Por Rene Nuñez, 25/03/2015
Venimos y seguimos mal como sociedad democrática. Si bien es
cierto, hasta 1998 la democracia ya venía resistiendo estructuralmente
agresiones a sus valores y principios de sus propios actores; no es menos
cierto que en los últimos años el proceso de degeneración se aceleró en
demasía, donde el desorden gobierna, los conflictos, las hostilidades marcan y
distancian a gobernantes y gobernados.
Los galimatías afloraron por la pérdida de la autonomía e independencia
de los poderes públicos; garantes del equilibrio, de la justicia y de la paz
social. El uso adecuado y eficaz de los bienes, servicios y recursos del Estado
ha brillado por su ausencia como responsabilidad constitucional. Los resultados
económicos, financieros y sociales, las graves e innumerables denuncias de
irregularidades administrativas, los abusos, la exclusión y la polarización
política dibujan la gravidez de la crisis de la Venezuela de hoy.
La oposición, cuya misión propia e insustituible es la de controlar y
fiscalizar al gobierno, formular críticas y presentar alternativas, no ha
podido, por su lado, constituirse en una fuerza política homogénea de
reemplazo. Su polarización interna conspira contra la unidad política
estratégica, reclamada por los seguidores. La agenda electoral siempre priva
sobra la del Estado.
La ciudadanía tampoco termina de organizarse y tomar conciencia crítica
y activa de sus derechos públicos, civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales otorgados por la constitución nacional. A muchos le cuesta dejar de
ser habitante para convertirse en ciudadano.
El Centro de Políticas Públicas y de Formación IFEDEC,
acaba de terminar un análisis sobre los últimos sondeos de opinión, de
cuyos estudios se derivan estas preocupantes conclusiones:
- El gobierno nacional vive un proceso de deterioro en la opinión pública.
- La oposición no recoge el descontento.
- En la población hay una creciente resignación. 80% no muestra interés en resistir.
- Los jóvenes no tienen referencias. Casi 50% de la población son menores de 30 años lo que significa que tenían 15 años o menos cuando llegó la “Revolución”.
- La MUD no es percibida como alternativa por el 80% del país.
- El mensaje del gobierno tiene audiencia en un porcentaje importante de la población. (No estoy contento con el gobierno pero están haciendo un esfuerzo”, “Los empresarios tienen una cuota de responsabilidad porque acaparan y especulan”, “Vamos a mejorar”; “Guerra económica”, “imperialismo”).
- 21% de la población recibe beneficio de las misiones.
Preocupa como el gobierno y la oposición le dan por separado una
lectura diferente a los “mensajes a García”enviados por la
población. Por ello, exhorto a los ciudadanos de todos el país a seguir
organizándose como sociedad civil para reflexionar y evaluar el rol
protagónico que hemos de ejercer ante la actual coyuntura política nacional
donde no hay instituciones que le den soporte a la democracia y donde no hay
una conciencia colectiva pro activa para encontrarse alrededor de una propuesta
común, consensuada y facilitadora capaz de superar una crisis que nos arropa a
casi todos por igual. Nuestros derechos de vida, nuestros derechos humanos,
nuestros derechos de progreso y desarrollo nacional no son negociables ni deben
quedar al azar su disfrute y exigencia. La crisis nacional no es
responsabilidad de todos los venezolanos pero si es de todos los venezolanos encararla
con la fuerza de la razón, de la verdad, de la libertad, del respeto al derecho
ajeno de conformidad con la carta magna. La propuesta, insisto, pasa por el
restablecimiento de la institucionalidad democrática, la elaboración de un plan
de progreso y desarrollo humano a corto, a mediano y a largo plazo. La
continuidad administrativa. La despersonalización del poder y de la política
misma. La inclusión y garantía de participación de todos los sectores que hacen
vida de país: el industrial, el comercial, el bancario, las universidades, los
emprendedores, las ONG, los centros de estudiantes, los gremios profesionales y
técnicos, los sindicatos, las iglesias, la sociedad civil organizada, entre
otros.
Hay una insatisfacción acumulada de país positiva, pues los
desequilibrios, las incertidumbres, la inestabilidad, las contradicciones, nos
da la oportunidad para revisar los errores, los desaciertos, las desviaciones,
los atrasos, las diferencias para ponernos de acuerdo en el proyecto de país
que siempre hemos soñado, el de ciudadanos de primera, con calidad de vida
integral, donde todos nos sintamos con capacidades y conformidades garantizadas
por un Estado y gobiernos decentes, transparentes y responsables de servir a
los ciudadanos.
En la democracia las decisiones son tomadas por la mayoría, pero
siempre respetando los derechos de la minoría; cada persona puede pensar
distinto y expresarlo sin ser mal vista o recibir castigos por ello. La
democracia como estilo de vida es un modo de vivir basado en el respeto a la
dignidad humana, la libertad y los derechos de todos y cada uno de los miembros
de una comunidad. Despertamos es el momento.
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51
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