Por Jesús
Alexis González, 20/04/2015
Venezuela
se caracteriza en la actualidad por contar con una economía entramada (ideas, propuestas y acciones que se
entrecruzan) a la luz de una continua injerencia gubernamental en el proceso
productivo (¡economía de coacción!)
mediante decretos, regulaciones, prohibiciones, etc, hasta inclusive reducir al mínimo el retorno empresarial del
beneficio normal afectando de tal modo las posibilidades de reinversión;
asumiendo para ello la figura de un “gendarme
económico necesario” apoyado en una subordinación del resto de los Poderes
en aras de conducir (afirman) la producción y el consumo por un sendero más
justo que el mercado (¿?), configurando un sistema
intervencionista a expensas del sector privado haciendo privar el
inmediatismo populista por encima de una economía política para el mediano y
largo plazo, en manifiesto desprecio al conocimiento económico que con obviedad
sostiene que para elevar el bienestar
nacional se requiere de un permanente incremento de la producción basado en
la acumulación de nuevo capital (incluidas las innovaciones tecnológicas), en
armonía con una estructura salarial distante de la imposición de mínimos y de
inamovilidad laboral sin la correspondiente productividad(¡asistencia laboral esterilizada!).
La
expansión del intervencionismo en Venezuela, condujo al Gobierno a ocupar roles
que no les son medulares en clara desviación de funciones y responsabilidades,
hecho que propició un perverso
desequilibrio macroeconómico en un escenario presente donde la inflación
anual supera el 60% con una estimación 2015 cercana al 150%, las reservas
internacionales alcanzaron su mínimo histórico, aumento desproporcionado de la
masa monetaria, déficit en el flujo de divisas desde US$ 8,5 millardos en 2014
a un estimado de US$ 12,8 millardos para 2015 (50,6%), con la debida salvedad
que a dicho monto debe sumarse el servicio de deuda a China (US$ 6,7 millardos)
para situar el déficit total en US$ 19,5 millardos (129,1% en relación al
2014),mientras que el comportamiento del PIB (producción de bienes y servicios
durante un año determinado) que constituye un buen reflejo del encogimiento económico muestra (%) una
variación desde 5,6 en 2012, 1,4 en 2013, -4,4 en 2014 y un estimado de -9,5 para 2015; al propio
tiempo el Gobierno pasó de ser en 2006
importador del 10% del total nacional hasta más del 60% en 2015 en un contexto
donde dichas importaciones alcanzaron US$ 59.300 millones en 2012, 53.100
millones en 2013, 45.900 millones en 2014 y un estimado de 32.200 millones para
el 2015 (84,1% menos en relación al 2012).
Tan
indeseable tránsito hacia el
encogimiento económico, puede observarse claramente mediante la revisión
del comportamiento histórico de múltiples realidades dentro de las cuales, y
con el apoyo de documentos elaborados por expertos, mencionaremos por razones
de espacio sólo dos de ellas: la industria petrolera y las empresas de Guayana.
La industria petrolera (PDVSA), se
ubicó en el año 1997 como la ¡segunda
mayor del mundo! superada por Arabia Saudí (Aramco) e igualmente fue la ¡segunda con mayor rentabilidad!;al
tiempo de ser la de menores costos y gastos, mayor utilidad en operaciones,
mayor índice de solvencia, menor endeudamiento y la empresa con mayor índice de
solidez. Ese brillante desenvolvimiento, se logró en razón a un crecimiento continuo durante 25 años lo
cual facilitó que la producción en 1999 se situara en 3.700.000 b/d empleando
para ello menos de 42.000 trabajadores,
mientras que contradictoriamente y a la luz de un lento crecimiento (estancamiento
secular), la producción en 2015 alcanza unos 2.300.000 b/d habiendo incrementado la nómina en un161,9%que
facilita inferir una estructura laboral mayoritariamente a otras actividades no
petroleras, que en conjunto a la caída de la producción y a la disminución de las exportaciones cobradasdesde
US$ 86.600 millones en 2012 a 85.100 millones en 2013 y hasta 69.000 millones
en 2014 con un estimado de 30.100 para 2015 para una reducción del 187,7% con respecto al 2012, ha
impulsado la necesidad de un financiamiento acumulado 2014 por parte del Banco
Central de Venezuela por un monto superior a Bs 673.000 millardos, teniendo
como fuente la emisión de dinero inorgánico en maligna complicidad con la
liquidez monetaria y la inflación ¡¡sin
más comentarios!!. Por otra parte, las empresas
de Guayana puede afirmarse se encuentran altamente improductivas siendo que en promedio están produciendo a
un 20-25% de su capacidad instalada
arrojando en consecuencia cuantiosas pérdidas. En este contexto, resulta pertinente
mencionara Sidor que produjo en 2007
(último año antes de la re estatización) 4 millones 300 mil toneladas de acero
líquido y un acumulado 2004-2007 de 16 millones 500 mil toneladas, lo cual
facilitó una producción promedio anual de 370.000 toneladas de cabillas
cerrando en 2007 con una ganancia de US$ 704 millones; todo lo cual se encogió
al extremo de producir en 2014 tan sólo 1 millón 40 mil toneladas (23% de su
capacidad instalada) para una producción acumulada 2011-2014 de 5 millones 300
mil toneladas (¡¡ 11 millones 200 mil
toneladas menos!!) y producir apenas 180 mil toneladas de cabillas. Venalum, mantuvo por casi 20 años una
producción de 430 mil toneladas anuales de aluminio (tope de su capacidad
instalada), mientras que en 2014 produjo 105 mil toneladas (¡3 veces menos!). Ferrominera (estatizada desde 1976 tras la
nacionalización del hierro), producía desde finales de los 90 alrededor de 22
millones de toneladas de mineral de hierro mientras que en la actualidad
produce 10 millones 500 mil toneladas. Las 5
plantas de briquetas, que cuentan con una capacidad instalada para 10
millones de toneladas/año alcanzó un tope de 8 millones previo a su
estatización en 2009, y hoy producen en conjunto algo más de 1 millón de
toneladas (menos del 14% de su capacidad);
finalmente la industria cementera
actualmente estatizada al 100%, en el presente produce menos de la mitad de su
promedio histórico (¿Cómo construir?).
Ante el encogimiento económico que experimenta
Venezuela, el Gobierno vuelve a recurrir a la manipulación mediática
“refrescando”, por un lado, la trillada guerra económica con supuesto apoyo
“imperialista”, y por otro lado “incorpora” a los “raspacupos” como responsables principales de la escasez de divisas
(¿?) con clara intención clasista de carácter electoral, cuando en realidad (y
sin negar lo antiético de tal conducta) los US$ 6.000 millones destinados en
2014 a cupos para viajeros equivalen, suponiendo como hipótesis que un 50% de
ese monto se destinó al turismo
cambiario,a un 12% de los US$ 25.000 millones asignados por Cadivi para
importaciones y destinados a fines inconfesables según el “informe
Giordani”(más de 8 años de cupo para honestos viajeros), a un 4,3% de los US$
69.000 millones “desaparecidos” desde el inicio del control de cambio (23 años
de asignación de divisas para viajeros honrados), y mucho menos del 1% de los más de US$ 350.000 millones con procedencia dudosa
depositados por venezolanos en el exterior.
Finalmente, en reflexión ilustrativa, ha de señalarse que debemos ser
diligentes en “supervisar” al
Gobierno Nacional a los efectos que asuma como válido e instrumente formalmente
lo contemplado en el documento Del
Diálogo a la Acción aprobado en la VII Cumbre de las Américas (Panamá,
2015), en cuanto a las recomendaciones de políticas y propuestas en favor de
alianzas público-privadas, donde se ha de enfatizar sobre la necesidad de
fortalecer el comercio, estimular el crecimiento y el desarrollo a la vez del
espíritu empresarial. En caso contrario, y de mantenerse la tendencia hacia el encogimiento, pudiéramos
llegar a una etapa donde (parafraseando a J.M. Keynes) “A largo plazo, todos estaremos muertos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico