Por Mitzy Capriles de Ledezma, 17/03/2015
A su llegada al país a principios de este mes, el Secretario General de
la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) Ernesto Samper, afirmó que la
presencia de este organismo serviría para que el gobierno y la oposición puedan
avanzar con la finalidad de poner fin a esta escalada, y contribuir en el
acercamiento de los actores sociales y políticos en la búsqueda de un gran
acuerdo.
Luego Samper olímpicamente declara aquí que en Venezuela existe
separación entre los poderes públicos constituidos. En una de sus reuniones
dijo además que aquí hay “algo” de desabastecimiento y “algo” de violencia,
demostrando de esta manera, un total y absoluto desconocimiento de la realidad
venezolana, porque es hecho cierto la pérdida de autonomía de las
instituciones, el estado de derecho en entredicho, la grave crisis de
desabastecimiento de alimentos y medicinas, los altos índices de inflación y la
desbordada delincuencia que hace de nuestro país uno de los más inseguros del
mundo. Toda esta situación es rechazada por la mayoría de los venezolanos. Sus
declaraciones han sido señaladas como cínicas y descalifican al organismo que
representa.
Otro detalle significativo consistió en que la Mesa de la Unidad
Democrática no fue invitada al encuentro que la oposición iba a tener con la
representación de Unasur en la sede de la Nunciatura Apostólica, hecho que fue
calificado como una provocación por Jesús “Chúo” Torrealba, Secretario
Ejecutivo de la MUD.
Unasur no respondió la solicitud que se le hizo para que sus
cancilleres visitaran la prisión militar de Ramo Verde donde se encuentran
recluidos los presos políticos, entre ellos mi esposo Antonio Ledezma. Ernesto
Samper se mostró parcializado con el gobierno, y está muy lejos de la realidad
su afirmación en el sentido de que la visita de Unasur dejó abiertos los
caminos para el diálogo entre el gobierno y la oposición.
En este sentido, sostiene Antonio Ledezma que para que exista un
diálogo democrático y honesto, la liberación de los presos políticos debe ser
una condición fundamental. “Es por ello -ha dicho Antonio- que se debe saber a
qué atenerse con este tipo de gobernantes, que colocan por delante sus conveniencias,
en perjuicio de los intereses del país. Lo natural, lo lógico, lo que encajaría
en medio de tantas dificultades que padece Venezuela, es un diálogo serio,
solvente, curado de mentiras y jugadas sucias. Eso sería lo saludable para
nuestra economía tan maltrecha y lo que ayudaría a nuestro pueblo a buscar
mejores derroteros”.
Por su triste actuación en nuestro país la Unasur no está calificada
para trabajar en la búsqueda de soluciones a la grave crisis venezolana.
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