Por Jesús
Alexis González, 27/04/2015
En aras
de elevar el bienestar ciudadano y hacer más viable el ejercicio democrático,
ha de procurarse que la práctica de la ciencia económica mantenga un elevado
sitial técnico evitando mezclar la economía
con la política, habida cuenta que tal perversa mezcla afecta negativamente
a los dos ámbitos razón por la cual la conducción de un buen Gobierno debe
apoyarse en descripciones (lo que es) y
predicciones (lo que debería ser)
emanadas de dicha disciplina; teniendo como orientación el desarrollo de una
teoría o hipótesis que genere pronósticos válidos y significativos alejados de ¡perogrulladas!, de reminiscencias
“modificadas” de algún pensamiento
político obsoleto, y de intenciones
soterradas; al tiempo de jerarquizar los objetivos sociales resaltando la obligación de responder a una
inquietud ciudadana: ¿cómo quiero vivir?
A tenor
de lo señalado, se hace obligante una armonía entre un Estado eficiente articulador de un Proyecto Nacional para perfilar
una sociedad con equidad, a la luz de un coherente sistema tributario (no un
simple proceso recaudatorio) con el propósito de redistribuir el ingreso
nacional; y un mercado poderoso
regulado de manera correcta para facilitar la generación de riqueza, sin
convertirse en un “ente distribuidor” que tenga como objetivo primario elevar la remuneración del capital en desmedro
del trabajo y la familia. Tal forma de organización política-económica-social,
no admite un Gobierno que centre su acción en la acumulación de poder desdibujando su identidad ideológica de origen,
al extremo de proponerse “derribar la frontera” entre lo público y lo privado
al tiempo de mezclar la economía con la política para abrir espacio al clientelismo como pilar fundamental
para caracterizar las relaciones entre el ámbito económico y el ámbito
político, teniendo como fin ulterior inducir “confusión” en la mente de los ciudadanos muy especialmente en
aquel sector poblacional más vulnerable (pobreza material y debilidad
espiritual), cuyas debilidades de entorno lo impulsan a convenir en un
intercambio económico: votos por un bien
material o ventaja económica, que en simultáneo implica un condicionamiento
político: lealtad-agradecimiento; sentimiento
que profundiza (intenta) el Gobierno mediante la instrumentación de Programas
con enfoque asistencialista que les facilita hacer proselitismo al presentarlos como una muestra de su generosidad, materializada por el Presidente en
ejercicio y/o de uno anterior.
En el
caso específico de Venezuela, la “confusión lealtad-agradecimiento” se extiende
no solo a la población vulnerable sino que afecta también al sector privado
empresarial (industria y comercio) como consecuencia de la inseguridad económica reinante, inducida por el control de cambio y
de divisas (¿fin político?) dentro de un marco de controles y regulaciones que
dificulta el libre desenvolvimiento de la actividad económica; e igualmente
afecta la estructura político-partidista
ante el encogimiento funcional que les genera la presencia de un clientelismo que desarrolla una
actividad social a través de sus Misiones con evidente utilización
político-electoral por parte del partido oficialista. Es claro, que esta
“confusión” propiciada desde el Gobierno no impide la aparición de
insatisfacciones y desilusiones ciudadanas ante ineficiencias demostradas hasta
impulsar una “confusión de
incertidumbre”, que puede desvanecerse ¡¡en
favor de la democracia y el bienestar!! en la medida que los partidos
políticos se extiendan más allá de sus “muros” para ser portadores de un
mensaje centrado en explicar, con lenguaje pedagógico comprensible, los
fundamentos que sustentan sus propuestas
que facilite en el ciudadano
internalizar las posibilidades ciertas de un devenir más favorable; sin
insistir en “explicarles” las razones de su vulnerabilidad que en todo caso¡las conocen mejor que quienes redactan
dichas propuestas!!.
Como
vitrina referencial para mostrar algunos indeseables
efectos surgidosal mezclar economía y política, abordaremos sucintamente
tres materias de sensible resonancia. En materia
social, y apoyado en aportes del cura salesiano, teólogo y Doctor en
Ciencias Sociales Alejandro Moreno con experiencia alcanzada en más de 50 años
viviendo en barrios venezolanos, se pueden mostrar situaciones diversas tales
como que existen dos sectores de la sociedad que nunca se han comunicado: el
cerro y los edificios; así como que en el año 1987 estábamos en 8 asesinatos
por cada 100 mil habitantes y en 2015
¡estamos en 83!; que existe una drástica disminución de la edad de víctimas
y victimarios siendo que el promedio de edad del delincuente disminuyó desde
18-20 años hasta 15-16, con el
agravante que la inclusión en la
delincuencia violenta comienza a los ¡14 años!, y por tanto su “inicio” en
la delincuencia está en torno a los ¡12
años!; que no temen caer en manos de la policía ya que existe un 94% de impunidad (el Observatorio
Venezolano de la Violencia lo estima en 91%); que en un barrio la violencia de
origen se desarrolla en tres círculos: el de los profesionales (18-25 años), el de los aprendices (14-18 años) y el de los observadores (10-12-14 años); que matar un policía da prestigio
(cerca de 50 en 2015) e incluso puede ser un rito de iniciación, que
complementan con el robo del armamento; y en síntesis que el Estadono quiere revertir la violencia
ya que sostiene (¿con intención de “confundir”?) que el delincuente es una víctima de la sociedad capitalista (¡!), y
mientras no exista la sociedad socialista no
vale la pena hacer nada (¡!). En materia de salud, y basándonos en la
página del Programa venezolano de Educación-Acción en Derechos
Humanos (PROVEA) marzo 2015, podemos señalar que una delegación de Venezuela
formuló una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos según la cual la
salud venezolana presenta graves insuficiencias en sus condiciones, al punto
que en la práctica se niega el acceso a
este derecho humano a los sectores de la población sometidos a las peores
situaciones de vulnerabilidad, léase la gente más pobres. Las restricciones
afectan incluso al sistema privado de salud, producto de la política monetaria
establecida por el Gobierno Nacional. En materia
económica y según el Centro de Estudios Latinoamericanos (CESLA), Venezuela
tiene por delante un duro panorama ya que acumula problemas que afectan a los
sectores social, económico y político; el Banco Mundial (BM) por su parte,
sostiene que el Gobierno venezolano vive una situación difícil y sufre
presiones inflacionarias y cambiarias que limitan sus acciones en política
monetaria que ha debilitado su capacidad fiscal y que de no aplicarse reformas
estructurales que eviten esta situación en el futuro, el bajo crecimiento se volverá permanente; mientras que el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe “Infrascopio 2014” que mide la
capacidad de movilizar inversión, señala tres factores fundamentales para
atraer inversión privada: creación de marcos jurídicos y regulatorios sólidos,
la creación de sistemas de inversión públicos capaces de promocionar proyectos
que atraigan el interés privado, y apoyar el desarrollo de los mercados de
capitales; lo cual, sin la menor duda, constituye el principal reto de Venezuela y donde Argentina, por ejemplo, en
opinión de su Presidenta ha mostrado capacidad de revisión y enmienda al
indicar sobre la necesidad de asociarse con Rusia, al tiempo que anima al
sector empresarial privado ruso a invertir en su país.
Finalizamos
con dos señalamientos que invitan a la reflexión: 1.- Venezuela luego de recibir en los últimos 15 años más de US$ 1,5 billones, de haberse endeudado
en demasía y de haber agotado las reservas internacionales; hubo de solicitar y
obtener por intermedio del BCV un
préstamo de un banco de EEUU por US$ 1
millardo (dito) para lo cual fue necesario empeñar barras de oro que son propiedad del pueblo, 2.- El Ejecutivo Nacional mostró honda
satisfacción, al explicar que en 2015 la Misión Mercal cumplió 12 años y que
actualmente cuenta con 22.000 Centros de
Abastecimiento; hecho que induce una interrogante: con tan significativo
número de Centros y siendo el Gobierno el mayor y casi único importador de
alimentos al tiempo de reservarse cerca del 95% del total de las divisas a 6,30
bs/$, ¿cómo persiste una “guerra
alimentaria”?
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