Por Fernando Facchin B., 17/04/2015
Maduro amenaza con radicalizar la revolución. Son muchas las medidas
que podrían adoptarse en esa amenaza de radicalización, pero lo más grave es la
intensidad represiva, selectiva e indiscriminada, contra los derechos
constitucionales y ciudadanos de quienes disentimos el desastroso desarrollo
del “madurismo”, cada día habrá más represión en todos los sentidos: carencia
de alimentos, medicina y demás bienes necesarios para la subsistencia, lucha
armada contra un pueblo inerme, destrucción total de la económia, de la casi
desaparecida institucionalidad, de la libertad de expresión, de la seguridad
jurídica, todo por medios fraudulentos contrarios al estado de derecho. Como en
Cuba, las cárceles se llenarán de disidentes y
no de delincuentes.
La radicalización y la ingobernabilidad nos conducen a una terrorífica
y mortal experiencia, una evidente y peligrosa frustración popular ante una
estrategia política depredadora, la cual desde todo punto de vista ha sido
debidamente articulada, donde se han suprimido libertades y derechos y se ha
abolido el concepto de ciudadanía, deja dando
una estela de cadáveres a lo largo de 16 años de indignidad y destrucción del
sistema democrático implementado desde 1958, para convertirlo en un sistema
totalitarios al estilo cubano; una clara involución política, social y
económica.
Para contrarrestar la ignominia “madurista” se hace necesario motivar,
emocionar e invitar a la participación a una desgastada y pasiva ciudadanía, en
defensa de sus derechos, hay que elevar la conciencia política de los ciudadanos, para quienes no es extraña la
gravedad de la situación totalitaria que vive el país, la indiferencia y la
pasividad son los aliados del terrorismo de estado impuesto por el ilegitimo
gobierno y su ingobernabilidad.
La amenaza de radicalización es, a todas luces, inconstitucional, pero
se le hace un inaceptable juego a la dictadura cuando se producen agravios,
gratuitos y carentes de fundamentos contra los concejales, los resultados de
las descalificaciones y confrontaciones son aliados de la radicalización y todos
conocemos los resultados de esa ilógicas manifestaciones de posturas extremas,
todos debemos levantar la voz de condena a acusaciones injustas contra nuestros
concejales, por cuanto, a pesar de las diferencia, tenemos la obligación de
mantenernos unidos para aislar a quienes son
cómplices de la radicalización y la polarización política. Es necesario
estar convencidos que no debemos volver a las viejas y perversas consejas de
confrontación y polarización que permitieron la llegada del chavismo y su
herencia al poder.
Publicado en el Diario El Carabobeño 17/04/2015
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