MAITE RICO y JAVIER
AYUSO Madrid 14 MAR 2015
Entrevista a
Felipe González: “Es un error excluir a todos los imputados de las listas
electorales”
Pregunta. ¿Qué
opina de la falta de reacción de los líderes democráticos latinoamericanos ante la deriva venezolana?
Respuesta. Me
produce preocupación. Los que ya somos viejos hemos vivido una etapa
interesantísima en la que el impulso fundamental de América Latina, que
compartía con nosotros, era la recuperación de las libertades. Y ese impulso
comprometía a mucha gente. Ahora, cuando en América Latina el ejercicio del
derecho de voto está prácticamente generalizado, con la excepción de Cuba, la
preocupación por defender el funcionamiento de la democracia, que además del
voto supone otras cosas más, no sé por qué ha descendido, y es preocupante. Tal
y como están las cosas, yo preferiría que hubiese un diálogo serio en
Venezuela, porque la situación social y económica es muy dramática para la gente.
P. Con
un país tan polarizado, ¿cómo se podrían aproximar Gobierno y oposición?
R. Lo
veo muy, muy difícil, pero no imposible. Si de pronto, en un ataque
extemporáneo de preocupación por la sociedad venezolana, pensaran que lo que
hay que hacer es enfrentar la crisis socioeconómica y la crisis de seguridad
física, y se pusieran por delante esos intereses, se superarían algunas de las
fracturas que lo hacen difícil dentro del oficialismo y la oposición. El país
tiene, solo la Administración central, un 15% de déficit sobre el PIB. El tipo
de cambio oficial es 6,5 bolívares por cada dólar. En la calle eso se
transforma en 180 bolívares por cada dólar. El que tuviera, lo digo como
hipótesis, un dólar por 6,5 bolívares, el mejor negocio que podría hacer no sería
comprar alimentos, sino cambiarlo al día siguiente ganando un 1.250% en un día.
Eso lo saben los dirigentes del régimen, no todos, y lo saben algunos de los
que acaban de salir en el último ajuste que se ha hecho. Y probablemente han
salido porque lo saben.
A
mí no me gusta el régimen pero es mucho más operativo que se cumplan las reglas
de juego del régimen porque eso abre un espacio de diálogo. Y parte del diálogo
es que no se puede detener a los representantes políticos. El presidente Maduro
dice que allí no hay presos políticos sino políticos presos; yo diría que hay
políticos presos por ser políticos.
P. ¿Ayudaría
una mediación internacional? Unasur acaba de fracasar.
R. Se
ha intentado todo. Lo intentó la OEA en la etapa de César Gaviria. Durante la
primera crisis, en 2002, el secretario general de la ONU, Kofi Annan,
me ofreció ser su representante personal. Le dije que no le podía decir que no,
ahora lo puedo contar, pero que estaba seguro de que el presidente Hugo Chávez
no me iba a aceptar. Y le expliqué: le va a decir que soy amigo de Carlos
Andrés Pérez, por muy en desacuerdo que haya estado con él, y es verdad que
tengo simpatía por la oposición y al mismo un gran espíritu crítico porque no se
ponen de acuerdo. Y luego va a decir que España tuvo algo que ver en el intento
de vodevil que montaron en aquel momento. Y si le dice eso, quiero que le diga
que yo nunca he estado en favor de golpes de Estado, ni siquiera cuando los dio
él. Y, efectivamente, no me aceptó.
P. ¿Si
le pidieran participar ahora en una mediación, lo aceptaría?
R. Yo
nunca le diría que no a Venezuela. No sería capaz. Mis vínculos afectivos con
ese país son lo suficientemente fuertes, incluso en un estado de ánimo no
positivo, para no decir nunca que no.
P. Este
domingo hay protestas en Brasil. El gigante
de desliza por la crisis con el telón de fondo de la corrupción.
R. Brasil
necesita unas medidas muy rápidas de ajuste. Necesita que el Ejecutivo actúe y
que el Legislativo funcione. El gran problema que veo es que el Ejecutivo se
paralice por lo que está pasando a la hora de tomar las medidas de ajuste, que
se notarían en un año o dos porque la potencialidad de Brasil es enorme. Por
primera vez están en una inflación amenazante, están perdiendo algunos de los
equilibrios macroeconómicos, y hay bastante temor en la actividad
económico-empresarial.
R. Lo
peor de la situación es que ahora todo el mundo, como esto es un problema de
los mercados, da por hecho que una posible salida del euro de Grecia no tendría
los efectos que podría tener cuando se planteó al principio. Me parece una
solemne tontería. Tendría la misma importancia que hubiera tenido hace cinco
años cuando a Papandreu hijo se le ocurrió contar de verdad las cuentas de
Grecia dentro de un consejo europeo. Primer acto de la tragedia griega. Syriza
se equivocó al principio en el enfoque porque lo que estamos padeciendo hoy
todavía es una deflación de demanda. Ellos arremetieron diciendo que había que
reestructurar la deuda. Los griegos financian su deuda en unas condiciones
infinitamente mejores que España o Italia. El fondo de rescate tiene
vencimiento en 2054, y los tipos de interés son los propios de una operación de
rescate. Yo quiero que Grecia tenga éxito, y para ello tienen que tener un
enfoque claro de cuál es el desafío y cuáles son los problemas de Europa.
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