de clases, los gobiernos
corruptos y la inestabilidad política, lo convirtieron en el país más pobre de
América. Es uno de los países más desiguales del mundo, con una tasa de
desempleo del 60%, una pobreza extrema del 70% y con la renta per cápita más baja
del hemisferio occidental.
Venezuela es un país con grandes recursos
económicos, petroleros, agropecuarios, hidráulicos y mineros. Su principal
actividad económica es la explotación petrolera y PDVSA es la empresa
estatal dedicada a la explotación, producción, refinación, mercadeo y
transporte del crudo. Pero hoy en día, estamos al mismo nivel de Haití o peor.
La corrupción, el crimen organizado, el
lavado de dinero, el narcotráfico y los conflictos políticos nos colocan como
uno de los países más peligrosos y con
mayores niveles de inseguridad pública (82 asesinatos por cada 100.000
habitantes) y nos hemos convertido en el principal puente del narcotráfico. Según
el Banco Mundial, Haití (180) y Venezuela (182) son los países con peor
ambiente para hacer negocios. Transparencia Internacional (TI) en su Índice de
Percepción de la Corrupción sitúa a Haití
y a Venezuela como los países donde se percibe mayor corrupción: Haití en el
puesto 175 con 1,8 puntos y Venezuela en el 172 con 1,9.
Y todos los problemas económicos, inflación, crisis
alimentaria, inestabilidad política, devaluación monetaria, crisis petrolera,
deuda pública y pobreza, son consecuencias del peor gobierno que ha tenido
Venezuela. Son el resultado del fracasado modelo económico del socialismo
castro-chavista basado en la estatización y nacionalización de los medios de
producción y la aplicación de controles de precios y de cambio. Es inconcebible
que con los inmensos ingresos petroleros recibidos en los últimos 16 años ($ 2
MM de MM) y siendo Venezuela el país con las mayores reservas energéticas del
mundo, nuestra economía se encuentre en estado de quiebra.
Para resolver los terribles problemas que
sufrimos y lograr estabilizar nuestra economía, necesitamos un cambio total y
urgente: Un cambio de régimen y de gobierno, donde se coloquen las mejores
inteligencias y capacidades al servicio público; un cambio de modelo económico,
donde se respete la propiedad privada, se estimule el trabajo y el
emprendimiento; y un cambio de modelo político, con autonomía de poderes y
descentralización. De eso trata el “Acuerdo Nacional de Transición”.
*Abogado
Miembro de Vente Venezuela
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