Leonardo Fernández abril de 2015
La corrupción es un mal que aqueja a
todas las sociedades, no existe lugar donde no se haya revelado un escándalo de
esta índole; En Venezuela no podemos remontar a las adjudicaciones de tierras
que hicieron que los fundadores de la cuarta República (Paez y los llamados
godos) se adueñaran de una inmensa parte de las tierras productivas de nuestro
país. Nos podríamos pasear por la historia y encontrar abundante documentación
sobre hechos de corrupción.
Pero, a pesar de que este flagelo afecta
a todos los sistemas, no los afecta a todos por igual. El autoritarismo y la
concentración de todos los poderes en manos de unos pocos es el terreno más
fértil para que germine este mal. Cuando los Poderes Públicos pierden toda su
independencia y abandonan su función de controlar a los otros se facilita la
propagación de los delitos de peculado. Basta analizar las listas del ranking
mundial de corrupción para deducir que mientras mejor funcionen las
instituciones y mayor separación de poderes, se hace más difícil actuar de
manera irregular con el dinero que pertenece a toda una Nación.
Es irónico que en Venezuela tengamos una
llamada “Revolución” donde se ha proclamado que “ser rico es malo” y que en
teoría busca una “justa distribución de las riquezas nacionales”; pero que al
mismo tiempo este sea uno de los períodos con mayor corrupción en nuestra
historia. Esta afirmación no la hacemos a la ligera, Son tantos y tan graves
los casos de corrupción destapados en este período que necesitaríamos 10
artículos para detallarlos todos ellos. Pero los más recientes provienen incluso
de denuncias hechas por los mismos “camaradas” que se pelean a cuchillo el
fondo de la hoya para raspar los restos, ante una inminente salida del poder
(por la vía democrática).
Los llamados “socialistas” defensores
del pueblo, están presuntamente implicados en cobrar comisiones para el
otorgamiento de contratos a empresas españolas por centenares de millones de
euros. Justifican medidas como el aumento de la gasolina y el recorte de los
cupos de viajeros por los miles de millones de dólares que se ahorra el Estado,
pero internacionalmente aparecen evidencias de que solo entre los bancos de
España y Andorra se estuvieron lavando 4.200 millones de dólares. Se hace más
indignante el tema cuando solo después que el ex gobernador Isea sale del país,
Tareck El Aissami saque a la luz casos de corrupción de los que conocía y que
fueron silenciados por el difunto Chávez. Cuantos casos de estos no seguirán
callados porque quienes están involucrados aún son fieles al “proceso”.
El Socialismo Real promete siempre
acabar con las élites que oprimen a los pueblos y que están corrompidas; pero
el resultado aquí y en todas partes ha sido, que una nueva élite se forma en la
cúspide del poder, y que quienes integran las estructuras de poder, al no tener
los contrapesos de una democracia normal, como lo aconsejaba Montesquieu, se
ven las manos libres para abusar del poder y desbalijar al Estado. Como decía
un viejo eslogan de campaña: Menos mal que ya se van, esto ya no se aguanta.
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