Por José Domingo Blanco, 24/04/2015
¿Le estamos exigiendo al CNE mejores condiciones para poder votar? La
respuesta parece obvia. Sin embargo, la gente de Ciudadanía Activa decidió
darnos un empujoncito e iniciar un reclamo justo, amparado en nuestros
derechos, establecidos en la Carta Magna y la Ley Electoral. Esta ONG enumeró
las “20 Garantías Electorales para las Elecciones Parlamentarias” que
deberíamos exigir y lograr así participar en unos comicios realmente
transparentes, limpios, sin tufo a fraude, por un lado, y pestilente a victorias
mal habidas, por el otro; como ha ocurrido en procesos anteriores en los que, a
como dé lugar, resultan favorecidos con el voto los adeptos al partido que,
durante estos tortuosos 16 años –no son 2 Nicolás, son ¡16!- nos mal gobierna.
Ciudadanía Activa, en una Carta Abierta dirigida a la ONU, Nuncio
Apostólico, Mercosur, Unasur, Centro Carter y OEA, entre otros, plantea las
condiciones mínimas para los próximos comicios en los que elegiremos a los
diputados. Unos comicios a los que le han colocado una nueva guinda a la torta:
la Asamblea Nacional aprobó la proyección población realizada por el INE, con
la cual se cambian los circuitos electorales y la cantidad de diputados que se
escogerán para cada uno de estos –con la anuencia, por supuesto, del cada vez
menos imparcial Poder Electoral. Con esta decisión, aprobada a pie juntillas
por los diputados oficialistas, una vez más, se tuerce el curso natural de unas
elecciones, imponiendo el favoritismo y la ventaja para el partido del
“desgobierno”.
Revisando los nuevos datos poblaciones del INE, ahora, circuitos
evidentemente opositores, cuyo crecimiento ha sido sostenido, se proyecta que
verán mermada su población, con un decrecimiento inexplicable (imposible de
atribuir al desplazamiento, migración a otras naciones o la matazón con la que
nos azota el hampa). Razón por la cual, el número de diputados que se elegirá
en estos bastiones tradicionalmente liderados por la oposición será menor.
Incluso, el alegato del PSUV en la Asamblea para amañar los circuitos
mirandinos, es decir que allí no se construyen viviendas, que la gente migrará
y no habrá tantos electores. Con este argumento ridículo, Miranda pierde un
diputado. Y esto se aprobó en el debate de la Asamblea ¡y punto! No se discute
más: la triquiñuela se echó a andar.
Pero, ¿qué podíamos esperar de un señor como Diosdado Cabello, quien es
en sí mismo, él sólo, la Asamblea Nacional? Su soberbia y autoritarismo de
nuevo se pusieron en evidencia cuando vociferó, y transcribo sus palabras: “No
voy a discutir con usted ni con nadie las atribuciones que tiene el Presidente
de la Asamblea Nacional. No lo voy a discutir. No hay elecciones; solo para
elegir diputados parlamentarios. Ustedes, con sus dinosaurios, verán dónde los
meten. Pero no será en el Parlamento Latinoamericano”. Un ejemplo de cómo se
deciden las cosas en nuestro país.
Un asiduo audio participante de mi programa de radio comentó que los
ciudadanos no podemos dejar sólo en manos de los partidos políticos, las ONG y
la MUD este tema. Que todos tenemos que reclamar porque “no podemos ir a
meternos ingenuamente en la boca del lobo”. Insiste en que cada uno de
nosotros, como ciudadanos, debemos exigir al CNE, con todos los medios a
nuestro alcance, las mejores condiciones posibles para estas elecciones -que,
sospechosamente, aún no tienen fecha. ¡Qué raro! ¿No les parece? Tenemos que
alzar la voz ahora, porque después no tendremos chance de quejarnos. Y en ese
sentido, le concedo toda la razón. ¿A cuántos comicios hemos acudido en los
últimos años, creyentes de los cambios a través de la vía electoral y
democrática; pero, conscientes de que algo no está bien con el proceso ni con
el ente que los organiza? Todavía está fresco el recuerdo de un Capriles
sabiéndose ganador y a los pocos minutos reconociendo su derrota, en unas
elecciones en la que Maduro ganó dudosamente la Presidencia, con un margen tan
pequeño de ventaja, gracias a unos votos “milagrosos” que aparecieron de la
nada cuando se concedió la prórroga en el horario de las votaciones, tal como
lo revela el estupendo reportaje publicado recientemente en el diario ABC de
España.
Y esa es la gesta que emprendió Ciudadanía Activa, con Francisco Moreno
y Carlos Villasmil a la cabeza de este reclamo al que debemos sumarnos. Son
veinte condiciones mínimas necesarias para que podamos depositar nuestro voto
sin el acecho de la trampa y el fraude. Tenemos que exigir unas elecciones
limpias y transparentes. Nosotros, como ciudadanos, sabemos lo que debemos
reclamar, hemos visto lo que ha pasado en los últimos años.
Es determinante en este momento, solicitar claridad en la definición
del número de diputados y circunscripciones electorales, porque es ilógico que
la distribución geográfica de la población favorezca con la mayoría de las
curules a Estados que tienen baja densidad poblacional y electoral. Es
apremiante que tengamos un nuevo CNE, imparcial y plural, y no uno donde sus
directores son una pieza del régimen. Los militares, chavistas confesos, no
pueden seguir custodiando un proceso eminentemente civil. Es obligatorio exigir
y divulgar públicamente la auditoría que se la haga a los cuadernos de votación
y a las captahuellas. Pero, en especial, tenemos que exigir que se cumpla con
la representación proporcional que establece la Constitución. Insisto, como ya
lo he expresado en artículos anteriores, son muchas las exigencias que, como
sociedad civil organizada, debemos hacer para poder participar en los comicios
y salir de esta pesadilla en la que estamos inmersos. De lo contrario, nuestra
conformidad con las imposiciones del sistema, nos hará, de nuevo, votar para
perder.
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