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lunes, 20 de abril de 2015

¿Radicalizar la Revolución?, por Omar Barboza Gutiérrez

Omar Barboza Gutiérrez abril de 2015

El Presidente Maduro luego de su deslucido papel en Panamá, donde iría a entregarle al Presidente Obama las supuestas 10 millones de firmas, que no solo no entregó sino que las dejó en Venezuela en algún lugar donde nadie las puede verificar y contar, le trajo al pueblo venezolano un anuncio que le ha causado tristeza, desesperanza y sobretodo indignación, porque su contenido si es una verdadera amenaza para los que vivimos en este país.

Ha dicho lo siguiente: “Voy a radicalizar la revolución”. Y eso significa profundizar un modelo que ya ha probado que es un fracaso que ha tenido consecuencias muy negativas para la calidad de vida de todos, especialmente de los que tienen menos ingresos. Lo cual ha ocurrido, no por falta de recursos y el control de todos los poderes públicos que ejerce este gobierno, sino por la incapacidad, la corrupción y el espíritu de venganza en contra de los que producen en este país.

El Vicepresidente de la Republica al comparecer el pasado 3 de marzo ante la Asamblea Nacional, declaró que a este régimen le han ingresado en los últimos 15 años 1 Billón 182 mil millones de dólares.

Ahora, ¿Qué ha significado para el pueblo de Venezuela esa montaña de dinero administrada por los que hoy gobiernan a Venezuela? De acuerdo al último informe del CENDAS, la canasta alimentaria en marzo de este año subió a Bs. 20.919 lo que significa un incremento del 109,5% en relación al mismo mes del año pasado. Es decir, una familia debe destinar 3,7 salarios mínimos (Bs. 5.622,48) para adquirir una cesta compuesta de 58 productos, de los cuales los más importantes no se consiguen.

El Fondo Monetario Internacional acaba de anunciar que durante este año Venezuela tendrá una inflación de 96,8%, y que su Producto Interno Bruto, o sea, la producción de bienes y servicios tendrá una caída del 7%. Nunca está de más recordar que la inflación es el impuesto más criminal que se les puede imponer a los más pobres, a los que viven de escasos ingresos en bolívares que no le alcanzan para comprar nada. Tampoco debemos olvidar que el principal responsable de esta inflación es el gobierno, que a través de un Banco Central irresponsable ha convertido a este ente que debería ser autónomo en una imprenta de billetes sin respaldo que cada vez compran menos.

El desabastecimiento por rubros según estimación de expertos, está así: aceite de maíz 92,8%; aceite vegetal 91.3%; café 87%; margarina 82,6%; leche en polvo 79,7%; azúcar 78,3%; harina maíz 66,7%; ni hablar de la carne, del papel sanitario, o del desodorante. Al igual que de las cabillas o del cemento, que cuando se consiguen es a precios 6 o 7 veces más que lo regulado, y eso ocurre desde que sus respectivas producción y distribución está en manos del gobierno. Es importante recordar que en 1998 el país se autoabastecía de carne en un 98%, cuando solo se importaban las delicateses, pero hoy el gobierno mientras le compra a los productores extranjeros con dólares a 6,30 bolívares, pretende que los productores nacionales vendan sus productos a pérdida para que sean ellos los que paguen las consecuencias del fracaso de sus políticas económicas, si a nuestros productores les pagaran los mismos precios con dólares preferenciales como les pagan a los del exterior, en Venezuela no hubiera escasez de carne.

Estamos ante una economía de gran incertidumbre en relación al verdadero precio de las cosas. La firma Ecoanalítica hizo cálculos ponderados para establecer tipos de cambio por sector, con el siguiente resultado: para alimentos es de Bs. 49,4; para bebidas alcohólicas y tabacos de Bs. 245,20; para vestidos y calzados de Bs. 173,3; y para el sector salud de Bs. 67,9; imaginemos la confusión que debe tener el consumidor y los efectos de este despelote cambiario en la economía real.

El gobierno del Presidente Maduro en vez de rectificar los errores, dice que es un saboteo económico, y reacciona tomando medidas desesperadas como la que acaba de ocurrir con la reducción de cupos para viajeros, violando en la práctica el Artículo 50 de la Constitución el cual garantiza a todos los ciudadanos el libre tránsito, mientras esa medida lo que significa es aplicarle a los venezolanos un corralito para que no puedan viajar, y además viola el Artículo 20 Constitucional que prohíbe la discriminación, la cual se concreta al mantenerse las condiciones anteriores solo a los que tenían tarjetas de crédito del Banco de Venezuela antes de la nueva Providencia.

En fin, solo tiene acceso a dólares de Bs. 6,30 el entorno corrupto del gobierno. El Presidente Maduro nos hace recordar al anterior Rey de España cuando dijo: “¿Por qué no te callas?

Omar Barboza Gutierrez

omarbarboza1@cantv.net

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