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miércoles, 18 de marzo de 2015

Las listas de exterminio del neo nazismo criollo, @Maripuerta


Por María Isabel Puerta Riera, 15/03/2015

Antes de la existencia de las RRSS (redes sociales), la opinión pública dependía de los aportes de expertos (pundits) convertidos en intérpretes de las representaciones sociales; con el surgimiento de las redes, ha ocurrido una democratización en la formación de opinión, en un ambiente donde cualquiera puede aportar reflexiones para contribuir en la formación de esa opinión pública. Sin embargo, esa democratización en algunas oportunidades no está acompañada de la responsabilidad (como accountability) que se espera de quienes promueven esa opinión, y mucho más cuando se aspira que ésta sea representativa de la sociedad.

Es por eso que parece casi un hecho natural encontrarse en las redes sociales con cualquier cantidad de calumnias, mentiras y tergiversaciones, sobre los más variados tópicos, sin encontrar ningún freno legal porque se cuenta con la fragilidad institucional que hace al Estado incapaz de garantizar la protección mínima de derechos individuales y colectivos. De ahí que la escalada deciberacoso político haya alcanzado dimensiones críticas al formularse acusaciones falsas para promover desde el anonimato, linchamientos o ajusticiamientos.

Esto no debería revestir alarma en un país con Estado de derecho en vigencia, capaz de encontrar a los culpables del delito de instigación al odio y sancionarlos. Pero en Venezuela, esto se convierte en una condena sin juicio, porque cualquier desquiciado que interprete la difamación como una orden, puede creer que está tomando la justicia por sus propias manos.

El trasfondo de este asunto preocupa todavía más porque se trata de una acción que busca neutralizar a las voces críticas que promueven una agenda política distinta a la que los extremos políticos quieren mantener y por eso el timing al ventilar listas que incitan al odio, con la esperanza de provocar un episodio que les permita reactivar el escenario de conflicto del año pasado y así secundar la suspensión de la tan “despreciable” elección parlamentaria. Sus promotores se creen seres superiores, dotados de extraordinarias condiciones que les permiten erigirse en referencia política del país, ignorando justamente lo que la mayoría está expresando desde hace tiempo: queremos cambio y lo queremos en paz.

Eso al neo nazismo criollo no le interesa y por eso apela a la incitación al odio. ¿Se imaginan si llegaran al poder? Roguemos que no haya gas.



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