Por José Guerra, 25/04/2015
La realidad se está haciendo evidente. Venezuela vive una especie de
deslave social. La encuesta realizada por las Universidades Central de
Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar, desnudan una terrible
realidad. La pobreza y el deterioro social están aumentando
peligrosamente. Según ese estudio, en 2014, el 23% de los hogares de Venezuela
se encuentra en pobreza extrema, lo que equivales a más de siete millones de
personas que literalmente tienen dificultades para comer adecuadamente. Entre
tanto, la pobreza general se situó en 48,0%, cifra esta superior a la del año
1998, cuando alcanzó el 45,0%.
Todo este deterioro ha ocurrido en medio del mayor auge petrolero que
recuerde la historia del país. El ingreso petrolero fue despilfarrado, mal
invertido y robado, en buena parte. Lo que explica esas cifras
indignantes es el fracaso de un modelo económico que hundió a la economía
en la inflación, la escasez y el estancamiento de la actividad económica. Los
pobres fueron usados como instrumento para hacer demagogia, para llenarse la
boca hablando de la pobreza, pero jamás para sacarlos de ese estado necesidad,
porque en realidad el socialismo lo que ha servido en el mundo es para
empobrecer a los países.
Según la encuesta referida, al 80,0% de los venezolanos no le alcanza
el ingreso para comprar los alimentos. En un contexto donde los precios de la
comida aumentan más de 120,0% anual, resulta muy difícil que los sectores
pobres y de clase media puedan alimentarse bien para tener una vida saludable.
Ello implica que la ingesta de proteínas ha disminuido significativamente y los
cuadros de anemia comienzan a aumentar entre la población más pobres. Según el
estudio, los hogares más pobres no tienen acceso a la carne de res, el pollo,
el pescado, los huevos y los lácteos, en unos casos por los elevados precios y
en otros por la escasez. Esos alimentos son sustituidos por carbohidratos, que
ingeridos en exceso tiene efecto dañinos sobre el organismo. Esa forma precaria
de alimentarse por parte de los hogares en situación de pobreza está
determinando la incidencia de enfermedades destructivas para la salud, tales
como la diabetes y la prevalencia de la obesidad.
El país se está despertando en medio de una pesadilla. La vida del
ciudadano ha sido estremecida por las colas que parecen haberse hecho parte de
la cotidianidad de la gente. El socialismo siempre ha sido consustancial a las
colas debido a que ese sistema liquida las capacidades productivas al afectar
los incentivos para producir. Está Venezuela sufriendo el colapso de un modelo
económico y social que ya no da para más y que requiere ser cambiado, para bien
de este martirizado y engañado pueblo.
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