Laureano Márquez 25 de abril de 2015
Lo nuestro ya sobrepasa toda
racionalidad: amenazamos militarmente a los EEUU y también a España con sanciones terribles en medio de
una de las peores crisis de nuestra historia. Hacemos ensayos militares que
circulan como vídeos cómicos por las redes y la gente pregunta: “¿viste el de
la refinería?, ¡ese está buenísimo!” Declara persona non grata a Felipe González la misma gente que le
entregó la espada de Bolívar a Muamar Gadafi. El ministro que condujo el rumbo
de nuestra economía durante los últimos 15 años, hace una campaña mundial para
demostrar que la continuidad de su política es ahora un desastre.
Al tiempo que se descubren cuentas mil
millonarias de la corrupción en Andorra, Suiza y otros paraísos fiscales, el
gobierno niega dólares para la importación. A la única empresa que fabrica
eficientemente harina precocida (una empresa privada porque las que no producen
son del gobierno) se le decomisa la producción. Se hace una campaña para
promover la venta de gasolina a precios justos, mientras se le obliga a los
productores privados a vender por debajo de lo que les cuesta producir. Se encarcela y tortura gente en nombre de la
defensa de los derechos humanos. Se acusa al violado de violar y al agredido de
agresión. Se establecen “pactos de honor” con grupos delincuenciales para
frenar los robos. Se insiste en mantener un rumbo económico que es claramente
suicida, culpando a los que están quebrados de promover una “guerra económica”.
En la frontera, solo con pasar a Cúcuta, un ciudadano puede recibir 5000 Bs.
por cada 100 mil bolívares que lleve en efectivo en billetes de 100 y 50. Si
encima va con el tanque lleno de gasolina, 4 cauchos nuevos y la maleta llena de comida, puede en 5
viajes resolver un año de trabajo. Se
obliga a la población a firmar en contra de nuestro principal cliente comprador
de petróleo, mientras un alto funcionario hace la fiesta de su hijo con
hamburguesas traídas directamente del Imperio. Una gobierno que ha producido
multimillonarios instantáneos de la nada, es el abanderado de la justicia
social. El presidente recibe una solicitud de ayuda en un mango que alguien le
lanza y él atrapa. La persona que lanzó el mango consigue una casa. Una señora
con un carro viejo se topa con la caravana presidencial y el presidente le
obsequia un carro que no es de su propiedad en un país en el que por la
incompetencia oficial han dejado de ensamblarse vehículos.
El 99,9999% de la población no se
consigue en la calle con el presidente. Damos lecciones de libertad de expresión
al mundo mientras vamos cerrando medios de comunicación. Según una encuesta 80 de cada 100
compatriotas no está comiendo completo. Vienen unas elecciones parlamentarias y
pretenden redefinir los circuitos para que gane el que va perdiendo. Las colas
para conseguir alimentos se incrementan. Según los economistas para comprar un
corolla un profesional debe ahorrar 20 años y
lo peor de esta historia aún no
ha comenzado. Más de un millón y medio de personas ha decidido abandonar el
país más feliz del mundo. El máximo líder se compara a sí mismo con Stalin y
una universidad decide darle un doctorado honoris causa.
Definitivamente hay momentos en que uno
duda de si Venezuela es realidad o ficción.
Surrealismo total. Esto es Macondo con
Orwell.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico