Stalin González abril de 2015
En las cercanías de las tiendas se
aglutina multitud de personas esperando recibir productos básicos. Algunos de
ellos ejercen una nueva profesión: son bachaqueros. Estos se encargan de
comprar la mercancía y venderla con un alto margen de ganancia, que puede ser
suya o del funcionario o militar que gana por decirle los horarios de descarga
de mercancía.
España adelanta una investigación sobre
lavado de dinero y pide la intervención de los bancos que son usados para este
delito. Aparecen seis nombres llamativos; cuatro ex funcionarios del alto
Gobierno y dos empresarios venezolanos. El Gobierno se limita a declarar que los
pasaportes no eran diplomáticos.
Un ex alto funcionario el país está
asilado en EEUU como testigo protegido para atestiguar sobre casos de
corrupción. Otro en funciones alega que es y ha sido traidor porque, mientras
era funcionario, robó las arcas públicas. Dicha afirmación la hace mientras
confiesa saberlo desde hace algunos años y ha callado por lealtad.
Tres casos de diferentes dimensiones,
naturaleza y con consecuencias que tienen el mismo origen, la corrupción como
modo de vida. Desde aquel que aprovecha su cargo para decirles a los propios
dónde, cómo y cuándo está la mercancía y saca provecho de ellos, hasta aquellos
casos más escandalosos y vergonzantes donde se robó el arca pública, se fue del
país y cuenta con la anuencia de los congéneres para mantener el poder.
La corrupción y la impunidad reinante
carcome a la sociedad. La falta de transparencia y rendición de cuentas, sumada
a la eliminación de cualquier atisbo de control gubernamental, ha conllevado a
niveles preocupantes de corrupción.
El robo al Tesoro Nacional es un
atentado contra nuestras finanzas, nuestro presupuesto y el dinero que
disponemos para concretar las políticas públicas. Por otro lado, erosiona la
legitimidad de las instituciones y a los funcionarios que la ejercen porque no
se vislumbran al servicio de la sociedad, conllevando a lo que vemos ahora, la
deslegitimación del sistema político.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico