Por Silvia Taulés, 26/04/2015
Cuando el FC Barcelona fichó al pequeño Matías Lacava en 2013, una de
las cuentas oficiales de fans de Hugo Chávez lo celebró como una gran noticia.
"¡Crack venezolano!", escribían, "¡El Messi venezolano!".
No es de extrañar: el jugador acababa de cumplir entonces los 10 años y el
Barça había decidido ficharlo para su cantera. Todo un éxito. Así que toda la
familia Lacava se trasladó a Barcelona con el pequeño. Es la historia de una
vida llena de promesas en la que nada debía interponerse. Salvo un detalle: el
padre de Matías es Rafael Lacava, alcalde de Puerto Cabello, miembro destacado
del chavismo. ¿Puede un defensor del socialismo que ostenta un cargo público
tener a su familia viviendo a todo plan en Barcelona? Poder, puede.
Rafael Lacava está casado con Nancy González, también destacada
chavista y defensora en su Venezuela natal de innumerables causas. Causas que
ha tenido que abandonar para dedicarse a los suyos en España. Ambos tienen
cuatro hijos: Matías (el futbolista del Barça), Adriana, Isabella y Alessandro.
Lacava padre sigue ejerciendo de alcalde mientras su familia vive en
Barcelona, en uno de los mejores barrios de la ciudad. Y los niños estudian
cerca de casa, en el St. Peter's School, una escuela de élite, uno de los
colegios más caros del país.
Se trata de una escuela de habla inglesa en la que han estudiado y
estudian los hijos de las familias más adineradas de Barcelona. De los 6 a los
11 años los alumnos pagan 12.980 euros al año, de los 12 a los 14 pagan 14.500
euros, y de los 15 a los 18, 15.500. A estas cifras hay que sumar los derechos
de inscripción, que se pagan una sola vez y cuestan unos 3.000 euros. Y las
salidas o excursiones, que suelen ser una o dos al año y cuestan entre 500 y
900 euros. Los hijos de Rafael Lacava pagan, al menos, 45.000 euros de colegio,
dinero que no incluye ni las comidas ni las actividades extraescolares.
En plena crisis diplomática entre España y Venezuela, conocer la vida
de esta familia en Barcelona es cuanto menos sorprendente. Porque además, lo
curioso es que los niños que fichan por el Barça tienen dos opciones: o vivir
en la Masía o hacerlo con sus padres."Normalmente, si es extranjero vive
aquí y el Barça se convierte en una especie de tutor", comenta a LOC un conocedor
de la cantera del Barça. Todos los jugadores menores del club van al mismo
colegio, con el que la entidad tiene un acuerdo, en el barrio de Sant Gervasio,
pero de ningún modo al St Peter's. Y a veces se traslada a la ciudad un miembro
de la familia, no todos.
"Un día llegaron mis nietas a casa del parque y me contaron que
habían conocido a unos chicos venezolanos que eran hijos de un
alcalde", comenta a LOC la abuela de unas amigas de los hijos de
Lacava. "No me lo podía creer, me pareció todo un cuento imposible".
Esta mujer, que prefiere guardar el anonimato, está casada con un venezolano y
conoce bien el país. Por eso no entendía cómo la familia de un alcalde chavista
podía vivir en la capital catalana mezclándose con lo más pijo de la ciudad.
Pese a quien pese, los Lacava se instalaron en Barcelona en 2013,cuando
el Barça decidió fichar al pequeño Matías. Las relaciones de la familia con el
club surgieron antes, en septiembre de 2012, momento en que el Ayuntamiento de
Puerto Cabello llegó a un acuerdo con la entidad blaugrana para crear una
escuela de fútbolen el municipio. Al año siguiente, el hijo del alcalde era
fichado por el Barça. "El FC Barcelona nos hará llegar las condiciones que
se requieren para que todo ese sistema futbolístico lo podamos tener aquí. Seremos
los pioneros y los primeros en dar este gran paso", anunciaba Lacava
tras los primeros contactos.
Víctor Valdés, portero del Barça aquel año, viajó a Venezuela para afianzar
las relaciones entre el club y el municipio, y un año después, Sandro
Rosell, presidente de la entidad, firmaba el acuerdo en Puerto Cabello. Con
todo, el club de fútbol del municipio no figura ente las escuelas formativas
que el Barça tiene repartidas por medio mundo, desde Japón a República
Dominicana. Son 13 en total y ninguna está en Venezuela.
La presencia de la pareja ha soliviantado a algunos venezolanos. El 17
de enero de este año, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar tocó en el Palau
de la Música con entradas de hasta 160 euros. Y allí fueron muchos los
compatriotas que vieron sorprendidos cómo Lacava y su mujer asistían al
concierto, sentados en platea.
Rafael Lacava vive en Puerto Cabello y pasa largas temporadas en
Barcelona para estar con su familia, que añora su tierra pese a haberse
integrado con los cachorros de la burguesía catalana. Las niñas, Isabella y
Adriana, eran destacadas gimnastas allí, y aquí han querido seguir
desarrollando sus aptitudes. Ambas (Isabella con más éxito) son miembros de la
Federación Catalana de Gimnasia y compiten con el club Les Moreres, de
Esplugues. Mientras, Alessandro, el cuarto, además de cursar sus estudios en el
St. Peter's es también futbolista, no con el sobresaliente nivel de su hermano,
y juega con el CP Sarriá.
La familia disfruta de la vida pequeñoburguesa de Barcelona, donde
frecuentan la vida de veraneos, colegios privados, excursiones a la Costa Brava
y a la nieve. Se han relacionado a la perfección y se han asimilado de tal
manera que ya son como cualquier familia bien barcelonesa. Cadaqués,
Andorra, en yate por Ibiza en agosto, escapar de vez en cuando a Estados Unidos
(y visitar Nueva York y Disney World). Las redes sociales son el testigo de
este siglo y todo lo cuentan. Incluso la vida padre de la familia Lacava en
Barcelona.
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