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domingo, 29 de marzo de 2015

Esa fiesta no es nuestra, @laguana


Luis Manuel Aguana, 28/03/2015

Así decíamos cuando en nuestra juventud por alguna razón algún vecino amigo montaba una fiesta y los invitados no eran los usuales de la comunidad y alguien de los que nunca falta nos invitaba a ella, porque él “si era invitado” y claramente nosotros no. Obviamente la respuesta invariable era, no gracias pero “esa fiesta no es nuestra”. Algo semejante nos está pasando con ese juego de las Parlamentarias y las primarias de la oposición oficial.

Por alguna razón muchas personas aun piensan, a mi juicio equivocadamente- incluso aquellos que han simpatizado con nuestra propuesta constituyente- que seguirle el juego electorero al régimen contribuye a “mantener” los espacios opositores y que hay que invertir energías en ese esfuerzo. No los contradigo. El hecho que haya o no haya parlamentarias no cambiará en absoluto, ni el resultado que algunos piensan será favorable al campo opositor (lo cual dudo porque las condiciones electorales no han variado en nada), ni la manera en que el régimen seguirá ejecutando su Plan de la Patria comunista.

Sin embargo es importante destacar que aunque las elecciones parlamentarias pueden ser el mecanismo de permanencia del actual sistema de partidos ante un régimen que ha desconocido abiertamente el escenario parlamentario, no solo expulsando ilegalmente a destacados miembros opositores, sino desconociendo la representación proporcional expresada en más curules para menos votos, nuestra propuesta constituyente del Proyecto País Venezuela va en el sentido de un cambio constitucional precisamente de esas estructuras. Y que cualquier energía y esfuerzo que dediquemos debe estar dirigido a eso.

Es del pensar de algunos que si ese esfuerzo se hace desde adentro será mucho más efectivo. Yo difiero de ese planteamiento. Los cambios “socialistas” que están en pleno desarrollo ya tienen su propia dinámica que se protege a sí misma. Se ha construido una súper estructura de desmontaje del sistema democrático y a la vez de protección del sistema socialista-comunista autocrático imperante que se hace imposible que desde adentro se pueda actuar para desactivarlo.

Chávez usó el sistema democrático, que en 1998 a duras penas funcionaba, y sus bajas defensas, para destruirlo. Destruyó a las Fuerzas Armadas desde adentro. Construyó un sistema comunal inconstitucional al margen de los municipios, financiando acólitos que se han encargado de sabotear la estructura institucional establecida en la Constitución, debilitando el funcionamiento de la institución municipal. Cualquier esfuerzo que se haga haciéndole el juego a este sistema perverso que ha distorsionado nuestro sistema democrático, abona para que se perpetúe.

Sin embargo todavía muchos creen, algunos de buena fe, que los esfuerzos para restituir nuestra maltrecha estructura institucional, deshecha por una Constitución que le arrebató la representación histórica a nuestros Estados en el Congreso, instituyendo una Asamblea a la cubana, podrá realizarse por una vía electoral controlada por un sistema automatizado perfeccionado en ese país comunista. Sin embargo hay que dejarlos que se maten por sus propios ojos y experiencia. Muchos desean ser engañados por la actual dirigencia de la oposición formal porque es muy difícil encarar que para enfrentar los que nos sucede hay que hacer mucho más que salir a votar en unos comicios controlados por el régimen. Pero de eso viven los partidos del “status quo” opositor.

Estos partidos nos llevaran unas las urnas “marcadas” por el régimen tantas veces como les sea posible con tal de no perder sus trabajos en una Asamblea que no ha decidido hasta la fecha absolutamente nada a favor de la población pero sí para mantener al régimen en pleno control del país. Cuando la excusa no sean las Parlamentarias será “el revocatorio de Maduro en el 2016”. Y al perderse este, serán las elecciones del 2019. Y así “ad infinitum”…

Entonces ustedes dirán, como decía antes la vieja canción, “tú lo que quieres que me coma el tigre”. Pues no. Lo que quiero es que los venezolanos abran los ojos y empecemos todos a trabajar para construir una opción diferente que les indique a los que trafican con la política que como sociedad civil podemos organizarnos para resolver este problema. Algunos hemos indicado una manera y su vía, otros están pensando también en formas diferentes que pueden ser válidas en tanto se hagan con honestidad, desprovistas de oportunismo. Poco a poco nos encontraremos en el camino y sorprendentemente, cuando menos lo esperemos, habremos hallado una solución donde quepamos todos y que nos sintamos participando de la misma fiesta.



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