Por René Nuñez, 26/04/2015
LA mayoría de los ciudadanos y ciudadanas venezolanas tienen
corresponsabilidad en la actual situación crítica de país; la peor de toda la
historia republicana y democrática. Culpables por apoyar a un gobierno no
preparado ni interesado en gobernar con equilibrio, racionalidad y justicia
democrática. Hoy “justos y pecadores” pagamos las consecuencias con
exclusión y empobrecimiento social en detrimento de nuestra dignidad, nuestra
democracia, nuestra calidad de vida integral.
Empecemos por aceptar, a título de autocrítica, que ser ciudadano
no es solo votar en procesos electorales. Es también entender y tomar conciencia
política del ejercicio oportuno de los derechos, deberes individuales y
colectivos consagrados en la constitución nacional. Una sociedad criolla
demasiada permisiva con las reiteradas violaciones de las normas como también
con los cambios y decisiones antidemocráticas que se vienen tomando por
la fuerza del poder más no por la del soberano: el ciudadano.
Una ciudadanía responsable se ejerce apoyando y tomando acciones para
vivir mejor y más seguros. No se trata de pedir más leyes, sino cumplir y hacer
cumplir las que ya existen. Elegir por elegir. Exigir cambios sin cambiar uno
primero.
Un buen ciudadano se responsabiliza por las cosas que pasan a su
alrededor. Participa en servicios a la comunidad, exige ser protagonista de los
presupuestos municipales, decide en que van a invertirse los recursos
asignados, ser un buen vecino, trata a todos con respeto y dignidad, ayuda a
cuidar el ambiente, sigue las reglas de la familia, de la escuela y de la
sociedad. Que no son más que las buenas acciones, las buenas y nobles ideas
fundamentadas en valores morales y éticos. Haciéndolas sus hábitos. Su conducta
humana.
Si en el hogar no se respira unidad, armonía y amor, muy difícil sus
miembros puedan ser los mejores ejemplos de la comunidad. Los buenos o
malos ciudadanos se forman en el núcleo familiar. Uno vive para el bien de
miles y miles viven para el bien de uno. Cuando vivimos para los demás el
egoísmo y la avaricia desaparecen. Los que somos cristianos, la conexión con
Dios es la mejor fuente de sabiduría, bondad y buen juicio para uno ser un buen
ciudadano. Con la fe y la esperanza siempre por delante.
En el camino de la vida siempre habrá problemas y obstáculos para
resolver con inteligencia y sabiduría. Resistir a las adversidades con
perseverancia y constancia, un compromiso ineludible.
Muchos líderes y funcionarios públicos de hoy no garantizan el respeto,
la justicia y la paz ciudadana, simplemente porque adolecen de una formación
cívica correcta y decente. Escoger los mejores dirigentes, los mejores
gobiernos ha de ser una obligación ciudadana siempre. Ayudemos a superar esta
Venezuela de dolor y desesperanza, sembrando alivio y esperanza con formación,
amor y unión. Sabemos que va llevar tiempo, por mucho que vengan cambios. El
mejor país está por venir.
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51
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