Por Eddie Ramírez, 14/04/2015
En Venezuela todos los gobiernos han tratado en forma inhumana a
quienes están presos por motivos comunes. Lamentablemente la sociedad también
ha sido indolente ante la tragedia que se vive a diario en nuestras ergástulas.
Entre los presos comunes existen tratos diferenciales que hacen la estada
“donde toda incomodidad tiene su asiento”, como escribía el manco de Lepanto,
un poco menos dura. Quienes tienen recursos compran protección o logran un
mejor alojamiento en un pabellón con compañeros menos peligrosos, donde pueden
estar a salvo de violaciones y de ser golpeados y robados. Generalmente los
juicios duran años.
Algunos presos tienen acceso a comida que les llevan familiares, pero
la gran mayoría debe recurrir al poco palatable “rancho” de la cocina de la
cárcel. Los familiares deben esperar varias horas, generalmente al sol, para
poder visitarlos los fines de semana y son sometidos a requisas degradantes.
Desde luego también existen los “pranes” y sus secuaces que imponen su ley
dentro del penal e incluso realizan negocios ilícitos dentro y fuera del
recinto carcelario, con la complicidad de los custodios.
Por regla general y con muchas excepciones, los presos políticos
tradicionalmente han tenido un tratamiento preferencial en relación a los
encerrados por motivos comunes. Desde luego en nuestra historia del Siglo XX
hay que señalar casos bochornosos como el de La Rotunda y Palenque, de la época
de Gómez. El Obispo, Guasina y Sacupana, cuando Pérez Jiménez.
Ya en nuestra etapa democrática es obligatorio mencionar las torturas y
desapariciones en algunos Teatros de Operaciones en donde ilegalmente se
retenía a guerrilleros. En la Cárcel Modelo y en el cuartel San Carlos el trato
era aceptable. En la Isla del Burro las condiciones eran malas y las visitas
estaban restringidas a los familiares cercanos. Algunos directores de los
centros de reclusión tenían un trato correcto. Tal es el caso del capitán de
fragata Carlos Taylhardat, responsable del Castillo de Puerto Cabelllo, quien
se negó a encerrar a unos oficiales en las bóvedas. Otros no procedieron
correctamente e incluso uno no autorizó el traslado al hospital del capitán de
navío Manuel Ponte Rodríguez, quien estuvo varias horas con dolor de pecho y
falleció en el San Carlos.
Hugo Chávez, Arias Cárdenas y compañeros golpistas estuvieron en buenas
condiciones en Yare y cualquiera podía visitarlos. Simonovis, los Guevara y
otros estuvieron y están en El Helicoide sin derecho a recibir sol y a veces
con visitas limitadas. Leopoldo López, Antonio Ledezma y Ceballos están
aislados en Ramo Verde sin derecho a recibir visitas de amigos. A Isaías Baduel
de vez en cuando le dan un trato despótico. En la Tumba están varios
estudiantes y otros presos políticos sin recibir los necesarios rayos solares y
es tal la presión que Rodolfo González, el aviador, fue inducido a suicidarse.
Gómez y Pérez Jiménez no se molestaban en acudir a tribunales para encarcelar a
sus adversarios. En el Totalitarismo Siglo XXI el régimen se vale de jueces y
fiscales sumisos que acatan órdenes de Miraflores y condenan a inocentes.
El sábado 11 de abril acudí con mi esposa a visitar a los efectivos
policiales Erasmo Bolívar, Luís Molina, Héctor Rovaín, Marco Hurtado y Arube
Pérez, quienes llevan doce años presos por una sentencia política de la juez
Marjorie Calderón a raíz de los sucesos del 11 de abril del 2002. Ya antes los
había visitado, pero esta vez me negaron ese derecho de ellos y mío. Estos
ciudadanos intentaron separar a quienes marchábamos de los paramilitares rojos.
No asesinaron a nadie y, en el supuesto negado de que fuesen culpables, ya les
corresponde el beneficio de la libertad. Son gente de escasos recursos con
hijos pequeños, sobre los cuales el régimen se ha ensañado injustamente. Los
grillos arrojados al mar a la muerte de Gómez siguen torturando, ahora con
modalidades adaptadas al totalitarismo del Siglo XXI. Exigimos a Tarek William
Saab, Defensor del Pueblo, que haga respetar los derechos humanos de todos los
presos.
Como en botica: Bravo por Mitzy, Lilian Tintori y Rocío San
Miguel. El dirigente sindical de Pdvsa Eudis Giraud denunció que los terminales
de buques de Puerto La Cruz y de Jose están en muy mal estado, que 75% de los
barcos de carga están fuera de servicio y que existe contaminación del
peligroso gas sulfuro de hidrógeno. El respaldo de 26 ex presidentes a la lucha
que tenemos en Venezuela por la democracia es el apoyo más valioso que hemos
recibido en estos años de totalitarismo. Una consulta a la Academia de la
Lengua ¿Cómo se denomina a quienes se encabronan? ¡No más prisioneros
políticos, ni exiliados!
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