Juan Marcos Colmenares*23 abril
de 2015
En estos tiempos estamos
viviendo momentos muy difíciles: Inseguridad, corrupción e impunidad; desempleo,
inflación y pobreza; desabastecimiento de alimentos, medicinas y artículos de
primera necesidad. Una crisis económica, social y política sin precedentes en
nuestro país. Esta realidad es intolerable conociendo los enormes ingresos
recibidos por Venezuela en los últimos 16 años, provenientes de la renta petrolera
y calculados entre 1.8 y 2 Millones de Millones de dólares. Sabiendo además, que
el régimen se ha endeudado perversamente con China y Rusia.
Ante ese sentimiento de
impotencia y frustración viene a nuestra memoria la campaña presidencial de
1978, en la cual Luis Herrera Campins usó como su eslogan electoral ¿dónde
están los reales? Y con asombro nos preguntamos: ¿A dónde se fueron esas
colosales rentas petroleras? ¿Qué hicimos mal? ¿Quién es el responsable de esta
ruina?
Venezuela ha recibido en estos
16 años, quince veces más de lo utilizado en el Programa de Reconstrucción de
Europa (Plan Marshall) después de la II Guerra Mundial, que sirvió para
recuperar la economía de Alemania, Austria, Bélgica, Luxemburgo, Dinamarca,
Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Islandia, Italia, Noruega, Portugal, Reino
Unido, Suecia, Suiza y Turquía y a sus más de 254.958.000 habitantes. El Plan
fue un éxito porque Europa alcanzó el mayor crecimiento económico de su
historia, aumentó la producción industrial en más de un 30% y la producción
agrícola superó cualquier record anterior a la guerra.
Pero nosotros, con el ascenso
de Chávez al poder, caímos en un círculo vicioso que trasformó esa riqueza en
una maldición que nos ha empobrecido. Su administración profundizó el
estatismo, el rentismo y el populismo, arrasando con el estado de derecho, las
instituciones y las libertades fundamentales. Estimuló el resentimiento y la
lucha de clases, culpando de nuestros problemas a la burguesía, al
imperialismo, a los yanquis, a los empresarios y hasta a los judíos. Que somos pobres
porque ellos son ricos y que Cuba es el mar de la felicidad. Una copia al
carbón del caudillo idiota que engaña al pueblo, señalado por Plinio Apuleyo
Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa, en el “Manual del
perfecto idiota Latinoamericano”.
Esperemos que esto
nos dé el coraje y la voluntad para lograr un cambio de modelo y de gobierno, antes
del 2019. Para entender que la riqueza se construye mediante el trabajo, el
esfuerzo y la responsabilidad individual. Para apostar por los emprendedores, el
capitalismo popular, la investigación y la tecnología. Que es
necesario hacer énfasis en la cultura de la excelencia y la eficiencia,
combatir la corrupción administrativa, la impuntualidad y la irresponsabilidad.
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